El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
La cantante peruana Leslie Shaw empezó su carrera artística en el año 2010 con su EP “Destrozado y sin control” que llegó a ser finalista en el festival de la canción de Viña del Mar. Como se sabe, se trata del certamen más importante en Latinoamérica, en el que se han presentado artistas de la talla de Elton John, La Ley, Franz Ferdinand y Gustavo Cerati. Nueve años después, la hoy actriz e influencer sigue haciendo música, pero ahora urbana. Hace unos días Shaw encendió las redes al decir que el rock ya pasó de moda, y que hoy el género urbano está en todas partes del mundo.
Lo que no muchos saben es que una frase similar y aún más directa la dijo Gene Simmons (del grupo Kiss) cinco años tras, dando por muerto al rock; pero culpando a la piratería y a Internet por haberlo hecho. Añadió también el hecho de que ya nadie pagará tus “10,000 horas de trabajo”. Y tal como él, muchos rockeros empezaron a especular si efectivamente el rock está muerto.
Si damos una vuelta, del pasado hasta el día de hoy, podemos hacer una comparación. En los años cincuenta los artistas considerados de “talla global” y “de culto” eran Frank Sinatra y Dean Martin. La música que arruinaba a la juventud con sus letras y bailes “antiestéticos” era la compuesta por Elvis Presley y Chuck Berry. ¿Raro, no? Avanzando 30 años más adelante, Phil Collins, U2 y Lionel Ritchie eran los pesos pesados —sin dejar de lado a Michael Jackson y Madonna—, mientras las bandas metaleras —Motley Crue, Poison, Def Leppard, Metallica, Twisted Sister, Iron Maiden o Quiet Riot— fueron acusadas, no una sino cien veces, de satanismo y de ser rock “barato”, cuando su música era la que más disfrutaban los jóvenes. Hoy se añora y se mata por las bandas antes mencionadas, pero se dejan de lado a las de esta época: Nickelback, Limp Bizkit, The Strokes, Tame Impala, Arctic Monkeys y Disturbed.
El punto al que quiero llegar es que un género musical siempre tiene variaciones a lo largo de la historia, y sus actores tienen la obligación de crear cosas nuevas al momento de componer y producir sus temas, junto con nuevas maneras de transmitir y promocionar su material. Así lo hizo el rock hasta inicios de la primera década de este siglo. Si tomamos algunos ejemplos de artistas que suenan hoy en día y no son reggaetón, vemos que tampoco son rock en su totalidad: Jack Johnson, John Mayer, Mon Laferte o Bomba Estereo. Sería anacrónico que una banda quisiera hacer lo mismo que hicieron los Beatles en los años sesenta, o que saliera un conjunto con el mismo estilo de Guns N’Roses.
Pero un grupo en el siglo XXI tiene un dilema adicional: si hace lo mismo que una banda de los ochenta o noventa, en pleno 2019, se les tilda de imitadores sin talento; y si hacen algo nuevo, más en sintonía con la actualidad, terminarán calificados como “vendidos a lo comercial”. Este último caso ha ocurrido con las críticas de algunos cibernautas a Tourista por su tema “Venganza”.
Cito a Jorge Drexler cuando dice que “nada de pierde, todo se transforma”. Y el rock debe hacer eso, transformarse si quiere volver a tener el protagonismo que tuvo en décadas pasadas. Y los fans deben seguir investigando, aprovechando lo que tenemos hoy en día y dejar de vivir de los recuerdos del pasado. ¿El rock está muerto? La respuesta a esta pregunta inevitablemente es subjetiva. Podríamos consultar a todos los actores que conforman la industria musical, y no se pondrían de acuerdo. Pero es obvio que, poco a poco, el rock da señales de estar muriendo. Y la responsabilidad la tienen tanto los fans como algunos especialistas, por seguir alabando a los ídolos de hace 30 años sin ver lo actual, lo que se produce musicalmente hoy en día.
COMENTARIOS