Carlos Delfin
Sociedad productiva. ¿Por donde ir?
Medidas de largo plazo con efectos en sectores no productivos
Hoy en día vemos cómo muchos líderes de diferentes países comparten una visión de un mundo sin diferencias o brechas. Esto es alimentado por las diferencias socioeconómicas que existen, que impiden que las aspiraciones de las personas sean satisfechas. Por otra parte, hay muchas personas con aspiraciones, pero no necesariamente los ciudadanos consideran que deban hacer el mismo esfuerzo/trabajo para obtenerlas, y se generan brechas productivas que alguien tiene que pagar. Estos anhelos no satisfechos originan problemas sociales, más aún cuando las personas observan que otros sí logran alcanzar metas económicas en sus vidas. Y la carencia se ve como algo injusto, producto de una sociedad despiadada, sin ver si la persona hizo lo suficiente para obtenerlo.
Los gobernantes, ante la disyuntiva de volver a un país más productivo o reducir las brechas sociales, suelen ir por lo segundo, para evitar problemas que impidan el funcionamiento del Estado, trasladando al sector productivo estos costos. Las brechas sociales se pueden reducir en corto plazo. Cuando se entrega dinero o subvenciones que no ayudan a volver más productivo a un país, más bien se ocasiona que los sectores productivos muden a otros países donde puedan crecer. Apostar por un país más productivo, implica medidas de largo plazo con efectos sociales en sectores no productivos.
Mientras que vamos por el camino de reformas tímidas en la productividad de un país, otros países van más rápido y originan problemas en los países que se demoran. Una ventaja que tiene el Perú es que estas diferencias de competitividad se atenúan en parte porque tenemos materias primas. Sin embargo, si estas materias primas se ven castigadas por paralizaciones, impuestos o falta de infraestructura, entonces caemos en desventaja competitiva.
Se habla mucho de que la educación es la solución de todos los problemas, pero deberíamos preguntarnos ¿qué educación brindar?, ¿más cursos técnicos o formar al ciudadano? ¿cómo formar al ciudadano? Todas estas preguntas implica una reflexión más profunda.
Hoy en el Perú, tenemos una realidad en la que hay un segmento de la población que siempre justifica su no cumplimiento de compromisos o metas. Siempre hay un tercero que es el culpable de las cosas que le pasan, y también hay la falta de responsabilidad de su propia vida. Esta visión de la vida lastra el desarrollo de un país. Y si esto sigue por años, alimentado por el Estado (que no forma a sus ciudadanos en tomar consciencia y responsabilidad de sus vidas), entonces para que ocurra el gran cambio esperaremos mucho tiempo, con más posibilidades de ganarse antes la lotería.
Este tema, en teoría, viene de los padres, pero en la práctica no ocurre así. La falta de productividad de los ciudadanos implica que tengan que trabajar largas horas y le resta tiempo para formar a sus hijos. Esto asumiendo el escenario positivo de que los padres formen en eso. Acaso no escuchamos muchas historias de sobreprotección a los hijos, y no formar a partir del manejo efectivo de la frustración, carencias, responsabilidad, etc. Más aún, ahora se busca que los niños no vivan situaciones de estrés ni de valoración numérica de su esfuerzo, ocasionando, sin una formación trascendental, una apatía y flojera en rendir mejor en lo que hacemos. La trascendencia del trabajo implica que vamos a satisfacer las necesidades de la sociedad, y mi mejor esfuerzo no lo hago solamente para ganar más dinero, sino para que la empresa donde labore sea mejor, y esto beneficie al país.
Si se ve este problema, la educación debe generar ciudadanos responsables, disciplinados y trascendentes. Esto se puede lograr con tutores que supervisen a los profesores, y que cada oportunidad en el colegio sea aprovechada para formar. Y debe ir de la mano con el ejemplo de los profesores. Tal vez esta titánica tarea implique que el Estado invierta en una educación tipo internado o largas horas en el colegio para que este proceso cuaje.
La pregunta es si los políticos están dispuestos a invertir en algo que no les va a redituar en el corto plazo, y si la ciudadanía va a valorarlo. Una vez que se haya mejorado la formación no técnica, la formación técnica va originar una sociedad de realidades, en vez de potencialidades.
Carlos Delfín Altamirano
MBA PAD Universidad de Piura
Licenciado en Administración, Finanzas y Contabilidad en la UPC
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