Tino Santander
El jacobinismo republicano
Sobre el libro “Contrarrevolución en los Andes”, de Víctor Andrés Ponce
En este artículo analizamos la segunda parte del libro Contrarrevolución en los Andes: Ensayos sobre el jacobinismo revolucionario y el fracaso de la república en el Perú, de Víctor Andrés Ponce, escrito con una pluma culta y un espíritu conservador. La principal interrogante que plantea Víctor Andrés es: ¿Cómo pretendían los libertadores construir una república de ciudadanos iguales en una sociedad marcada por enormes diferencias, jerarquías y desigualdades, institucionalizadas por el virreinato? El autor responde: los libertadores intentaron imponer los principios abstractos del racionalismo ilustrado de la Revolución Francesa, y ese fue el punto de partida del fracaso peruano.
Las ideas de libertad, igualdad y soberanía popular, difundidas por las revoluciones francesa y norteamericana, resonaron entre los criollos peruanos, quienes aspiraban a una mayor participación política y económica. La independencia de los Estados Unidos sirvió como modelo e inspiración para los revolucionarios peruanos, quienes vislumbraban la posibilidad de liberarse del yugo español.
En el virreinato peruano coexistían dos repúblicas: la de indios y la de españoles, ambas vinculadas a la monarquía y la religión católica. La república de indios no cuestionaba ni a la monarquía ni a la religión católica, y era consciente de que con la independencia perdería privilegios y la protección del rey. Por ello, los indígenas formaron parte del ejército monárquico que combatió a los libertadores. La independencia criolla tuvo un carácter de clase que consolidó el militarismo y la oligarquía, marginando al indígena e intentando imponer las ideas de la Revolución Francesa en una realidad muy distinta. Así, se vivieron años de militarismo y caos oligárquico.
Aquí hago una primera observación: no podemos olvidar la rivalidad entre las potencias europeas por los mercados, ni el interés de Inglaterra por romper el monopolio comercial español en América. Aunque los ingleses no intervinieron directamente, financiaron la guerra y la posterior reconstrucción del Perú; el Imperio Británico presionó al Perú para que pagara su deuda. La independencia de Perú y Sudamérica no fue solo un asunto ideológico, sino también geopolítico y económico.
El autor también se apoya en el libro de María Luisa Rivara de Tuesta, Los ideólogos de la emancipación peruana, cuya tesis central es que estos pensadores basaban sus ideas en la razón, la lógica y el conocimiento científico, en lugar de apelar a la fe, la tradición o la autoridad. Los ideólogos peruanos se inspiraron en las corrientes filosóficas de la Ilustración, que promovían el uso de la razón para comprender el mundo y mejorar la condición humana. Aspiraban a una sociedad más justa y equitativa.
Los ideólogos de la independencia promovieron un discurso de igualdad y fraternidad entre todos los peruanos, sin distinción de raza u origen. Sin embargo, como subraya Víctor Andrés, esta visión chocaba frontalmente con la realidad colonial, marcada por una profunda desigualdad social y una rígida división entre españoles, criollos e indígenas.
El debate entre conservadores y liberales en la independencia del Perú fue crucial para definir la estructura política y social del país. Mientras los conservadores buscaban una continuidad con el sistema colonial, aunque independientes de España, los liberales impulsaban una ruptura más profunda, promoviendo una república basada en la igualdad jurídica y un mayor protagonismo de los sectores medios. Esta dialéctica marcó gran parte del siglo XIX en el Perú.
Una segunda observación: muchos de los conservadores peruanos que proponían una monarquía constitucional buscaban un monarca europeo, olvidando la propuesta de Francisco de Miranda de instaurar un Inca constitucional, un proyecto ambicioso y visionario. Aunque no se concretó, refleja la complejidad y diversidad de ideas que circularon durante los procesos de independencia en América Latina. Asimismo, muestra la exclusión de la nobleza indígena, debilitada tras la rebelión de Túpac Amaru.
El autor también respalda su análisis en la tesis de Cristóbal Aljovín de Losada, quien destaca que las constituciones peruanas de este período reflejaban un intento por establecer un Estado de derecho, aunque estos esfuerzos eran constantemente saboteados por la influencia de los caudillos, quienes veían en las constituciones un obstáculo para sus ambiciones políticas. Una tercera observación: creemos que los ideólogos y caudillos militares trataron de imitar a Francia, pero los intentos de establecer un Estado de derecho fracasaron porque el Perú no contaba con una burguesía capaz de imponerse frente a la ficción ideológica que buscaba separar el derecho de la política y la economía.
Finalmente, los conservadores criollos deseaban preservar las instituciones que garantizaban la estabilidad social, económica y política del virreinato. Defendían la influencia de la Iglesia Católica, la jerarquía social, el poder de la élite terrateniente, el centralismo político y el papel del ejército en la vida pública. Temían que los cambios radicales propuestos por los liberales y otros sectores desestabilizaran el país y amenazaran su poder e influencia.
Cuarta observación: los conservadores olvidaron la institución más importante creada durante el virreinato: la comunidad indígena, que fue la base de la producción agrícola y minera, aportando mano de obra y tributo. En la república, esta comunidad se transformó en la comunidad campesina, y sus migrantes cambiaron el rostro oligárquico del Perú. Defendieron la patria con honor y gloria, muchas veces sin comprender del todo lo que estaba en juego.
La comunidad indígena impuso su ética, su economía y sus culturas en el Perú republicano, a pesar de que tanto los proyectos ideológicos de la izquierda como de la derecha siempre han marginado a los indígenas y cholos, debido al racismo y eurocentrismo de sus dirigentes. Paradójicamente, el Perú existe gracias a esta obra del virreinato español: la comunidad campesina.
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