Luis Enrique Cam
Ya, así nomás
La cultura de la improvisación, el engaño y la criollada
Se dice que la cultura es como el aire que respiramos: omnipresente y esencial. También se afirma que la cultura es todo aquello de lo que se puede contar con una historia. Por eso, escuchamos expresiones como “esa persona tiene cultura” para describir a alguien con amplio conocimiento en diversos temas. Otros, con razón, consideran que la cultura es un derecho humano.
En su sentido más amplio, “cultura” alude al conjunto de ideas y valores compartidos por los integrantes de un grupo o institución, los cuales se manifiestan en su manera de enfrentar la vida. En fin, “cultura” tiene tantos significados que difícilmente todos estaríamos de acuerdo en uno solo. Sin embargo, en estas líneas quiero centrarme en la idea de cultura como el conjunto de pensamientos que orienta nuestras acciones.
En el Perú —y lo digo con pesar—, se ha expandido la cultura del “ya, así nomás”, una frase que resume una mentalidad mediocre: la de dejar las cosas a medio hacer, ignorar los derechos de los demás y recurrir a la improvisación, el engaño y la criollada. Esta actitud ha permeado todos los niveles sociales, y con la mano en el pecho, creo que nadie puede tirar la primera piedra.
El "ya, así nomás" es el lastre que arrastramos como sociedad. ¿Cuándo comenzó? Difícil de precisar, sobre todo al reconocer la excelencia en la textilería, orfebrería y cerámica de nuestros antepasados precolombinos, o las majestuosas iglesias y obras de arte del virreinato. ¿Habrá sido con el inicio de la República? Sea como fuere, urge desterrar esta mentalidad y abrazar una cultura de excelencia, de esfuerzo y de compromiso. Este cambio empieza en casa, enseñando a los más pequeños a concluir lo que empiezan, a ser puntuales y a respetar a los demás. Bien dice el refrán que fray “buen ejemplo” es el mejor predicador.
Ejemplos de excelencia que contradicen el “ya, así nomás” abundan felizmente: la reciente medalla olímpica de Stefano Peschiera en París 2024, la iniciativa “Sinfonía por el Perú” del tenor Juan Diego Flórez, que transforma vidas de cientos de niños a través de la música, o los premiados restaurantes de Virgilio Martínez, prueba de que el trabajo serio y profesional genera resultados notables y de gran impacto social.
Cuando llegas puntual a una reunión, entregas un trabajo universitario original (sin plagio), respetas tu horario laboral, evitas que tu mascota orine en la pared del vecino o no bloqueas una rampa para personas con discapacidad al estacionar, estás contribuyendo a una sociedad que avanza hacia la excelencia y el respeto. Erradicar la “cultura del ‘ya, así nomás’” depende de cada uno de nosotros.
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