Renatto Bautista

Reflexionando sobre el libro “Revolución y Contra-Revolución

Por qué sigue siendo una lectura necesaria para el católico coherente

Reflexionando sobre  el libro “Revolución y Contra-Revolución
Renatto Bautista
21 de abril del 2025


Hace poco más de un mes terminé de leer
Revolución y Contra-Revolución, obra del escritor y político brasileño Plinio Corrêa de Oliveira (1908–1995). Aunque fue publicada en 1959, más de seis décadas atrás, sigue siendo una lectura obligatoria para cualquier católico coherente con su fe. El libro permite identificar con claridad a los enemigos de la religión católica.

¿Por qué sigue siendo vigente hoy? Lamentablemente, la Iglesia Católica, como institución, ha sido golpeada por tendencias que la han desviado hacia una izquierda de inspiración marxista, como es el caso de la Teología de la Liberación. Aunque esta corriente haya surgido de un sacerdote peruano de la orden dominica, no deja de representar un cuestionamiento directo tanto a la autoridad como al orden.

Vale recordar que Su Santidad Juan Pablo II, durante su visita a Nicaragua el 4 de marzo de 1983, reprendió públicamente al sacerdote Ernesto Cardenal —entonces ministro del gobierno sandinista de Daniel Ortega— por su apoyo a la Teología de la Liberación y por formar parte de un régimen de ultraizquierda nacido por la vía armada. Hoy, en 2025, nadie con un mínimo de lucidez puede negar la deriva dictatorial del régimen de Ortega y su esposa en Nicaragua.

¿Puede algún católico coherente negar que el actual Papa muestra una clara inclinación hacia la izquierda? ¿Cuándo ha condenado públicamente a dictadores como Díaz-Canel y Maduro, responsables de regímenes represivos en países de mayoría católica como Cuba y Venezuela? ¿Qué espera para excomulgarlos por la persecución activa contra sacerdotes y obispos católicos? Claramente, no lo hará.

Volviendo al libro de Corrêa de Oliveira, no citaré fragmentos específicos porque prefiero invitar a que lo lean completo. Pero puedo ofrecer un hilo conductor que ayuda a entender la obra.

El autor plantea que el protestantismo —lo que él llama la "falsa reforma"— surgió con el rebelde Martín Lutero, quien desafió la autoridad de la Iglesia Católica y del emperador Carlos V. Este acto de rebeldía sembró las bases para el cuestionamiento general al poder político, lo que más adelante derivó en la Revolución Francesa. Esta, a su vez, fue precursora del socialismo marxista, al promover una ruptura con el orden político y moral tradicional.

Sin saberlo del todo, ya intuía esa relación desde mis años en un colegio franciscano: las ideas del periodo jacobino de la Revolución Francesa tienen vínculos ideológicos con Marx, Engels y Lenin. Este último las llevó a la práctica instaurando una dictadura totalitaria en la Rusia soviética.

Alguien podría, erróneamente, decir que Corrêa de Oliveira no cuestiona al nazismo. Pero sí lo hace, y con claridad. El autor recuerda que el nacionalsocialismo también sostiene principios contrarios a la fe católica. Así, critica por igual tanto al nazismo como al socialismo marxista, al considerarlos ideologías opuestas al mensaje de Cristo.

Uno de los primeros cuestionamientos de Corrêa de Oliveira al protestantismo —la llamada falsa reforma— es el tema de la moral. Critica que se haya abolido el celibato sacerdotal, lo que él define como el "triunfo del sensualismo". Para él, y también para mí, un sacerdote debe consagrarse por completo al servicio de Cristo. El matrimonio de pastores protestantes, junto con la permisividad del divorcio, son signos de cómo el sensualismo ha desplazado el compromiso espiritual.

Casos como el de hombres divorciados, que estuvieron casados por la Iglesia con una mujer viva, y ahora asisten a templos protestantes con su "esposa evangélica", son para nosotros un escándalo. Para la Iglesia Católica, ese matrimonio no es válido, y esa relación constituye fornicación. También podría criticar la ausencia de sucesión apostólica en las iglesias protestantes, pero eso lo dejaré para otro artículo.

Retomando el análisis del libro, Corrêa de Oliveira considera que la Revolución Francesa trasladó al plano religioso el caos generado en el Estado: cuestionamiento de la autoridad, desdén por el orden y rechazo a las tradiciones. Coincido con el autor cuando demuestra que el comunismo de François Babeuf (1760–1797) surgió de la Revolución Francesa, y que este proceso también originó tanto el comunismo utópico como el “científico” de Marx.

Desde esta lógica, las revoluciones francesa y rusa se basan en una idea distorsionada de igualdad absoluta y libertad total, que desaparece una vez que los revolucionarios toman el poder. Así ocurrió en la Rusia de 1917 y en la China de Mao en 1949.

Tanto la falsa igualdad como la supuesta libertad terminan degenerando en orgullo y sensualidad. Estas actitudes, aceptadas desde Lutero hasta hoy por los protestantes, corrompen el alma. Permítanme una reflexión personal sobre el orgullo: este antivalor lleva al ser humano a odiar toda forma de autoridad. El orgulloso se cree más sabio que los demás, aunque no pueda vencer ni sus propios demonios. Ese orgullo termina por rechazar toda figura superior, incluso a Dios, y desemboca finalmente en el ateísmo.

Podría seguir escribiendo mucho más sobre este libro, rico en enseñanzas, pero prefiero cerrar con una invitación: léanlo. Especialmente si son católicos preocupados por una Iglesia que parece no responder con firmeza frente a los enemigos que promueve esta revolución destructiva. Pero tengamos paciencia: el legado de Juan Pablo II es imperecedero.

Renatto Bautista
21 de abril del 2025

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