Guillermo Vidalón
Perú y la insoportable levedad del ser
No hay razón para oponerse al desarrollo minero

El escritor Milán Kundera publicó en 1984 la novela titulada La insoportable levedad del ser, la cual “trata de un hombre y sus dudas existenciales en torno a la vida en pareja, convertidas en conflictos sexuales y afectivos”. Traspolar las dudas existenciales del personaje hacia nuestra colectividad podría resultar un ejercicio adecuado cuando surgen dudas sobre la vocación de futuro y cómo hacer para aprovechar el potencial que encierra el territorio donde decidimos erigir la nación peruana.
El Perú es un país cordillerano con un gran potencial geológico minero. Principalmente entre sus macizos interandinos, allá donde también existe un gran desarrollo cultural como legado ancestral, donde el multilingüismo constituye en sí mismo una gran riqueza. Pero a la fecha, no ha generado un nivel de bienestar material que permita acceder a sus pobladores a lo que se denomina calidad de vida.
Cómo lograrlo es la gran interrogante. Y la respuesta más próxima es la minería, la cual ha sido muchas veces puesta en tela de juicio, sea por desconocimiento de algunos, por acción de sus opositores, por oportunismo político o por recelos respecto de hechos del pasado, que sucedieron en función al nivel del conocimiento alcanzado entonces.
Tengamos presente que hasta la infalibilidad del Papa Urbano VIII, que respaldaba la teoría geocéntrica (que todo giraba alrededor de la Tierra) fue puesta en cuestión oficialmente en el siglo XX, cuando la Academia Pontificia de la Ciencia declaró que Galileo Galilei (quien formuló que la Tierra giraba alrededor del Sol) era inocente de la acusación que se le había formulado en 1633, ¿quién demostró su inocencia? La ciencia, el conocimiento, avanza gracias a las investigaciones realizadas, las cuales deben ser financiadas con recursos provenientes de las actividades económicas –sean de manera directa o indirecta–, que en suma constituyen el trabajo organizado de las personas.
Oponerse al desarrollo minero en el Perú es casi como enfrentar una duda existencial.Tenemos recursos minerales que debemos poner en valor, pero hay quien o quienes se abstienen de ejercer el liderazgo que les corresponde, y el resultado es la postración de la población que vive en zonas donde difícilmente se puede emprender otra actividad económica de manera sostenible. Es lamentable que se opte por procrastinar.
El desafío del desarrollo en un escenario complejo como el peruano requiere de un liderazgo férreo en convicciones, que no implica el ejercicio autoritario del poder, sino aplicar la ley cuando corresponde y definir y defender un norte que sirva de guía a la colectividad nacional. La complacencia con la desinformación desde la esfera oficial, respecto de la actividad minera, propicia en la ciudadanía dudas y desconcierto, además de dejarla a merced de la mentira y el engaño.
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