Alejandro Arestegui

Manipulación de los pobres y olvidados

Gente que fue azuzada e incluso muchas veces forzada a marchar

Manipulación de los pobres y olvidados
Alejandro Arestegui
31 de marzo del 2023


Perú, país de las maravillas y de los tormentos, otra vez atraviesa por momentos aciagos. Una vez más se evidencian muchas carencias, tanto materiales como intelectuales, tanto en los ciudadanos, como en los dirigentes, burócratas, funcionarios y personas pertenecientes a la tan detestable “casta política”. Primero que nada, debo decir que he nacido y crecido en el sur del país, más concretamente en la ciudad blanca de Arequipa; también estuve en la capital Lima en los días de radicalización de la violencia, por lo que puedo dar fe y testimonio de todas las cosas que mencionaré en esta columna. Invito a todo aquel que se tome el tiempo de leerla reflexione y vea qué cosas puede hacer para que su país no caiga en la espiral interminable de la violencia y la división sin sentido.

Este no es otro artículo que pretende explicar a un público global la grave crisis política que atraviesa el Perú desde hace muchos años, tampoco es menester explicar la composición y estructura política y administrativa y la división de poderes en el país sudamericano, ya que para ello tenemos información verificada y de sobra que puede aclarar sus dudas respecto a este tema. Mis pretensiones son más pragmáticas; por ejemplo, revelar la manipulación perversa del sector más alejado y pobre del campesinado. O cómo un citadino de a pie, que no tiene aspiraciones políticas y cuyo máximo anhelo es trabajar para salir adelante y llevar a su familia a la prosperidad, se ve afectado por esta violencia y desorden.

¿Por qué las personas más afectadas son las que se mantienen al margen de la discusión? Algunos dirán, que en parte la culpa es de ellos por incurrir en la llamada “apatía política”; pero estas personas desconocen que el sistema democrático peruano, que sufrió muchos cambios y reformas electorales a hurtadillas, durante el corrupto y mitómano Gobierno en pandemia de Martín Vizcarra, el modelo desde hace años está diseñado para que todas los cargos elegibles (ya sea el presidente, ministros así como alcaldes y gobernadores regionales) sean ocupados por personas poco probas que, sin embargo, gracias a un poder económico propio, o financiados por intereses externos, llegan al poder con el único fin de recuperar la “inversión” de la campaña electoral saqueando los recursos del erario.

Las protestas y el caos desatados en Perú se han concentrado en la parte sur del país, donde predomina una geografía de montañas andinas denominada en Perú como sierra. A pesar de ser una región donde vive solo la quinta parte de la población peruana, el discurso nocivo y tóxico de la extrema izquierda ha infectado no solamente a una parte de la ciudadanía, sino que ha copado la mayoría de las instituciones y autoridades de esa región, la que ha caído a través de los años en el subdesarrollo y presenta los niveles de pobreza más altos del país.

Sin lugar a dudas cualquiera puede llegar a la conclusión que es por el olvido de las autoridades centrales en Lima, pero también hay que informar que los gobiernos locales tienen autonomía para ejecutar sus presupuestos, los cuales ascienden a montos millonarios, que no son ejecutados y por lo tanto no se manifiestan en obras públicas que beneficien a los habitantes de pueblos y ciudades pequeñas de toda la sierra peruana, motivo por el cual mucho del dinero regresa a la capital Lima a fines del año fiscal.

Sin embargo la mayoría de autoridades en esta parte del país siguen un discurso ideológico de izquierda, predicando la división, desprecio y envidia hacia otras regiones y exigiendo mayor interés por parte del gobierno central, el cual sabemos cómo liberales que no dispone de los medios ni la información para estar al tanto de la realidad en toda la variada geografía peruana, mucho menos con las necesidades de todas y cada una de las provincias y distritos.

Esto es competencia sobretodo de los gobernadores regionales, alcaldes provinciales y distritales (que de hecho tienen autonomía constitucional al pertenecer al poder ejecutivo), pero no hacen otra cosa más que caer constantemente en escándalos de corrupción y robo exacerbado de los fondos públicos (cuyo verdadero nombre y origen es el dinero del contribuyente, tanto empresas como individuos).

No se dejen engañar, las constantes protestas en contra del gobierno interino que asumió el poder de forma legal y constitucional tras el intento de golpe de estado de Pedro Castillo carece en absoluto de reivindicaciones legítimas en favor del pueblo, sino que toda su agenda es completa y absolutamente política; y que, por tanto, no es negociable ni para el gobierno ni para la mayor parte de la población que no está inmersa en este conflicto.

Su pliego de reclamos se resume básicamente en solicitar la restitución y liberación del expresidente y aspirante a dictador Pedro Castillo. Se exige también una asamblea constituyente que redacte una nueva constitución, de estilo chavista obviamente, y la expulsión de numerosas empresas extranjeras del país, so pretexto de querer recuperar sus recursos y evitar el saqueo que han sufrido durante décadas e incluso siglos (lo cual es algo absurdo y contraproducente.

