Raúl Mendoza Cánepa
Vacar con dos pies
Sobre la posible “cojera” de la moción de vacancia presidencial en el Congreso

Federico Salazar sostiene que la moción de vacancia presidencial por incapacidad moral de Pedro Castillo cojea. Discrepo, más allá de que es cierto que siempre se debe ser puntilloso y perfeccionista en la documentación del fundamento. En lo propio, sirve decir que un proceso político difiere de uno penal en su naturaleza. Quien comete un delito es juzgado con pruebas plenas. La vacancia por incapacidad moral es la sanción por discernimiento razonable de comportamientos que transgreden la dignidad presidencial. Se resuelve por una cadena de indicios. Martín Vizcarra fue vacado por faltar a la verdad reiteradamente sobre actos de corrupción previos, pero ¿fue sentenciado por un juez? Para quien no sepa, son dos vías que no se tocan. Decía Vizcarra en su defensa: "Son hechos falsos, no corroborados, recién está empezando un proceso de investigación". Sí, pero igual se votó y no fue un golpe de Estado, fue un procedimiento constitucional.
La moción se acompaña de fundamentos de hecho y de derecho, sobre los cuales se razona. Discernir es distinguir y relacionar una serie de eventos para llegar a una conclusión, que en este caso es una aproximación jurídicamente válida. Se equivoca Federico Salazar cuando desestima que la peligrosidad para la democracia no sea un criterio de vacancia. Debemos remitirnos a la sinuosidad del gobernante en torno a una asamblea constituyente. Decir y desdecirse es algo más que un cambio de opinión. Amenazar el íntegro de la norma fundamental es, por cierto, antidemocrático. La moral se evalúa también por el respeto a la libertad. ¿Ha leído en el ideario de PL lo relativo a la ley que regula los medios de comunicación? “El socialismo no aboga por la libertad de prensa, sino por la prensa comprometida con la educación y la cohesión de su pueblo”. Si le sirve: “Fidel manifestó: ‘El problema no es que mientan, el problema es cómo nosotros decimos las verdades’”. Fidel Castro no es un buen referente cuando hablamos de libertad de expresión, salvo Granma todo es ilusión. El ideario del partido oficialista vincula ese cambio a una nueva Constitución, una con la que se comprometió Castillo en el contexto de un inflexible proyecto revolucionario que rompe con todo, incluyendo (he de suponer) las “pelotudeces democráticas” de la alternancia y la diversidad. En su discurso inicial, la asamblea constituyente fue un tema esencial del presidente y conjuga con lo anterior. Importa poco que Hernando de Soto siga jugando a ser Neville Chamberlain y crea que cuando se le ocurre domina las decisiones de Castillo, que simula seguirle el juego.
¿Lo dicho por Karelim López tiene relevancia? ¿Hace falta más elementos? ¿Quién puede decir que un pedido de vacancia está mal sustentado? La Constitución no precisa los detalles de la validez de fondo de los actuados del proceso, solo precisa el número de votos. Pareciera favorable, pero por lo mismo, Somos Perú y un puñado de la bancada AP podrían sabotear la vacancia. Vizcarra y Salaverry, los niños malos de AP y tantos nombres se vienen a la mente como lo más agrio de la política criolla.
Una pena, el doctor Frankenstein construyó un monstruo que se le fue de las manos. Dos personajes decentes y demócratas, Fernando Belaunde y Alberto Andrade, partieron a la eternidad sin saber que sus partidos darían cabida a oportunistas que, por desgracia, llegaron luego o escalaron posiciones. Ahora entiendo por qué Vargas Llosa prefirió cerrar el Movimiento Libertad. Vaya a ser que hoy taimados y bribones hicieran de su casa un albañal.
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