Heriberto Bustos

Política, pedagogía y liderazgo

La cualidad suprema del liderazgo es la integridad

Política, pedagogía y liderazgo
Heriberto Bustos
14 de diciembre del 2022


Cuando se carece de referentes ideológicos, o se los deja de lado, se enarbolan fácilmente consignas políticas confusas o poco claras que logran alguna aceptación en el juego del radicalismo. En lugar de aclarar el panorama y orientar la acción, esas consignas conducen, por lo general, a interpretaciones distintas o variadas que, ahondando la confusión, actúan como catalizadores del desorden. Así se permite, por un lado, el surgimiento de una serie de voces, más que de voceros; y por otro, evidenciar la ausencia de liderazgo o de referentes serios en la conducción de la movilización social. 

La relación entre ideología y pedagogía en términos de acción concreta, fue señalada hace buen tiempo por Luis de la Puente Uceda, quien señalara: “Hagamos de la política una pedagogía y un apostolado, elevemos la conciencia revolucionaria de las masas con el ejemplo y la prédica esclarecedora”. Una tarea que corresponde a las organizaciones partidarias, gremiales y sociales en general, dado que educar ideológica y políticamente a sus militantes o a los pobladores es, en términos de divulgación (predicación), el paso más importante para la asunción de compromisos necesarios en el ejercicio ciudadano responsable.

Todo ello debe ir de la mano con el ejemplo y el discurso que se asume responsablemente. Al respecto, Albert Schweitzer anotaba que “dar el ejemplo no es la principal manera de influir en los demás, es la única manera”. Del mismo modo, Dwight Eisenhower afirmaba que “la cualidad suprema del liderazgo es la integridad”. Planteamientos que deberían ser abrazados por quienes pretenden erigirse como dirigentes.

Estos días, en distintos puntos del Perú, se expresa (por los acontecimientos políticos que se suceden a diario), un estado de ánimo de frustración, traducido en protestas en las que la vida de las personas y el respeto de derechos, al igual que el respeto a la propiedad, se hallan en riesgo. Su crecimiento puede llevar al caos la seguridad nacional. Esta disconformidad debería ser canalizada de manera urgente hacia el logro de un acuerdo que satisfaga más que al interés individual, grupal o partidario, a los del país. Es allí donde se espera la presencia de un liderazgo que, lamentablemente, no lo tiene –individual o colectivamente– el Poder Legislativo. Tampoco el Ejecutivo, y menos las organizaciones políticas o gremiales. Y ese es un terreno favorable para el avance de posiciones radicales o extremistas

En un escenario democrático se entiende que el líder debe tener la capacidad de comprender el sistema del que forma parte; ir más allá de lo evidente, de lo inmediato; de percibir cómo los acontecimientos se relacionan y responder ante ello, coadyuvando o incidiendo en la solución del problema o circunstancia que se presenta o avecina. De modo que su ausencia constituye un verdadero peligro que amerita ser entendido y resuelto con urgencia; en esa direccionalidad, bien sabemos que las personas que más tiempo pasan inmersos en estados de ánimo negativos son más perjudiciales que aquellos que lo pasan en estados de ánimo positivos.

Hoy la gran mayoría de nuestros conciudadanos al estar motivados en su accionar por emociones negativas, reclaman a toda voz líderes que contribuyan a impulsar el éxito. Dado que cuando los líderes encauzan las emociones en una dirección positiva movilizan lo mejor de las personas, en tanto alientan el desarrollo y promueven las emociones positivas. En estos momentos, continuar escarbando el odio para “enraizar” un mejor futuro no resulta el mejor camino.

Las circunstancias ameritan que quienes pretendan asumir nuestra voz cuenten con intelecto emocional y claridad de pensamiento que les permitan acercarse a los intereses nacionales, tomar el pulso a la población y –siendo objetivos sobre el caos instaurado– asumir decisiones, desterrando propuestas demagógicas como: cierre del Congreso, nueva Constitución, que vuelva Pedro Castillo al poder, que Dina Boluarte culmine su mandato, que las FF.AA. asuman el gobierno y otros más que circulan en el enrarecido e inestable ambiente político y social.

Heriberto Bustos
14 de diciembre del 2022

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