¿Qué pasó con los anuncios de petroquímica gasífera?

El Gobierno de Dina Boluarte no solo se caracteriza por su falta de rumbo e ineficacia en la gestión, sino también por sus anuncios fuera de lugar, que están entre la falta de conocimientos y la mendacidad. Es el caso de lo afirmado en el discurso presidencial del pasado 28 de julio sobre las supuestas inversiones en petroquímica de fertilizantes derivados del gas natural (GN), que fue reiterado por declaraciones del primer ministro Alberto Otárola, del titular del Ministerio de Energía y Minas (Minem), Oscar Vera y del mandamás del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Alex Contreras. 

En esa oportunidad expuse seis razones por las que lo calificaba como un anuncio irresponsable. Vayamos por las tres primeras: 1) que eran proyectos que requieren economía de escala para ser competitivos, 2) por lo anunciado, las inversiones eran del orden de 3,000 millones de dólares (MMUS$), 3) para desarrollar construcciones de tamaña cuantía se requiere confianza en los gobiernos sucesivos y, para empezar, el actual no la genera. Este es uno de los puntos centrales para que no se piense en Perú.

Las tres razones restantes fueron más drásticas: 4) que por el tamaño de planta, el 67% de lo producido tendría como destino la exportación; 5) que el precio del gas natural (GN) por ductos era menor en EE.UU. (mercado Henry Hub), respecto a lo que se ofrecería desde Perú y 6) que siendo inversiones rentables en un horizonte largo, 20 años como mínimo, tenían una amenaza real en los próximos cinco años, en el suministro del insumo primario que es el amoniaco, porque el mundo estaba apostando no por el derivado del GN, sino por el llamado amoniaco verde (NH3-V).

El NH3-V utiliza la electrólisis del agua para generar hidrógeno y nitrógeno del aire, requiriendo cantidades significativas de electricidad, que debe ser producida mediante recursos energéticos renovables (RER): hidroelectricidad, solar o eólica. 

Mientras el Gobierno piensa cómo pasar el tema al olvido, el NH3-V va desarrollándose aceleradamente. En el mundo ya hay cinco plantas en operación, siendo la de mayor capacidad la que opera en Porsgrunn, en Noruega, que puede producir 5,000 toneladas anuales (Tn/año). La cantidad aún es pequeña, teniendo en cuenta que las plantas de amoniaco convencional a GN que tienen economía de escala son del orden de 900,000 Tn/año. 

Dentro de los proyectos en cartera con amplias posibilidades de iniciar su construcción a nivel mundial, que son ocho, uno en Arabia Saudita ya prevé una capacidad de 1.2 millón de Tn/año (MMTn/año). Y el siguiente en orden de prelación es otro planificado para operar en Valencia, España, de 200 MTn/año. 

Es posible desarrollar proyectos de NH3-V en nuestro país, con una capacidad del orden de 250 MTn/año, que requiere 300 megavatios promedios de potencia eléctrica RER. El sur del país, como Moquegua, sería una locación ideal pues podrían disponer de energía solar en esa región, eólica proveniente de Marcona y de cualquier hidroeléctrica del Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN). La ubicación en Moquegua les permitiría un acceso para exportar por el puerto de Matarani (provincia de Islay, región Arequipa), capaz de gestionar hasta 6.0 MMTn/año de carga. 

En cuanto al suministro de electricidad con RER, se puede conseguir precios por todo concepto del orden de 40 US$/MWh, haciendo aprovechamiento combinado en determinados horarios del hidrógeno almacenado. Con este costo, el precio del NH3-V sería del orden de 800 US$/Tn, que es muy competitivo aún con el NH3 convencional, que por el conflicto Ucrania-Rusia, tiene una cotización actual de 1,200 US$/Tn. Y se espera un precio estabilizado de hasta 800 US$/Tn

Se requiere del Gobierno: no insistir con su discurso petroquímico en base a GN y generar confianza, porque para la ejecución del proyecto referido se necesitará invertir en la planta de NH3-V unos 880 MMUS$. Será difícil que este Gobierno logre atraer este tipo de inversiones, pero aquellos que ya se consideran en carrera electoral para el relevo de Dina Boluarte en el 2026 deben tenerlo en cuenta.