Neptalí Carpio

¿Reventar o reformar nuestro sistema tributario?

¿Reventar o reformar nuestro sistema tributario?
Neptalí Carpio
12 de febrero del 2016

Contrato Social y régimen impositivo

El problema de origen que tiene nuestro sistema tributario es que surgió de una situación de emergencia a inicios de la década del 1990, luego de la hiperinflación del primer gobierno alanista y en plena guerra contra Sendero Luminoso. En el fondo fue un sistema impositivo compulsivo necesario para reconstruir el Estado y para reinventar la capacidad redistributiva del Estado. Ese sistema ya no da más y es una de las causas de la informalidad, una de las más altas del mundo  y de la creciente consolidación de una economía delictiva. 

Es difícil sostener un contrato social estable en el Perú con este régimen impositivo. No solo porque para realizar una nueva reforma tributaria se tiene que sentar las bases para combatir la alta evasión, morosidad, elusión y otras formas. Sino porque si aspiramos a tener policías con un status económico semejante a los carabineros chilenos, tan igual que médicos, maestros, jueces y empleados públicos bien remunerados y paralelamente crear meritocracia en los servidores públicos, nuestra recaudación tiene que sobrepasar el  promedio latinoamericano del 21.3% sobre el PBI que se logró el año 2013. Somos superados por Brasil, Uruguay, Argentina, Costa Rica que tienen estándares de recaudación más altos por encima del 20% de presión tributaria. Brasil y Argentina tienen una presión tributaria del 35% y 31%, respectivamente. Y estamos muy lejos del promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a la que pretendemos integrarnos pero cuya presión tributaria en promedio es del 34.1%. 

Es insostenible la situación por la que un empresario al ingresar a la formalidad tiene que destinar a impuestos y tasas entre el 40% al 60% de sus rentas anuales. Eso explica porque más del 65% prefiere estar en la informalidad. No puede prolongarse una situación donde del 100% del Impuesto a la Renta de Tercera Categoría, el 56% provengan solo de 249 empresas, mientras el 97.32% de medianos y pequeños empresarios que solo aportan el 11.1% de recaudación (805 millones de soles) por este concepto, mientras que los contribuyentes independientes de Impuesto a la Renta de Quinta Categoría aportan tres veces más que aquellos empresarios, es decir 2,500 millones de soles. Un sistema completamente asimétrico e injusto.

El Estado pierde anualmente cerca de 8,000 mil millones de soles por la mala utilización de las exoneraciones tributarias, situación que de corregirse podría elevar la presión tributaria en 1.5% según cálculos del propio MEF.  Una de las paradojas de este sistema es que ha concentrado en una minoría la mayor cantidad de contribución y ha provocado que una gran mayoría nacional no tribute. En la parte más baja del Estado, municipalidades situadas en espacios urbanos no pueden lidiar con el 80% de morosidad en promedio para el pago del Impuesto Predial y arbitrios. Todo ello pese a que todos los analistas coinciden en apreciar el surgimiento de una clase media que bordea el 37% de la población total.

Uno de los temas centrales del debate entre candidatos debe ser el de la necesaria reforma tributaria, encaminada a disminuir drásticamente la informalidad y aunque parezca contradictorio también elevar la recaudación por encima del promedio latinoamericano. Ese debate debería responder los siguientes retos: 1) La redistribución de la carga tributaria y la ampliación de la base imponible.  2) Cambios en la regulación sobre la facultad de fiscalización y los procedimientos de la entidad tributaria para evitar abusos. 3) ¿Cómo generar mayores incentivos para que las mypes ingresen a la formalidad? 4) La anulación de las exoneraciones tributarias. 5) ¿Hasta qué niveles bajar el IGV y el Impuesto a la Renta? 5) La reforma de los regímenes especiales como el Régimen Único Simplificado (RUS) y del Régimen Especial de Impuesto a la Renta (RER). 6) ¿Cuál debería ser el alcance de una reorganización de la SUNAT?

Frente a este desafío de gran creatividad y búsqueda de consensos son inútiles frases demagógicas como las de Alan García de tildar de “sanguijuela” a la SUNAT o del candidato “Nano” Guerra que ha llamado a “reventar” al ente recaudador, sin exponer ninguna propuesta seria.                

Por: Neptalí Carpio

 
Neptalí Carpio
12 de febrero del 2016

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