Martín Taype
Rezagados en progreso social
Según la organización Social Progress Imperative

Nos encontramos en un entorno incierto y cambiante en el ámbito económico y geopolítico, y golpeado fuertemente por la pandemia del Coronavirus Covid-19, y que se ha agudizado por la propagación masiva de la variante ómicron. Por eso las naciones deben adaptarse a los cambios, pero para hacerlo exitosamente deben contar con una gestión gubernamental que se preocupe por el crecimiento económico y también por el progreso social.
El Social Progress Imperative publicó recientemente la versión 2021 del Índice de Progreso Social (IPS), un instrumento que, por octavo año consecutivo, mide de manera sistemática los aspectos no económicos del desempeño social en los países. Además, captura resultados alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible a través de tres dimensiones: (i) Necesidades humanas básicas, (ii) Fundamentos de bienestar y (iii) Oportunidades. Los resultados del IPS 2021 muestran que el Perú ocupa la posición 61 entre 139 países, con un puntaje de 73.61, según fue publicado en el Semanario 1099 de Comex Perú, publicado el pasado 26 de noviembre en su página web www.comexperu.org.pe.
En la citada publicación en términos del ranking, según pilares, el Perú alcanzó el puesto 88 en Necesidades humanas básicas, con 81.32 puntos; el puesto 55 en Fundamentos del bienestar, con 76.2 puntos; y el puesto 57 en Oportunidades, con 63.31 puntos. En comparación con el año anterior, el país ha retrocedido en 47 puntos básicos (pb) principalmente por los resultados del pilar Fundamentos de bienestar (-63 pb, a comparación de 2020). Esto se ha dado por las deficiencias en los componentes Acceso de información y comunicaciones (el cual incluye la transformación digital de los servicios del Gobierno) y Acceso a conocimientos básicos (que incluye equidad de acceso a la educación y participación de mujeres en el acceso a educación).
Las amplias desigualdades en la competitividad económica entre las regiones son causas, y a la vez síntomas, de que en ciertas regiones persistan elevados índices de pobreza, bajos niveles de acceso a servicios básicos y servicios educativos de baja calidad. Esto se viene arrastrando desde hace muchas décadas.
En base al citado reporte podemos concluir que hay mucho por hacer. Los rezagos en temas de progreso social no siempre son generalizados y las problemáticas o carencias que existen en el país se focalizan en las regiones menos atendidas por los gobiernos de turno. Por esto, el foco en la competitividad económica y la productividad debe verse reflejado en mejoras sociales dirigidas a resolver las necesidades de cada región. Debido a que el efecto real de la pandemia se tradujo en un aumento de las brechas ya existentes en variables determinantes del progreso social. Cabe señalar que las actuales políticas sociales por sí solas, son insuficientes para seguir reduciendo la pobreza en nuestro país de manera relevante. Una situación que se agrava si en los programas sociales existen casos de corrupción y negligencia, como los denunciados en diversos medios de comunicación en varias oportunidades en las últimas décadas.
En principio, un programa social es útil por un corto y mediano plazo, solo si realmente llega a quienes lo necesitan, con eficiencia y eficacia tanto en oportunidad, calidad como en cantidad, para aliviar las apremiantes necesidades de los pobres. Pero dejando en claro que la verdadera lucha contra la pobreza en el largo plazo es la generación de riqueza en un país. Lo cual se traducirá en progreso social si dicha generación de riqueza es bien administrada y distribuida.
Lamentablemente en nuestro país el crecimiento económico de las últimas décadas no se ha traducido en desarrollo económico y, por el contrario, ha agudizado las brechas sociales. Es uno de los motivos por los cuales la actual pandemia nos ha despedazado. Finalmente, el Gobierno debería tomar acciones reactivas y no proactivas para contener la rápida expansión de la variante ómicron y no esperanzarse básicamente en la vacunación, fortaleciendo la infraestructura sanitaria, los protocolos de bioseguridad y el trabajo remoto, entre otros. ¡No condenemos a nuestro país a estar rezagados en progreso social!
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