Dante Bobadilla

País de calabazas

¿Es el Perú un país de violadores?

País de calabazas
Dante Bobadilla
26 de octubre del 2017

La política peruana es decepcionante, lo sabemos. No solo por la calidad de los políticos en el Congreso y el Ejecutivo, sino también por la participación de la sociedad y los medios, que no hace gran diferencia, pues solo se limitan a la crítica ácida y el insulto a quienes no les simpatizan. En general, el nivel de la política peruana es pobre en ideas y exuberante en insultos, consignas, activismo y campañas histéricas. Y en este vil oficio nadie le gana a la izquierda. Ellos son los campeones.

La última creación de la izquierda peruana es la frase “Perú, país de violadores”. La han cacareado por las redes como si fuera su grito de guerra. Ni siquiera hace falta argumentar para evidenciar la profunda imbecilidad que encierra una frase tan bárbara y ofensiva para cualquier peruano bien nacido. Me pregunto qué pretenden con esta abyecta frase los genios del progresismo. No lo comprendo. Y es que las salvajadas típicas de la izquierda siempre me han resultado incomprensibles.

Se requiere un análisis psicológico para entender a estos sectores que necesitan pintura en la cara y un grito de guerra para marchar o desfogar sus entrañas en las redes sociales. No hace falta ofender a todo un país para rechazar los actos de violencia sexual. No hace falta denigrar al Perú con un calificativo tan vil para exigir justicia. No hace falta caer en las absurdas generalizaciones que ofenden a todos por igual. Nadie puede convertirse en salvaje para luchar por más civilización. Lo más triste es que ni uno solo de los genios mediáticos del progresismo se ha dignado a pedir calma y detener la burda campaña antiperuana. Al contrario, me he asqueado leyendo sus columnas en las que inciden en esta frase y la justifican.

Imaginemos que alguien dice que el Perú es un país de putas. Porque putas no nos faltan, ¿no es cierto? Para hacer un buen ejercicio imaginemos que lo dice alguien de derechas, pues si lo dice un caviar, pituprogre o rojimio no pasa nada. Al contrario, sería festejado y reverenciado como un gurú de la sabiduría y su frase se convertirá en eslogan, por más estúpida que sea. Así funciona el cerebro de izquierdas. Pero si lo dijera alguien de derecha, todos estos angelitos le saltarían al cuello enseguida. Sería troleado y acosado sin piedad, como acaba de ocurrirle al pobre Gianmarco por opinar a favor del indulto a Fujimori.

Hace varios años el historiador Pablo Macera dijo en una entrevista que el Perú era un burdel. Entonces no existían redes sociales, pero la reacción progre no se hizo esperar. Le llovieron críticas y el pobre tuvo que retractarse. En estos tiempos hubiéramos visto una marchita de progres con carteles nerds frente a su casa. Hoy los genios del progresismo tienen el cuajo de llamar a nuestro país un “país de violadores” y lo festejan como un chiste idiota contado en el manicomio. Apelan a unas estadísticas que nos ubican en un ranking; pero olvidan que estas obedecen a estudios de la OEA realizados en determinados países de la región, y no a una data de toda la región y mucho menos de todo el mundo.

Es cierto que el Perú es todavía un país bastante precario que tiene muchas cifras de espanto en cualquier escenario social. Pero no hace falta incidir en las debilidades y sesgos de las estadísticas para revelar la profunda insania mental de calificar al Perú como un país de violadores, usando esta desproporcionada e injuriosa frase como eslogan de campaña. Hay mucho por hacer para mejorar el nivel de racionalidad de nuestra sociedad y disminuir los niveles de agresividad general, que no se revelan solo en homicidios y violaciones, sino también en todos los actos que apelan a formas violentas de respuesta y comunicación, como las usadas por los trogloditas de la izquierda en sus campañas de odio e histeria. Pero cacarear frases ridículas no es un camino.

Veo a tres insignes damas del progresismo que se lucen portando esta ofensiva y violenta frase “antimachista” como bandera de lucha contra la violencia. Quieren combatir violencia con más violencia e irracionalidad con más irracionalidad. Tratándose de la izquierda no me extraña. Es su lógica mental. Tampoco me sorprende que sean las mismas damitas que encabezaron una marcha “ni una menos”, y luego salieron a defender la libertad de expresión del agresor de mujeres Rafo León. ¿Quién puede sorprenderse de la incoherencia, hipocresía y violencia de la izquierda peruana a estas alturas? Mi impresión final es que este es un país de calabazas.

Dante Bobadilla

 

Dante Bobadilla
26 de octubre del 2017

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