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Biografía de la más importante historiadora peruana
El último domingo, 6 de marzo, falleció María Rostworowski, la más importante historiadora peruana de la segunda mitad del siglo XX. Con motivo de su centenario, celebrado hace exactamente siete meses, la familia de la historiadora informó que se encontraba bastante delicada de salud, viviendo en la casa de una de sus hijas. Apenas conocido su deceso, a mitad de la tarde de ayer, comenzaron a circular por la web notas de condolencias de las más respetadas instituciones dedicadas a la investigación histórica en nuestro país, de las que ella fue una destacada integrante.
Nacida el 6 de agosto de 1915, en el balneario de Barranco, Rostworowski encabezó el grupo de intelectuales que llevó al campo de la historia el interés por la cultura andina y prehispánica que habían mostrado los escritores y artistas indigenistas de la primera mitad del siglo XX. Libros suyos como Pachacútec Inca Yupanqui, Etnia y sociedad: costa peruana prehispánica (1977), Estructuras andinas del poder: ideología religiosa y política (1983), Historia del Tahuantinsuyo (1988) y El señorío de Pachacámac (1999) son obras fundamentales de la historiografía peruana de la segunda mitad del siglo XX.
La juventud de Rostworowski fue muy accidentada. Hija de un aristócrata polaco y de una importante dama puneña (Jan Rostworowski y Rita Tovar), María abandonó nuestro país a los cinco años de edad, y desde entonces vivió en diversos países europeos, por lo que su educación la hizo no en colegios sino con institutrices en Polonia, Francia, Bélgica e Inglaterra. Ya casada, con un aristócrata europeo —el conde Zygmunt Broel-Plater (1907-1980)—, regresa al Perú y nace en ella un gran interés por investigar sobre el pasado histórico de su patria. Como no tenía certificados de estudios, no pudo ingresar a la universidad, pero asistió como alumna libre a las clases de la Universidad de San Marcos, donde tuvo como maestros a historiadores tan importantes como Luis Valcárcel, Julio C. Tello y Raúl Porras Barrenechea, con quien estableció una cordial amistad.
Fue precisamente Porras quien más la alentó y apoyó para realizar su primera investigación importante, sobre la vida del inca Pachacútec, un trabajo de casi diez años que culminó con el libro ya mencionado, que fue presentado en un importante congreso de peruanistas, en el cuatricentenario de la fundación de la Universidad de San Marcos. Fue un excelente debut “intelectual” para Rostorowski (se trataba de la primera biografía “documentada” del Inca); pero al poco tiempo María enviudó (de su segundo esposo, el empresario peruano Alejandro Diez-Canseco) y tuvo que ponerse al frente del negocio familiar (una fábrica de ladrillos), lo que la alejó por varios años de la investigación histórica. Volvería en los años setenta, como directora del Museo Nacional de Historia (1975) y con una serie de importantes trabajos sobre el pasado prehispánico de la costa central del país: Etnia y sociedad: costa peruana prehispánica (1977) y Señoríos indígenas de Lima y Canta (1978).
Los años ochenta la encuentran ya convertida en la más importante historiadora peruana, y también como una de las cabezas del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) —María estuvo entre sus fundadores, en 1964—, con el que trabajó algunos de sus libros más importantes: Estructuras andinas del poder e Historia del Tahuantinsuyo. También ha publicado diversos estudios de género, como La mujer en la época prehispánica (1986), Doña Francisca Pizarro: una ilustre mestiza (1989) y María Fernanda Alvarado (1996), entre otros. Pero además era una persona muy sencilla y amable, que gustaba de conversar con los intelectuales jóvenes. Incluso sus libros, a pesar del rigor académico de las investigaciones históricas en que se sustentan, siempre resultan lecturas agradables y amenas.
Rostorowski ha presidido la Academia Nacional de Historia y la Asociación Peruana de Etnohistoria, ha sido condecorada con la Orden El Sol del Perú (2001, en el grado de Gran Comendador), las Palmas Magisteriales (1990, en el grado de Amauta) y el Premio Sigillo D’Oro (1996, otorgado por el Centro Internacional de Etnohistoria). Sus investigaciones históricas han contado con el apoyo de las más prestigiosas fundaciones del mundo, como Wenner-Gren, Ford y Guggenheim; y su amplia y valiosa obra está constituida por más de 25 libros e innumerables artículos y ensayos, que reunió en sus Obras Completas (2005). La muerte de María Rostworowski es una lamentable pérdida para la cultura peruana.
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