Nicolas Nadramia
No existe la “falta de garantías”
La exitosa final de la Copa Libertadores realizada en Lima
“Se suspende el partido entre Melgar y Sport Huancayo por falta de garantías” y “El clásico del fútbol peruano no se jugará más con dos hinchadas para evitar desmanes” son dos frases leídas y escuchadas en los diarios deportivos de nuestro país cada vez que existe la nula capacidad del Ministerio del Interior para resguardar la seguridad en los espectáculos deportivos de la Liga 1. No vienen de hace pocos meses ni años, y no parece que vayan a desaparecer. Pero el pasado cinco de noviembre la Conmebol, a causa de lo que ocurría (y sigue ocurriendo) en Chile, decidió mover la sede de la final de la Copa Libertadores al Perú. El partido se jugaría con las dos hinchadas de los participantes –River Plate y Flamengo–, y el mismo día se realizaban en nuestra capital dos festivales musicales, un concierto, una maratón y una marcha. Pasó la fecha y no se reportó ningún incidente ni se pidió suspender ninguno de esos eventos “por falta de garantías o personal”
Tomando lo mencionado en cuenta, entonces nos hacemos la pregunta de por qué se pudo llevar todo al mismo tiempo sin que la seguridad se alterara, mientras que para un partido de nuestra propia liga nacional se llega a realizar excepciones por supuestas amenazas al orden público. Desde el año 2015 no existe un clásico entre Universitario y Alianza Lima con ambas hinchadas para evitar enfrentamientos dentro y fuera del estadio, haciendo que la esencia de tan importante evento se pierda en su totalidad. Y en parte nos lo merecemos a causa de los actos vandálicos ocurridos luego de los partidos, de los que también responsabilizo a los buenos hinchas que dejamos indirectamente que ocurrieran esas cosas.
Sabemos que Los Borrachos del Tablón –nombre de la barra de River Plate– y la Torcida del Flamengo tampoco son unas hinchadas ejemplares en su totalidad. No nos olvidemos del cobarde ataque que realizaron los millonarios hacia el bus de Boca Juniors horas antes de que iniciara la final del torneo continental del año pasado en Argentina, haciendo que esa final se traslade a Madrid, y la advertencia de la Conmebol a nuestras fuerzas de seguridad de la posible llegada de 1,500 hinchas del Mengao, considerados “barras bravas” por la Conmebol. Aun así, el partido se llevó a cabo sin restricciones ni alteraciones locales. Y vivimos una experiencia inolvidable.
Se calcula que se trasladaron 178,000 personas para los seis eventos, sumando también a los ciudadanos que se dirigían a realizar su rutina diaria, y todo salió bien. No se anunció el traslado de efectivos policiales hacia la capital para cubrir los puestos que faltaban, tampoco hubo amenazas contra la seguridad por parte de los aficionados. Lima se convirtió en la capital del fútbol sudamericano y se llevó los elogios tanto de la Confederación como de los medios que vinieron a cubrir la final. Entonces, es necesario saber cuáles son esas “garantías” que diversos ministros del Interior han tener para que un simple U - Alianza se pueda jugar con ambas hinchadas, o se pueda jugar un partido a la par con otro en nuestra misma ciudad.
El sábado anterior quedó claro que no existe “falta de garantías”, sino falta de ganas e interés. Dimos la imagen perfecta en seguridad al mundo el pasado 23 de noviembre, pero no podemos llevar a cabo de la misma manera los partidos de nuestra misma liga. ¿Debemos mejorar en la organización para identificar a los delincuentes que se infiltran entre los hinchas? Pues sí, tal como lo hicimos en la final. ¿Los líderes de las barras Trinchera Norte, el Comando Sur y el Extremo Celeste, por ejemplo, también deben ponerse la camiseta por la seguridad y evitar que se infiltre gente? También lo deben hacer, porque ellos serán los perjudicados a la larga. Y finalmente, ¿Los clubes deben buscar trabajar en conjunto evitando la reventa de entradas, asegurando la seguridad e incentivando a los hinchas a ser socios de su club al que aman para tener una mejor identificación de las personas que asisten? Se lo dejo a usted.
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