Ida Vitale, Premio Cervantes 2018

La escritora uruguaya Ida Vitale, de 95 años de edad, fue galardonada ayer con el Premio Cervantes 2018, entregado anualmente por el Ministerio de Cultura de España y considerado como el Nobel de la literatura escrita en nuestro idioma. Vitale es la quinta mujer que recibe este premio, que ya lleva 43 ediciones. Según uno de los jurados, el nicaragüense Sergio Ramírez, este año se decidió premiar a la poeta uruguaya “por su lenguaje, uno de los más destacados y reconocidos de la poesía moderna en español, que es al mismo tiempo intelectual y popular, universal y personal, transparente y hondo”. Con esta elección el Cervantes rompe una larga tradición de alternancia entre autores españoles e hispanoamericanos, porque el año pasado el ganador fue precisamente Sergio Ramírez.

Nacida en Montevideo, el 2 de noviembre de 1923, Vitale pertenece a una brillante generación de escritores uruguayos, la denominada “generación de 1945”, que incluye al poeta Mario Benedetti (1920-2009), el novelista Carlos Martínez Moreno (1917-1986), la poeta Idea Vilariño (1920-2009) y el crítico Ángel Rama (1926-1986, el primer esposo de Vitale), entre otros. Una generación de jóvenes escritores formados en universidades de Montevideo y vinculados a la revista Marcha, un importante semanario político y cultural. Fue en esa publicación que Vitale, que había hecho estudios universitarios de Humanidades, comenzó a dar a conocer los poemas que después conformaría sus dos primeros libros: La luz de esta memoria (1949) y Palabra dada (1953). Pronto Vitale sería ganada por la vocación académica, y se dedicaría a la enseñanza de Literatura. Pero esa etapa de su vida se cerraría abruptamente en 1973, con la llegada de una dictadura militar a Uruguay, que mandó al exilio a casi toda la generación de 1945.

En México, Vitale pasó a formar parte de grupo de intelectuales reunidos alrededor del gran Octavio Paz y su recordada revista Vuelta, de la que fue parte del comité asesor, y posteriormente Letras Libres. Pero nunca dejó de escribir poesía, que es la gran pasión de su vida. Para entonces ya era autora de cinco libros, y publicó la primera reunión de esa obra: Fieles (1976). También incursionó en la crítica literaria y en la traducción de libros (escritos originalmente en francés e italiano) para el Fondo de Cultura Económica. Apenas caída la dictadura en Uruguay (1985), Vitale retornó a su patria, a continuar su labor dentro del periodismo cultural. Al cabo de algunos años volvió a dejar su país, esta vez para radicar en Estados Unidos, en Austin (Texas), donde permaneció varias décadas. Solo hace un par de años decidió volver a su Montevideo natal, donde reside actualmente.

Vitale ha publicado en total más de veinte poemarios, entre los que destacan Elegías en otoño (1982), Sueños de la constancia (1988), Serie del sinsonte (1992), Jardines imaginarios (1996), Un invierno equivocado (1999), Reducción del infinito (2002), Mella y criba (2010) y Poesía reunida (2017). Su obra se caracteriza por la sencillez: palabras cotidianas, versos cortos, poemas breves. Pero es además una permanente búsqueda de la síntesis y de lo esencial (se le suele calificar de “poesía esencialistas”), en la línea de sus maestros Juan Ramón Jiménez, Delmira Agustini y Gabriela Mistral. “La poesía de Vitale no deja de advertirnos que hay otro modo de usar las palabras, ajeno a la dictadura palabrera, lleno de obstáculos pero divergente de la cómoda supercarretera de la ignorancia. Por eso, quien lea sus versos, en medio de tanto ruido que anonada, acaso pueda rescatar un poco de sentido, un poco de coraje, un poco de humanidad”, ha escrito el crítico Carlos Pereda.

Entre los numerosos que Vitale ha recibido en los últimos años figuran el Premio Octavio Paz de Poesía (2009), Premio Internacional Alfonso Reyes (2014), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015), Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2016), Premio Max Jacob (2017) y, ahora, el merecido Premio Cervantes (2018).