Guillermo Vidalón
Recuperar el crecimiento / cuidar la salud
Hay que reactivar la inversión de los sectores productivos más seguros

El cuidado de la salud de miles de ciudadanos infectados por el coronavirus depende, en gran medida de la disponibilidad de recursos fiscales, así como de una gerencia adecuada que elabore una estrategia en función al objetivo. Pretender establecer una disyuntiva entre crecimiento y salud es errado, porque uno depende del otro. Detener la economía por tiempo indefinido no garantiza que la enfermedad del coronavirus se vaya a contener; al menos a la fecha, las cifras expresan todo lo contrario. Población empobrecida y propagación del virus de manera galopante. ¿Qué hacer? Romper el círculo vicioso y conjugar la reactivación de la actividad económica con los patrones de distanciamiento social.
Lograr lo mencionado anteriormente desde la informalidad es ciertamente difícil, más aún si algunas de las medidas han incentivado la aglomeración de personas y convertido los centros de abasto en los principales centros de contagio. A quienes carecen de suministro de agua en sus domicilios hay que proveerlos de alimentos cocinados; y a quienes disponen de este servicio, de canastas alimenticias. Además se debe elaborar un padrón más ajustado a la realidad de la población vulnerable.
Por el lado de la producción, hay que reactivar la inversión de los sectores productivos más seguros, con mayor disciplina social y con mejores posibilidades de garantizar el distanciamiento social y el pumplimiento de los protocolos de sanidad que garanticen la salud de su recurso humano. En ese sentido, dentro del sector minero encontramos ejemplos exitosos, como el caso de la productora de cobre Southern Peru, que opera las minas Toquepala (en Tacna) y Cuajone (en Moquegua), además de una fundición, refinería y puerto en la provincia de Ilo, ¿Cuántos contagiados registra a la fecha? Ninguno dentro de sus instalaciones. Aquel que contrajo la enfermedad lo hizo fuera de estas y, afortunadamente, ya la superó.
Esta experiencia de prevención y cuidado de la salud debe ser replicada. Se ha constituido en la mejor carta de presentación que tiene dicha empresa ante las autoridades correspondientes para que se le respalde en el inicio de la construcción de sus proyectos mineros. El más avanzado de ellos es Tía María, una inversión de US$ 1,400 millones que se estima generará aproximadamente 9,000 puestos de trabajo –entre directos e indirectos– durante su construcción, que abarcará un período de dos años.
Cada uno de los 9,000 puestos de trabajo en el sector minero impactan favorablemente sobre otras siete personas; es decir 63,000 peruanos recibirán un ingreso que, ante el empobrecimiento general ocasionado por el Covid-19, resulta relevante. Que haya supervisión ambiental, monitoreo, etc.; son prácticas comunes en la industria minera. Que algunos expresen una posición discrepante es un reto para quien asume responsabilidad de gobierno, y su compromiso debe ser actuar con visión de estadista.
El Perú es el segundo mayor productor de cobre del mundo, después de Chile. Al mismo tiempo, es el de mayor eficiencia operativa por libra de cobre producida. Esta fortaleza es la que debemos aprovechar cuanto antes, porque la pandemia afectará los mercados y va a consolidar a los más eficientes. La única manera de lograr un mejor posicionamiento, que redunde positivamente en el bienestar de más familias, es incrementar la productividad de nuestro recurso humano y la producción de las empresas que operan en el país.
En concordancia con lo expresado, el sector minero, que es de los primeros en hacerse presente para colaborar ante la pandemia, solicita seguridad y respaldo de las autoridades para invertir, generar puestos de trabajo y reactivar prontamente la economía. Así el Estado contará con los recursos suficientes que demanda la atención de miles de ciudadanos que, lamentablemente, están siendo abatidos por el Covid-19 en las puertas de los hospitales y centros de salud.
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