Rocío Valverde

Queen ilumina Londres

Ha tomado los cielos de Carnaby Street

Queen ilumina Londres
Rocío Valverde
27 de noviembre del 2018

 

Llega el invierno y con él llega la oscuridad. El techo, si no está amenazado por nubarrones, apenas se ilumina unas cinco horas. El viento aúlla y la lluvia parece zapatear sobre las aceras. En este deprimente tiempo la gente espera pacientemente tres eventos: los comerciales de Navidad, la llegada de los mercados navideños y el encendido de las luces de navidad.

En estos tiempos modernos, en los que si algo no está documentado parece que simplemente no ocurrió, las luces de Navidad en Londres siempre causan un peculiar fenómeno. Si en una noche de casi glaciales temperaturas vas caminando por Oxford Street en la procesión de fieles compradores, te aseguro que tropezarás, pisaras y te comerás el cabello de más de uno porque las piernas de los esos cazadores de luces súbitamente dejan de funcionar al admirar las estampas de neón que hacen brillar la gris ciudad. Acto seguido desenfundan sus teléfonos móviles y comienzan a hacerse fotos con sus sonrisas congeladas. Son felices. Poco les importan los resoplidos y los chasquidos de desaprobación de la gente que se acaba de comer sus espaldas.

A veces merecemos por un momento escapar de la avalancha de noticias lúgubres y disfrutar de la felicidad pueril. La feliz ignorancia. Mi escape personal es la banda de rock Queen. Y este fin de semana he formado parte de las masas de estatuas vivas, ya que el logo de Queen y la letra de “Bohemian Rhapsody” han tomado los cielos de Carnaby Street. Esta calle que es de por sí pintoresca todo el año, es ahora una parada obligatoria de los recorridos turísticos.

La calle empieza en curva, entonces solo te encuentras la frase “¿Es esta la vida real?”. Luego de dar diez pasos se abre la calle y encuentras que el resto de la letra de la canción parece flotar infinitamente en el aire, y sus luces tiñen todas las fachadas de morado, rosa, azul y amarillo. Es en ese momento, cuando tu mandíbula te roza las rodillas, que te preguntas si esto es verdad o solo fantasía. Probablemente doscientas personas intentaban pugnar cada metro cuadrado de la entrada de la calle para poder sacar la mejor fotografía, y les aseguro que ninguno lo logró. Esto necesita una fotografía mental.

Al adentrarte en la calle encuentras la verdadera joya donde se han congregado los fans de Queen en este especial 24 de noviembre. Una tienda temporal, pop-up shop, de Queen abrió el día 18 de octubre, para tristeza de mi tarjeta de débito. Al entrar a la tienda encuentras el poster de la película Bohemian Rhapsody pintado en una pared, y al lado está un piano Yamaha, donde los fans con talento musical te descalabran los sentidos. Al lado de piano puedes encontrar las camisetas amarillas del Mercury Phoenix Trust, camisetas para bebés, sudaderas, gorras, calcetines y cualquier otra prenda que puedas poner en el cuerpo de un humano.

Al pasar esta zona ves que hay una pequeña colección de fotos de Queen en concierto y estudio. En el fondo de este gran ambiente encuentras la batería de Roger Taylor, y detrás se encuentran nueve televisores que transmiten los videos musicales de Queen, aunque con el volumen bastante bajito. La gente hipnotizada mira las pantallas y casi leyendo los labios de Freddie Mercury forman un coro silencioso. Para mí lo más sorprendente fue encontrar una vitrina con los volantes de sus conciertos y trozos de hojas donde han escrito las letras de canciones como “Radio Ga Ga”, “I was born to love you”, “One visión”, “I want to break free”. Puedes ver casi el proceso creativo lleno de tachas y darte cuenta que tu estribillo favorito casi no existe.

Noté que había un hombre que no había parado de hablar con el dependiente de la tienda desde que llegamos. Este hombre se nos acercó también a nosotros, probablemente porque llevaba 10 minutos intentando tomar una foto panorámica sin poder esquivar a la multitud, y amablemente me ofreció su gigantesco cuerpo para detener por un instante el trajín de gente. Me dijo que estaba muy conmovido porque acababa de regresar de la casa de Freddie Mercury. Como cada año, los fans van a encender velas y dejar flores y cartas en la puerta de Garden Lodge. Para el disgusto de Mary Austin, que ha puesto cuanto símbolo posible en su puerta para detener estas ofrendas.

Este hombre, que me dijo ser un hardcore fan mientras me mostraba su camiseta del disco Queen II, estaba emocionado y casi lagrimeando porque este aniversario del fallecimiento de Freddie no ha acabado con las caras tristes de siempre. La voz y el genio de Freddie Mercury viven en todas esas estatuas humanas de sonrisas congeladas que abarrotan Carnaby Street. Las leyendas nunca mueren. Thank God it’s Christmas.

 

Rocío Valverde
27 de noviembre del 2018

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