El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
Por segundo año consecutivo un cineasta mexicano gana la preciada estatuilla. Los grandes triunfadores de la reciente ceremonia de entrega del Oscar fueron el director mexicano Alejandro González Iñárritu (Ciudad de México, 1963) y su película Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia). Y por ello el evento, uno de los más importantes y con mayor difusión en todo el mundo, se convirtió en una nueva fiesta para los latinoamericanos, pues ya el año pasado otro mexicano (Alfonso Cuarón) había ganado el premio a Mejor Director. Birdman es una película difícil, esteticista (buena parte de ella parece haber sido filmada en una sola toma), que finalmente obtuvo cuatro premios Oscar: Mejor película, Mejor director, Mejor guion original y Mejor fotografía. González Iñárritu es un viejo conocido para los cinéfilos de nuestro continente pues su tercera película Amores perros (2000), con sus tramas cruzadas y su realismo extremo, es todo un hito en nuestra cinematografía: ganadora de un premio en Cannes, consagró internacionalmente a su director y a su protagonista, el mexicano Gael García Bernal. La influencia de Amores perros es evidente en muchas buenas películas latinoamericanas, como la peruana El evangelio de la carne (2013). Iñárritu llevó esta propuesta a Hollywood, en los filmes 21 gramos (2003) y Babel (2006, Premio Globo de Oro), que fueron un muy buen inicio para la etapa “internacional” de su obra. No obstante, después pareció caer en un bache creativo, del que recién ha salido con Birdman (2014). En cuanto a los otros premios importantes, los de actor y actriz principales fueron, como ya casi es costumbre, a roles de enfermos o discapacitados. Eddie Redmayne fue reconocido por su interpretación del científico Stephen Hawking, en la película La teoría del todo. Como se sabe, Hawking padece de una esclerosis que se ha ido agravando con el tiempo, hasta dejarlo casi completamente paralizado. Por su parte, Julianne Moore fue galardonada por su participación en la película Siempre Alice, en la que interpreta a una profesora universitaria a la que se le diagnostica Alzheimer, y que trata de mantener su estilo de vida (trabajo, familia y amigos) a pesar de la enfermedad. Aunque resulte obvia la preferencia hollywoodense por los dramas personales (como las enfermedades), la problemática social siempre se hace presente en la noche del Oscar. Por ejemplo, en el discurso de agradecimiento de Patricia Arquette, premio a Mejor actriz secundaria: “Ya es hora de que tengamos igualdad de salarios de una vez por todas e igualdad de derechos para las mujeres en los Estados Unidos de América”. Y Graham Moore, autor del Mejor guión adaptado, agradeció recordando los problemas que enfrentó en su adolescencia por su condición homosexual: “Cuando tenía 16 años intenté suicidarme, porque me sentía raro, porque me sentía diferente, porque sentía que no encajaba. Y ahora estoy aquí, y quiero que este momento sea para ese chico que se siente raro y diferente, y que cree que no encaja en ningún sitio… Sigue siendo raro, sigue siendo diferente hasta que sea tu turno y estés en este mismo escenario y pases el mismo mensaje”. Hasta el mismo Gonzáles Iñárritu se sumó a esta serie de agradecimientos con trasfondo social: “Quiero dedicar este premio a mis compatriotas mexicanos, aquellos que viven en México…y a los mexicanos aquí, que son parte de la última generación de inmigrantes, rezo para que los traten con la misma dignidad y respeto que los que vinieron antes y construyeron esta increíble nación de inmigrantes”, dijo al recibir el premio más importante de la noche. 24 - Feb - 2015
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