Guillermo Vidalón
Respetar la Constitución
Para recuperar el equilibrio de poderes

La clase política se ha encargado de desprestigiar esta actividad al extremo de que los mejores ciudadanos se abstienen de entrar en este terreno, muchas veces farragoso, porque temen poner en tela de juicio su bien ganado prestigio personal y profesional. Sin embargo, la abstención ha abierto las puertas de la política a muchos inescrupulosos que solo buscan servirse de esta en función al poder que se les confiere. ¿Es democrático impedir su acceso al poder? No. ¿Es conveniente que ocupen un lugar en alguno de los poderes del Estado? Tampoco. Entonces, ¿cuál es la solución?
Las democracias se fortalecen con la voluntaria participación de sus ciudadanos, cosa que en el Perú aún es impuesta bajo sanción económica o mediante el establecimiento de restricciones para el empleo de su Documento Nacional de Identidad. Si la clase política tiene que convencer, persuadir a su favor a un mayor número de electores, a esta no le interesará lo elevado del debate político ni el intercambio de propuestas para que lograr una síntesis adecuada en favor del conjunto. En este escenario priman los mecanismos de persuasión, las estrategias de propaganda, emotividad antes que raciocinio; en consecuencia, pronta desafección de la ciudadanía con quien en determinada circunstancia mereció su respaldo. Subsecuentemente, se generan las condiciones para propiciar una nueva crisis del sistema político.
¿Cuál ha sido la estrategia empleada por quien ve mermado su respaldo ciudadano? Proyectar sus errores en el otro. El opositor es el causante de todos los males, se le investigará hasta dar a conocer aquello que de seguro cometió y que ocultaba bajo la alfombra. Empero, cuando se descubre la viga en el ojo propio, el silenciamiento resulta ser la actuación de quien ejerce la política con las mismas armas de su oponente.
Hay que cambiar, sí. Hay que convocar a los más preparados y honestos para la administración de la cosa pública también, pero además, deberán saber navegar en aguas nada calmas. El próximo 26 de enero tendremos la oportunidad de elegir a los futuros parlamentarios, quienes revisarán las normas que el Poder Ejecutivo alcanzó a la comisión permanente desde que el Gobierno decidió “la disolución fáctica” del Congreso. Asimismo, deberán continuar ejerciendo sus cargos hasta el 27 de julio de 2021. Lo anterior será el mecanismo que se empleará para recuperar la división de poderes, propia de toda democracia. Lo que no podrán hacer quienes resulten electos es pretender convertirse en Asamblea Constituyente para modificar lo establecido en la Carta Magna vigente. Si se pretendiese algo similar, las puertas del autoritarismo y la continuidad del sistema democrático de gobierno estaría en grave riesgo.
Por lo expuesto, es necesario que el ciudadano se informe convenientemente para: a) recuperar el equilibrio y el balance de poderes, b) elegir a quienes expresen públicamente su compromiso con la actual constitución del estado, pretender que un Congreso electo para completar el período del mandato del anterior asuma la responsabilidad de cualquier cambio de la ley de leyes representará un gran desatino, c) contar con parlamentarios que no respalden conductas autoritarias, pero sí que cumplan y demanden el cumplimiento de las leyes, en particular, la constitución.
COMENTARIOS