Tino Santander
Neofascistas, maoístas y tecnócratas

Heridas y cicatrices sociales por la huelga magisterial
Mauricio Mulder y Carlos Basombrío representan a las viejas de tesis del fascismo de “orden y ley”, y quieren aplicarlas para conducir el Estado peruano. El primero preside la dirección nacional de política del Apra, mientras el segundo olvidó su izquierdismo de militante comunista. Mulder y Basombrío quieren que el frívolo PPK se convierta en la Margaret Thatcher —dama de hierro y primer ministro inglesa— que derrotó la huelga minera en su país con su política implacable (1984-1985), y contribuyó así a la consolidación del programa neoliberal en el mundo, a la derrota del comunismo soviético y al viraje de la socialdemocracia hacia el neoliberalismo fanático.
Mientras Mulder denuncia que “los dirigentes de los profesores son senderistas que pretenden agudizar las contradicciones sociales y tomar el poder”, olvida que una acusación similar lanzaron contra Haya de la Torre y los fundadores del aprismo. Los acusaron entonces de comunistas y terroristas por defender a los trabajadores y sus reivindicaciones, por luchar a favor la democracia y de la justicia social. Las cárceles y el destierro fueron el único destino para los terroristas apristas, tal como en esa época el oligárquico diario El Comercio lo alentó. Por su parte, Basombrío, militante del Partido Comunista Revolucionario (PCR) en los años setenta, pretendía entonces “derrocar al Estado burgués e implantar la dictadura del proletariado”. En cambio, hoy como ministro del Interior persigue y reprime brutalmente a los maestros acusándolos de "terroristas y tontos útiles del senderismo", y los señala como destructores del modelo económico neoliberal.
Desde otra posición, confusa y dogmática, la dirigencia maoísta del comité de lucha de los profesores no sabe cuándo debe dar “un paso atrás para dar dos adelante”. Delirantemente quieren derrotar al Estado utilizando la consigna de la estabilidad laboral (oponiéndose a la evaluación profesional), actitud repudiada por el 90% de la población. La verdad es que la educación y la humanidad se transforman dinámica y velozmente con la revolución científica y tecnológica y la globalización. La dirección maoísta del magisterio está anclada en el pasado, aferrada a antiguos dogmas y lejos de esta realidad.
Las heridas y cicatrices sociales de la huelga magisterial quedan abiertas y serán difíciles de curar. La anomia social se ha extendido en todo el país y la población no cree en nadie ni en nada. Mientras dirigentes como Mulder y Basombrío ven senderistas, radicales y enemigos en el movimiento popular, la inmensa mayoría de peruanos ve corruptos e incompetentes entre los políticos. En esa situación no existe término medio, ni posibilidad de encuentro o de diálogo.
Los tecnócratas neoliberales del Gobierno de PPK anuncian que están subiendo los precios de los metales y, según dicen, el próximo año empiezan las obras y el desarrollo de tres proyectos mineros, por lo cual el crecimiento económico será de 5%. Tienen la vana ilusión de que millones de pobres tendrán plata para comer y beber, y que así todos nos olvidaremos de la prédica política de los radicales.
No son los dirigentes radicales del magisterio ni el fujimorismo ramplón los que promueven la vacancia presidencial o el adelanto de las elecciones, sino el propio Gobierno por su incapacidad política para resolver las diversas demandas de los peruanos. Lo que el Perú necesita es ampliar su democracia y dar más justicia social a las mayorías empobrecidas. Es la manera de vencer a los neofascistas, maoístas y tecnócratas extraviados.
Tino Santander Joo
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