Hugo Neira
Plebiscito Constitucional en Chile: testimonio
Los chilenos quieren estar juntos y no divididos
Este domingo 4 de setiembre, los chilenos y los extranjeros radicados en ese país estaban obligados a ir a votar. Mi mujer y yo fuimos a pie a un enorme colegio cercano. Pero antes de salir a la calle, una radio peruana, en la mañana misma, la radio RCR de Tacna, me invitaba con otros a su programa Revista Dominical, vía la tecnología Zoom. Me permito decir quiénes eran: Oswaldo De Rivero Barreto, nada menos que Embajador del Perú en los EE.UU., desde Washington. Luego, desde Lima, Herberth Cuba García, analista político, historiador experto en políticas públicas de salud y columnista de este portal. En su caso, desde Lima. Luego, Manuel Bernales Alvarado, politólogo, exfuncionario de la UNESCO. En fin, yo, desde Santiago de Chile, y acaso por estar en Santiago. Me presentaron como pensador, historiador y ensayista. Agradezco la invitación y me dieron el micro el primero.
Antes de continuar sobre ese conversatorio debo decir qué hago en Santiago. No soy un especialista en la vida política chilena. Estando en una universidad en Lima, pedí licencia, al rector y a mis colegas, de dos cosas, la docencia y de mi cargo de administración. Y hace un buen tiempo que mi tarea es escribir unos libros que quiero terminar, dada mi edad y algunos problemas de salud. He escrito libros en los años sesenta, como Cuzco, tierra y muerte, y en los setenta Huillca, habla un campesino peruano. Hacia la tercera mitad, en 1996, cuando era docente en la Polinesia Francesa, acaso porque tenía más tiempo para escribir. Entrando al siglo XXI, El mal peruano, Pasado presente (2001), Del pensar mestizo (2006), Ayer y mañana, con el Fondo Editorial de la USMP, en el 2008.
El penúltimo es El águila y el cóndor. Un segundo libro de comparación entre México y Perú. De 500 páginas editado en el 2019. Por lo visto fue bien aceptado, lo digo porque tras la salida del primer volumen me nombraron miembro vitalicio de la AMECIP (Asociación Mexicana de Ciencias Políticas). En fin, conocí a Octavio Paz. Y me atreví a preguntarle por la distancia que lo llevó al laberinto de la soledad. Para entender el país mexicano no hay que olvidar que está cargado de tradición, y que hay unas actitudes para llegar al fondo anímico, las raíces secretas. La espiritualidad mexicana solo se puede encuadrar dentro de la filosofía y de la ciencia social. Y para sus ensayos, el fuego de cada día. La historia es lenta. La historia y la historia oculta. Y me propuso algo de lo que llamaba países no viables, y en algunos casos, se cuyos descalabros se aprende.
Conversando
Repito, no estoy en Santiago para ser un especialista de Chile. Lo primero que dije fue sobre el tema de las repercusiones para América Latina. Y repercusión será porque en estos días, sea Rechazo o Apruebo el resultado, pienso que era una lección de democracia puesto que el pueblo elector, millones de electores, dará la respuesta legal. Eso no ocurre en la Cuba de hoy, ni en Venezuela, ni en la Nicaragua de Ortega (qué lástima, el Ortega que conocimos, el filósofo, goza de lectura en nuestro continente). Pienso entonces en la Revolución francesa, que fue la abuela de nuestras repúblicas, de 1789, la legitimidad no estaba en los reyes ni en los cortesanos sino en el pueblo mismo. Pero los ciudadanos pueden equivocarse, ¿no hicieron jefe de Estado a Hitler? Las democracias pueden también equivocarse. Y no nacen en nuestras naciones latinoamericanas democracias sino democraturas, y por lo general, de largas etapas sangrientas para dejar el poder.
Todo esto, en la mañana del lunes, antes de ir a votar. Confieso que hay dos temas que me ponen en contra del Apruebo que defiende el Presidente Boric. No soy jurista, y mi preocupación fue, y lo dije claramente, la desaparición del Senado, que según el Diccionario de Julio Casares, quiere decir “asamblea respetable”, cámara que tienen las naciones democráticas y modernas, como Inglaterra y Estados Unidos, y que examina en segunda instancia los acuerdos de la cámara de diputados. Pero en el proyecto plebiscitado se prefirió una entidad con criterio étnico, una Cámara de Regiones, lo cual es un enorme error. Soy peruano, y conozco bien mi país, el Perú está dividido en dos culturas: la cultura andina, los descendientes de los indios, y el otro Perú, el de los blancos. A un presidente años atrás (Toledo), se le ocurrió descentralizar el sistema de Estado, y así surgieron las Regiones. El país estaba enfermo de minorías, y convertidas en gobierno de regiones, fue un desastre. En vez de ser un progreso, varios presidentes de Región huyeron del Perú o se encuentran en la cárcel. Por mi parte, yo siempre lo he dicho, Chile es una nación y los chilenos son un ejemplo de carácter nacionalista.
Mi hipótesis es que los chilenos quieren estar juntos y no divididos, han visto los problemas que van a tener con esta Constitución. Si hay aymaras en Perú, Bolivia, y algunos en Chile e inclusive también en los llanos argentinos, ¿qué sería eso, una nación dentro de otras naciones? Cierto que hay pueblos que están fuera del Estado, la solución era un ministerio y no remover la estructura del poder político. Me parece que la gran mayoría de chilenos no han querido dividirse y acaso ante la pérdida de una entidad como el Senado, han preferido el Rechazo y no el Apruebo.
En el diario El Mercurio del día 5 dan el resultado de las comunas. Es enorme el Rechazo: de 346 comunas, unas 338 votaron por el Rechazo. A nivel nacional, un 61,97% votó en contra de la propuesta de la Convención Constituyente. El Apruebo es de 38,03%. También podemos decir, con los mismos resultados, que la aprobación ni llegó en el voto de Santiago, la capital, ni en Valparaíso, con 49,66% de apruebo y 58,34% de Rechazo. Un caso excepcional, casi igual. Pero la tabla de los resultados, desde la región de Arica pasando por La Araucanía y hasta Los Lagos y Magallanes, muestra Rechazo en todo Chile. Digamos que, en números, del plebiscito dio el siguiente resultado:
Apruebo Rechazo
38.14% 61.86%
4,860,093 votos 7,882,958 votos
Una opinión de Leonidas Montes, director del Centro de Estudios Públicos. “El país quiere una nueva constitución pero no cualquiera, sino una que nos une”. Un amigo filósofo e ingeniero, pero no diré su nombre: “Nadie esperaba una diferencia tan grande de casi 25 puntos”. Conocido el resultado, el presidente Boric admite lo que ha ocurrido y dijo recoger “con humildad este mensaje y lo hago propio”.
Los meses que vienen serán de debates. La metamorfosis del poder no se hace de un día al otro. Las teorías del poder nos llevan a pasearnos por Maquiavelo sabiendo lo difícil que es guardarlo. O por La Boétie, para lograr la obediencia de los ciudadanos. O por Hobbes, el poder es necesario para que los hombres usen el Estado como el dios mortal. Se modifica, no siempre. El inglés Locke, el gobierno civil, y Montesquieu y Rousseau que inventan los poderes separados. Y Marx y el poder de las clases sociales. Y Pareto, el problema de las elites. Siempre hay una minoría dominante, pero hay estabilidad si las elites circulan. Y si los pueblos comprenden a las elites.