Philip Roth (1933-2018)

El martes en la noche, en un hospital de la ciudad de Nueva York, falleció el escritor norteamericano Philip Roth (Nueva Jersey, 1933), a la edad de 85 años y víctima de una insuficiencia cardiaca. La noticia conmocionó a todo el mundo literario, pues Roth, autor de casi una treintena de novelas —desde Goodbye, Columbus (1959) hasta Nemesis (2010)— que le valieron los más importantes premios, desde el Premio Pulitzer 1998 y la National Medal of Arts (que recibió en la Casa Blanca), hasta el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2012. El consenso de la crítica considera a Roth como uno de los más importantes novelistas de la segunda mitad del siglo XX, aunque nunca se le llegó a otorgar el Premio Nobel de Literatura, aunque muchas veces figuró entre los favoritos para obtenerlo.

Philip Milton Roth nació el 19 de marzo de 1933 en Newmark (Nueva Jersey), en el seno de una familia judía. Estudió en las universidades de Bucknell y de Chicago, obteniendo una maestría en Literatura Inglesa. Pronto comenzó a trabajar como profesor universitario de literatura. Y es en esa época que comienza a relacionarse con importantes escritores, como Saul Bellow. Y si bien el primer libro de Roth obtuvo el Premio National Book Award, fue recién con El lamento de Portnoy (1969) que comenzó a trascender las fronteras de su país. No obstante, su periodo creativo más importante corresponde a los años noventa, con libros como Operación Shylock (1993) y El teatro de Sabbath (1995), pero especialmente con la trilogía conformada por las novelas Pastoral americana (1997), Me casé con un comunista (1998) y La mancha humana (2000), consideradas sus obras maestras.

Los especialistas han señalado que el propósito central de esta trilogía es mostrar la “asombrosa irrealidad de la historia norteamericana de las últimas décadas" y la contradicción que allí se da entre lo público y lo privado. Y que no solo las personas más respetables y correctas tienen aspectos oscuros en su pasado, sino que hasta las personas más viles son capaces de acciones admirables. Pastoral americana, por ejemplo, nos cuenta la historia de Nathan Zuckerman (conocido alter ego literario de Roth) quien retorna —después de mucho tiempo— a la ciudad en la que vivió su infancia y juventud. Ahí se encuentra con varios compañeros de su escuela, entre ellos Seymour “el sueco” Levov, el más destacado de los jóvenes de entonces: alto y apuesto, honesto y emprendedor, además de ídolo deportivo y heredero de una próspera fábrica. Levov sigue siendo, a sus más de 60 años de edad, la mejor encarnación del viejo sueño americano; aunque Zuckerman, atento observador, descubre que tras esa imagen Levov oculta el drama de su hija Meredith, una terrorista buscada por la policía.

En La mancha humana un prestigioso profesor universitario, Coleman Silk, es acusado injustamente de racismo (a partir de un comentario trivial) y el escándalo que se genera acaba con su carrera académica y lo aleja de amigos y familiares. Silk quiere dejar un testimonio de su historia y recurre a Zuckerman para que haga un libro sobre ella, libro que terminará convirtiéndose en La mancha humana. La “mancha” mencionada es descrita en un pasaje a partir del comportamiento de un ave criada en cautiverio, entre humanos, y que no puede integrarse a un grupo de sus semejantes: “Es lo que ocurre por haber estado toda su vida con gente como nosotros. Dejamos nuestra huella, una mancha de impureza, crueldad, abuso, error".

Así, las novelas de Roth fueron no solo amplios retratos de su país y su tiempo, sino también interesantes y profundas reflexiones sobre temas como la libertad individual, los determinantes sociales, los ideales, la identidad personal y los fanatismos de cualquier tipo. Y todo ello presentado a través de amplias relatos muy bien narrados, con tramas llenas de peripecias y giros sorpresivos. Sin duda, Roth es uno de los grandes novelistas de nuestro tiempo, y que no se le llegara a otorgar el premio Nobel quedará como uno de los grandes errores de la Academia Sueca.