Dardo López-Dolz

Perú: pacto de la Moncloa, segunda oportunidad

Democracia representativa puede realizar el control de daños

Perú: pacto de la Moncloa, segunda oportunidad
Dardo López-Dolz
19 de diciembre del 2017

 

Tras la desafortunada intervención presidencial de anteayer, se esfumaron las ya escasas probabilidades racionales de que PPK sobreviva a la moción de vacancia presidencial sin daño severo al país y su economía. La inverosimilitud de sus respuestas (respaldada por su lenguaje corporal) y la evidente lejanía de la realidad causaron preocupación y espanto, reflejados en las expresiones de los entrevistadores.

El fallido intento, casi pueril, de convencer agregó más plomo a unas alas que ya vendían pesadas. Después de eso, forzar su permanencia en el cargo mediante artilugios y favores jurisdiccionales de la hoy arrinconada izquierda de salón, debilitaría peligrosamente la credibilidad del sistema, prolongando la incertidumbre económica, escenario con el que alucinan los Goyos, los Aranas, los Antauros y demás aspirantes a ser uncidos como el cacique mesiánico bolivariano filocastrista.

Dado que todo indica lo improbable de un final feliz o de una agonía más larga para el presidente, solo se explica el intento de ganar tiempo con el amparo como una movida para negociar condiciones. Probablemente bastaría echar una mirada a la frecuencia y periodicidad de los viajes a Lima del socio y amigo Gerardo Sepúlveda, que ocupó sitio de honor en el palco presidencial durante su juramentación, para echar por tierra el deleznable “yo no sabía”.

Por otro lado, mal hizo la premier en comprarse a posteriori el pleito político compartiendo el inaceptable discurso de la culpa ajena. Debió preservar la importancia de su condición de segunda vicepresidenta y dejar la emocionalmente comprensible defensa a otros ministros y congresistas.

Pero de nada sirve llorar sobre la leche derramada. Hoy, mientras corren los plazos reglamentarios con anunciada yapa, toca a los peruanos responsables abocarse a la construcción del necesario consenso democrático para la solidez de sucesión por el primer vicepresidente.

Lógicamente, para que ese consenso sea posible será necesario apartar a aquellos que por tozuda mezquindad, por obediencia llanera (habanera debí decir) o por consigna lo vienen saboteando desde el 28 de julio del 2016, y tendrá que establecerse un acuerdo de objetivos comunes mínimos entre el presidente, su bancada (o los que queden de ella) y los demás partidos políticos genuinamente democráticos.

Es necesario que quede claro que ha fallado el hombre y no el sistema. Que la democracia representativa posee las herramientas para realizar el control de daños, reemplazar las piezas que no funcionan y seguir adelante hasta el término del quinquenio. Quienes abogan por la irresponsabilidad de uno o ambos vicepresidentes, por consiga o por miopía egoísta, no se percatan de que esa es precisamente la destructiva apuesta del Foro de Sao Paulo: destruir la credibilidad de la democracia representativa para instaurar su mal disfrazada monarquía plebeya.

Es imprescindible un acuerdo de gobernabilidad, en el que se fijen los objetivos comunes (que los hay) y se vigile el proceso y refuercen la democracia y el libre mercado frente a la, de otro modo, inminente arremetida de los totalitarios mesiánicos mal disfrazados de justicieros. Venezuela y Bolivia pisaron el palito y lo vienen pagando caro. Está en nuestras manos.

 

Dardo López-Dolz
19 de diciembre del 2017

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