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De Oklahoma al Perú. La aventura musical de Kyle Dillingham en Lima
Un instrumento enigmático que suele despertar pasiones, y en ocasiones de manera desbordante, es el violín. Quizá sea difícil llegar a definir su sonido en pocos párrafos, aunque tengamos muchos ejemplos de cómo genera en nosotros un determinado cúmulo de emociones, acciones, hechos.
Kyle Dillingham es un violinista de las llanuras del centro suroeste de Estados Unidos, y embajador musical de la University of Central Oklahoma, que estuvo de visita en Lima hace dos semanas. Interpreta música tradicional como el blue grass, el country, el folk, el góspel y el jazz; y gracias a ello ha realizado presentaciones en 36 países, tocando para muchos líderes mundiales, como el rey de Malasia y la princesa de Tailandia, entre otros.
Sus primeros discos como One Way (2004) y Behind Closed Eyes (2007) cumplen una década. Los trabajos más recientes y maduros son Broken Beyond Repair (2015) y Fear or Faith (2016). Este último pertenece a Horseshoe Road. Una banda conformada por violonchelo, guitarra y violín que interpreta blues, blue grass, country, gypsy jazz, western swing, y hasta rock.
Pero, ¿En algún momento, Dillingham tuvo contacto con nuestra música tradicional? “Honestamente, no he tenido la oportunidad de escucharla. Muchas personas me han hablado sobre el tema. Es como una explicación ciega. Lo que puedo decir es lo que imagino. Por alguna razón, esta sería muy rítmica, muy danzable. Estoy entusiasmado por aprender”, señaló para El Montonero.
Y lo hizo. En la tarde del viernes 21 de abril, un día antes que viajara de regreso. Improvisó solos en medio de las interpretaciones de valses, polkas, marinera limeña y Son de los Diablos. “Una experiencia mágica fue asistir a ‘La Catedral del Criollismo’” (http://bit.ly/2paXMBG), en Breña, un espacio donde resurgen canciones de finales del siglo XIX y principios del XX gracias a memorias de señores de siete décadas, alrededor de fotografías, discos, libros y posters de sus épocas doradas.
Parecía que Dillingham llevaba toda la vida ejecutando esas notas. Sin embargo, fue la primera vez que escuchó e interpretó música peruana entre guitarras, cajones, checo y quijada de burro. Algunos lo llamaron el “Amador Ballumbrosio de Oklahoma” y “violinista de lo criollo”, otros decían que jamás iban a olvidar esa experiencia. Los asistentes pasaron del silencio a la euforia. Penas y alegrías posaron en las palmadas para el músico de 38 años.
El violinista explicó que nuestra música le hizo recordar a todo lo que escuchaba en la granja de su abuelo en Waukomis (Oklahoma). Le recalcó a Wendor Salgado, dueño de casa y una de las primeras guitarras criollas: “Es el mismo espíritu de lo que escuché en mi niñez, en cuartos como este, con hombres de corazón como tú, que perpetúan esta música y tradición. Lo que tú estás dando no solo son acordes o melodías, sino testimonios de vida”. Mayor motivación para seguir con su filosofía musical que consiste en utilizar violines rotos pues no importa qué tan “rotos” estén; como las personas, todavía son capaces de crear “maravillas” si se lo proponen.
Dillingham es uno más de los que salvaguardan antiguas tradiciones musicales y que, al mismo tiempo, que interactúa y crea algo nuevo en este tipo de locales —a veces tranquilos, a veces agitados—, caracterizados por el sonido de instrumentos emblema y el retumbar de los decibeles, ya sea en USA como en la China. “Cuando estás tocando, hay algo realmente mágico y especial sobre la conexión que la música crea entre las personas. Es alentador”.
Otro detalle importante, fue dirigirse luego a la peña Las López, en Lince donde los festejos, huaynos, serenatas y hasta rock tuvieron solos de su violín. Al finalizar, los espectadores pedían que se nacionalizara el “cholo gringo”. De esta forma, #Perú entregó sus raíces a Oklahoma y viceversa. Todos celebraron su arte, escucharon atentos la espontaneidad de armonías, trinos, vibratos y demás peripecias de sus dedos.
En ocasiones, tapamos los oídos ante una agradable lluvia salvaje de sonidos y no nos damos la oportunidad de vivirla a plenitud, de empaparnos de esa lluvia. Kyle no domina muy bien el español, pero habló ese lenguaje universal que es la música. “El que quiere oír que oiga”.
En la siguiente entrevista para http://elmontonero.pe/, Kyle Dillingham, violinista estadounidense, señala que apuesta por la acústica tradicional en lugar del sonido electrónico, porque eso mantiene la mística del instrumento. Y está entusiasmado por aprender más sobre la música peruana.
Fotografía: Luis Cáceres Álvarez
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