Editorial Economía

¡Cuidado con la segunda reforma agraria comunista!

El gran problema: más de 2.2 millones de minifundistas

¡Cuidado con la segunda reforma agraria comunista!
  • 23 de agosto del 2021

Los comunistas plantean una “segunda gran reforma agraria” sin observar la data y la realidad. Motivados por animadversiones ideológicas apuntan contra las empresas agroexportadoras, pensando que con colectivizaciones se resuelve el problema del campo. Pero no es así. 

En el Perú de hoy el campo con potencial agrícola suma 7.5 millones de hectáreas. De este potencial solo son aprovechadas 4.5 millones de hectáreas. Las empresas agroexportadoras realizan sus actividades en solo 250,000 hectáreas, ¡5% del total nacional! ¿Es entonces serio creer que haciendo expropiaciones en la agroindustria se resolverá la crisis del agro? 

En vez de replicar la experiencia agroexportadora en todo el agro nacional para crecer y reducir pobreza –tal como ha sucedido en las regiones agroexportadoras– el comunismo y la izquierda pretende hacerles creer a los minifundistas que se llegará al Paraíso con expropiaciones.

En el Perú más de cuatro millones de hectáreas están conducidas por 2.2 millones de minifundistas que desarrollan una agricultura de subsistencia, porque carecen de títulos de propiedad y, por ello, no pueden firmar contratos ni desarrollar estrategias de asociatividad para crear economías de escala. En otras palabras, sin derechos de propiedad no pueden salir del minifundio de subsistencia ni menos conseguir créditos o inversión.

A esto habría que agregar que otro de los grandes problemas del minifundio es la falta de agua permanente y de calidad. Nueve proyectos hídricos (Alto Piura, Chavimochic, Pasto Grande y otros) han sido detenidos por diversas razones, sobre todo por el boicot y la oposición de las izquierdas. Se calcula que si se concretaran los nueve proyectos hídricos se agregarían 100,000 nuevas hectáreas a la agroexportación y también se solucionaría el problema del agua de los minifundistas.  

La manera como actúa la izquierda contra los proyectos hídricos es lamentable. “El agua es de Puno y aquí se queda”, decía sobre el proyecto Paltiture el ex gobernador de Puno Walter Aduviri. En Arequipa un grupo de abogados comunistas sostiene que Majes Siguas II no va hasta que el Poder Judicial resuelva las denuncias contra los funcionarios del proyecto. ¡De no creer!

Cualquier estrategia de transformación de nuestro agro debe buscar generalizar la experiencia agroexportadora del país. Por ejemplo, en La Libertad, departamento agroexportador, el empleo formal creció de 49,000 puestos de trabajo en 2015 a 109,000 en 2019. Lamentablemente, debido a los ataques a las plantas agroindustriales y la inestabilidad política, importantes empresas abandonan el país y se dirigen a Colombia y Ecuador.    

Pensar entonces en transformar el agro es formular proyectos para superar la economía de subsistencia de más de 2.2 millones de minifundistas, sobre la base de criterios de mercado. ¿Qué significa algo así? Derechos de propiedad, estrategias de asociatividad, información del Estado sobre los mercados nacionales e internacionales y crédito para capitalizar la producción.

Sobre la base de estas políticas hacia el minifundio se debe buscar generalizar el universo agroexportador a todas las zonas de la agricultura en que las grandes y medianas agroexportadoras establezcan cadenas productivas con las nuevas empresas o unidades que surjan de la asociatividad de los minifundistas. Si avanzamos en ese camino, los impresionantes logros de la agroexportación solo serán el preámbulo de la nueva prosperidad agraria.

No debemos olvidar que gracias a la agroexportación el Perú pasó de ser un mendigo agrario (que exportaba US$ 850 millones) a una potencia mundial que envía más de US$ 7,000 millones. Asimismo en dos décadas se captaron más de US$ 20,000 millones en inversión, y hoy se contrata formalmente a más de un millón de trabajadores.

Sin embargo, estaríamos ante un trágico error si se retorna a las políticas crediticias del pasado, cuando el Estado regalaba el crédito y los agricultores utilizaban el dinero para otros fines porque, en realidad, nadie estaba obligado a devolver los préstamos.

  • 23 de agosto del 2021

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