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El último intento español de reconquistar América
El 2 de mayo de 1866, hace exactamente 150 años, la Armada Española fracasó en su último intento de reconquistar sus antiguas colonias americanas. Fue en el llamado Combate del 2 de Mayo, un enfrentamiento en las aguas de Callao entre la flota española —la escuadra más formidable que había navegado las aguas del Pacífico americano—, comandada por el almirante Casto Méndez Núñez, y las fuerzas de defensa del Callao, encabezadas por el coronel José Gálvez, ministro de Guerra del entonces presidente Mariano Ignacio Prado. Tras cinco horas de bombardeos, la escuadra española se retiró derrotada de la bahía del Callao. Lamentablemente, Gálvez murió como consecuencia de una de las explosiones.
La historia de cómo se llegó a este enfrentamiento es complicada. Como se sabe, el Perú se independizó oficialmente en 1821, bajo la tutela del general José de San Martín; pero recién en 1824, en las batallas de Junín y Ayacucho, las fuerzas realistas terminaron, esta vez por el otro gran libertador, Simón Bolívar. Sin embargo recién el 4 de diciembre de 1836 el Parlamento español renunció oficialmente a todos sus derechos sobre los países de América continental, entre ellos el Perú, reconociendo su independencia. Hacia 1864, una flota de barcos españoles que recorrían el continente en misión científico diplomática recibió una queja de parte de residentes españoles en el Perú. Ese fue el pretexto para que esa escuadra española tomara las islas Chincha (cerca de Pisco), lugar al que seguirían llegando más barcos enviados por el gobierno español.
Se trató de resolver la tensa situación por la vía diplomática, pero sin buenos resultados. Mientras tanto, las amenazas de la flota española se extendían a otros países sudamericanos: Ecuador, Bolivia y Chile. Todos ellos y el Perú firmaron una alianza y le declararon la guerra a España a inicios de 1866. Los primeros ataques de los españoles fueron a ciudades de la costa chilena, Abtao y Valparaíso, defendidas exitosamente por la flota de los aliados, entre cuyas embarcaciones figuraban la corbeta peruana Unión, comandada por Miguel Grau. Pero la base de operaciones de la armada española estaba en Perú, así que decidieron hacer un gran ataque al puerto del Callao.
Así, en la mañana del 2 de mayo, la escuadra española, compuesta por siete barcos de guerra, partió de la isla de San Lorenzo, en una formación en “V”, con dirección al Callao. Al mediodía la embarcación Numancia, una de las mejor equipadas de esa época, abrió fuego con dos cañonazos. La defensa del puerto estaba a cargo de cinco barcos de guerra (entre ellos los monitores Loa y Victoria) y una serie de “baterías” (grupos de cañones) distribuidos en las zonas sur y norte del muelle. En total contábamos con 69 cañones, 56 en tierra y 13 en los barcos. Y entre quienes participaron en la defensa del Callao había un buen número de efectivos militares de los otros países de la alianza. Por su parte, los españoles contaban con un total de 252 cañones. A pesar de la desventaja, tras media hora de combate el Numancia ya había sido seriamente dañado. A la una de la tarde los españoles derribaron una de las torres de defensa, causando la muerte de 41 personas, entre ellas el propio José Gálvez.
Poco a poco los barcos españoles fueron dejando el combate debido a los daños sufridos en el bombardeo, pero también se iban silenciando las baterías peruanas. Finalmente, alrededor de las cinco de la tarde cesaron las acciones, y los españoles se retiraron derrotados hacia la parte oeste de la isla San Lorenzo, donde enterraron a sus muertos y arreglaron las averías de sus barcos. Después partirían con rumbo a Filipinas. En palabras de un marino norteamericano testigo de los hechos, “Así concluyó uno de los combates más interesantes de la historia, y sus consecuencias se sentirán en el mundo entero. La agresión europea ha sido rechazada y el republicanismo americano vindicado por la boca de los cañones”.
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