El Estado de por sí es incapaz de extraer recursos naturales y hasta ahora ninguno de los extremistas han exigido títulos de propiedad privada ni la privatización de los recursos en favor de los ciudadanos peruanos, sino que por el contrario exigen que el omnipotente Estado administre tales recursos, que como bien sabemos, sólo implica mayor corrupción, despilfarro y una mala utilización de estos como toda actividad empresarial que realiza el gobierno. Algo que me atrevo a denunciar y que no se debe olvidar nunca, es responsabilizar abiertamente a los líderes y azuzadores causantes de la violencia, gente sin escrúpulos que por demás tiene holgados recursos, pues reciben financiamiento no solamente del narco-Estado boliviano, sino también de todo el foro de Sao Paulo (hoy Grupo de Puebla).

En estos meses han estado manipulando y jugando con la ingenuidad y desconocimiento de pobladores de comunidades campesinas, gente que fue azuzada, manipulada e incluso muchas veces forzada a marchar y que para colmo de los males a partir del 10 de enero fue incentivada a viajar cientos de kilómetros hasta Lima, bajo el pretexto de imitar las marchas de los cuatro suyos de 2001 y que pretendían deponer a la presidenta interina Boluarte (cuya reacción ante las protestas fue bastante tibia y mediocre, hasta el grado de que muchos analistas la acusaron de ser cómplice de la izquierda). Estas pobres gentes, manipuladas y sacadas de sus comunidades alto andinas y viajando durante dos o tres días hasta llegar a la capital, se toparon contra la dura realidad: la capital resultó no ser una ciudad relativamente pequeña, sino que por el contrario es una metrópolis de 12 millones de habitantes, tan grande que en ningún momento detuvo sus actividades del día a día, estas pobres gentes de montaña, que muchas veces tenían a sus pequeños en brazos, fueron utilizados de la manera más vil y miserable, marchando durante horas en las extensas avenidas de Lima, sólo para que los protestantes más vándalos y violentos destrozaran propiedad privada y muchos bienes de la municipalidad metropolitana limeña.

La ingenuidad, desconocimiento e ignorancia humana se sumaron al sufrimiento y tragedia que implica ideologizar a un pequeño sector de la población para provocar caos y violencia, la extrema izquierda, ya sea en el ejecutivo, el legislativo o dentro de los dirigentes de numerosos gremios, sindicatos y comunidades campesinas siguen impunes y no responden ante la justicia, no solamente por haber herido a cientos de policías, perjudicado a miles de turistas e impedido a millones de peruanos poder movilizarse y trabajar, sino también de manipular e ideologizar a todo un sector del país, llegando a discursos de odio tan absurdos y aberrantes como proponer la anexión del sur del Perú a Bolivia o pedir la ayuda y asistencia del presidente ruso Vladimir Putin.

Por otro lado, la izquierda latinoamericana no puede lavarse las manos y hacer la vista gorda de lo sucedido, ya que estas protestas violentistas han sido respaldadas abiertamente en declaraciones en televisión de presidentes como López Obrador de México o el dictador Daniel Ortega de Nicaragua. En el otro lado del espectro político vemos que, una vez más, el Perú carece de una derecha fuerte, proactiva y asertiva, que aporte soluciones claras al país. Por otra parte, las ideas liberales que podrían impregnarse en la mente del peruano, que es trabajador y que nunca recibió ayuda del Estado, están siendo dejadas de lado debido a una falta de cobertura y difusión en los medios de prensa nacionales y locales.

Los principios liberales y democráticos tampoco se enseñan en los colegios debido a la ideologización de profesores sindicalizados y tampoco se les presta atención en las universidades debido a la presencia constante y creciente de profesores y grupos universitarios con una supuesta postura de ideológica de “centro”, pero que en el fondo representan a la nueva izquierda progresista que continúa con su discurso de odio dialéctico marxista pero que ahora profundiza en otras cosas como la “violencia de género” o una supuesta “inclusión antirracista”. Pero no todo está perdido, cada día qué pasa el hastío y descontento con la clase política dominante y las ideologías reinantes está creciendo en un sector de la población que desea informarse y combatir al fanatismo, el dogmatismo y la desinformación con la razón, la lógica y nuevas ideas

Es aquí donde entra la importancia de partidos políticos tradicionales, y de nuevas organizaciones que defiendan las ideas de la libertad, así de como «Think-Tanks» y grupos liberales que alrededor del país están sumando nuevos integrantes, ya que colectivizar a una nación implica caer en grave error, puesto que hay individuos que reaccionan y tienen la firme convicción de dar un pare a esta crisis política, de acabar con la casta política reinante, con la desinformación y extremismo de la izquierda, así como dar soluciones prácticas para un crecimiento económico y lograr un bienestar social prolongado en el Perú.

Alejandro Arestegui
31 de marzo del 2023

NOTICIAS RELACIONADAS >

El fin del falso milagro alemán

Columnas

El fin del falso milagro alemán

Es un hecho indiscutible. Europa lleva años sumida en una falta...

29 de noviembre
Mucho más similares de lo que parece

Columnas

Mucho más similares de lo que parece

El próximo 10 de diciembre se cumplirá un año des...

22 de noviembre
Nobel De Economía: contradicciones y apología de la censura

Columnas

Nobel De Economía: contradicciones y apología de la censura

Desde hace muchos años he estado cuestionando la calidad moral ...

15 de noviembre

COMENTARIOS