Cesar Gutierrez
¿Responsabilidad y cambio en el sector Economía?
Decisión política que amerita resaltarse entre todos los desaciertos
En un clima político crispado, que se mueve entre la vacancia y la acusación constitucional a Pedro Castillo, este último ha apostado por una mayor influencia en el Gobierno de Vladimir Cerrón, secretario general de Perú Libre, partido que lo llevó a la Presidencia de la República. En simultáneo ha echado del manejo del poder a los partidarios de Verónika Mendoza y Marco Arana, que ocupaban diversas carteras ministeriales.
La decisión ha sido fustigada desde las antípodas del pensamiento político, que han coincidido en las severas críticas a la designación de Hernán Condori en el Ministerio de Salud (Minsa), de Carlos Palacios en Energía y Minas (Minem) y de Ángel Ildefonso, en Justicia (Minjus), principalmente. Todos ellos de innegable procedencia del “cerronismo”. En una frase corta, la crítica es porque “no dan la talla” para el cargo. Corresponderá al beligerante premier Aníbal Torres, coordinar en las alturas del Gobierno para darle una salida al tema, antes de su presentación ante el Congreso para el voto de investidura.
Sin embargo, no se ha dicho nada sobre la posición tomada en el sector Economía y Finanzas, donde ya se tiene un directorio del Banco Central de Reserva con profesionales idóneos, capitaneados por Julio Velarde, que goza de prestigio internacional. También se tiene una superintendenta de Banca y Seguros, Socorro Heysen, a la que el sistema financiero guarda respeto como gestora. A esto se ha sumado la designación de Oscar Graham en la cartera del jirón Junín, y a la decisión de este, respaldada por Pedro Castillo, de nombrar a Beatriz Sotelo, como viceministra de Hacienda. En este sentido no se puede esperar exabruptos en esta importante área de manejo gubernamental
Lo que tenemos es una cesión presidencial en el ámbito económico, con persistencia de desorden en los otros sectores. Vale la pena reflexionar si estamos en un momento para forzar la salida de Pedro Castillo, ya sea por vacancia o acusación constitucional.
La izquierda capitalina, llamada caviar y la provinciana, más radical, le han declarado la guerra a Castillo y apuestan por una salida acelerada, la interrogante es ¿la derecha puede sumarse a esta cruzada? Pienso que no, los promotores apuntan a la segunda temporada del “vizcarrato”, ejercida por Dina Boluarte y el copamiento de la administración pública con sus adeptos; es decir, continuar gobernando sin ganar elecciones.
La derecha tiene como meta un Gobierno de transición conducido por la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva. De ocurrir, ¿hay el suficiente apoyo parlamentario y ciudadano para su permanencia? Estoy convencido de que sería la versión 2.0 de Manuel Merino, que ni en su partido contó con respaldo unánime.
La fracasada marcha izquierdista del pasado día 5 de los corrientes no debe llevarnos a engaños, los promotores no pusieron el ímpetu debido porque aún tenían esperanzas de ser convocados al gabinete, más aún cuando el exministro de la era PPK, Jorge Nieto, fue llamado a conversar. Pienso que aún tienen la masa crítica, barras bravas incluidas, para repetir la algarada que le hicieron a Manuel Merino.
Reflexión en los pasos a dar: no veo votos suficientes para enviar al Presidente fuera de Palacio de Gobierno, sumarse a la izquierda sería un gran error, los entusiastas adherentes empresariales del hashtag “De a pie” espero que hayan aprendido la lección, con lo que estamos viviendo hoy. Todavía está pendiente ganar más espacio de legitimidad para asumir un gobierno, así como propuestas de blindaje institucional y medidas promotoras de empleo que deben ser trabajadas en el Congreso. La ciudadanía lo reconocerá.
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