Alejandro Arestegui
Los eternos perdedores
Por qué el Partido Libertario cosecha tan malos resultados electorales
Las elecciones presidenciales del pasado martes 5 de noviembre marcaron un hito en la historia de los Estados Unidos de Norteamérica. El republicano Donald Trump se alzó con la contundente victoria sobre la demócrata Kamala Harris. En un resultado impresionante, el expresidente Trump superó abultadamente a Kamala Harris no solamente en los colegios electorales sino también en el voto popular, algo que no conseguían los republicanos hace 20 años. Sin embargo, en esta columna no pretendo hablar sobre los factores que llevaron a una contundente victoria de Trump, sino hablar del ocaso y decadencia de un partido que se suponía que debería ser el tercero en discordia en las elecciones: el partido libertario estadounidense.
Durante años se creyó que era necesario una fuerza política que rivalizara tanto con los republicanos como con los demócratas. Desde su creación en el año 1971 a manos de los legendarios libertarios Murray Rothbard y David Nolan, el partido pretendía ser la tercera fuerza política del país. En sus 53 años de historia el partido nunca pudo superar los cinco millones de votos a nivel nacional. En estas elecciones del año 2024 el partido ha quedado en una vergonzosa quinta posición, sólo por detrás del Partido Verde y del candidato independiente Robert Kennedy. Estas vergonzosas actuaciones y pésimos resultados deben de ser analizados y puestos en tela de juicio ¿Por qué un partido con ideas tan innovadoras sigue teniendo bajo apoyo popular? ¿Cuáles son las propuestas o estrategias que están fallando y no calan en la población? ¿Por qué fenómenos mundiales relacionados con el libertarismo como el tema de Javier Milei en Argentina no han ayudado a mejorar los resultados del partido?
Las incógnitas son muchas, sin embargo, hay que aclarar un poco cuáles son las disputas y problemas en la estructura interna del partido libertario. Dentro de mi análisis el primer factor que impide el despegue del partido libertario son los pésimos candidatos presidenciables que escogen. Ejemplo claro de esto es a inicio de la década de los 2010, cuando la convención del partido prefiere escoger a Gary Johnson como candidato presidencial en lugar del recién incorporado Ron Paul. En cuanto al ideario y cuestiones principales que trata el partido libertario y qué va aceptadas por la mayoría de sus partidarios tenemos cosas bastante razonables: se busca reducir el inmenso aparato estatal estadounidense que no ha parado de crecer desde el New Deal, evitar la acumulación de poder por parte del gobierno central federal y la no intervención del estado en la economía. Por cuestiones también acerca de la libertad individual como el uso de las armas y la despenalización que el consumo de drogas ha causado que la mayoría de políticos que se integran al partido libertario provengan del partido republicano. He aquí uno de los principales errores del partido libertario, como desean “desapegarse” del conservadurismo representado en el partido republicano, últimamente el partido libertario está presentando propuestas cada vez más apegadas hacia el progresismo. Esta estrategia de volverse cada vez más progresista bajo la excusa de “defender todas las libertades, no sólo a las económicas sino también las sociales, políticas y sexuales” no ha calado bien en su electorado. Los debates actuales dentro de la sociedad estadounidense hace que todavía no sea momento de discutir temas como la absoluta legalización de drogas, la legalización de la prostitución o temas sensibles como la venta de órganos.
Volviendo a los nefastos candidatos que escogen, Gary Johnson fue tan mezquino que el único colegio electoral que pudieron obtener en 2016 curiosamente fue a parar a Ron Paul, un paleo libertario conservador proveniente del partido republicano que emula la más fiel tradición de la derecha alternativa y la antigua derecha (la Old-right libertaria de antaño). En 2020 lanzaron a una empresaria y psicóloga llamada Jo Jorgensen y en los últimos comicios un exsocialista, ex demócrata y activista LGBTBI llamado Chase Oliver encabezó las listas del partido libertario. Obviamente esta estrategia electoral de cambio de dirección no ha surtido efecto, ya que los votantes progresistas siguen en su inmensa mayoría votando a los demócratas y aunque los conservadores crean que hay que reducir el estado, estos siguen apoyando a los republicanos. Los éxitos cosechados en 2016 (4 millones y medio de votos) se debieron en gran medida al apoyo de Ron Paul. Es evidente esto porque en 2024 apenas han obtenido 577 mil votos, ocho veces menos que en 2016 y su peor resultado desde 2008. Otro error mayúsculo cometido por el electorado libertario es rechazar haber entrado en coalición con los republicanos. En abril de este año el presidente Donald Trump realizó una conferencia en la convención del partido libertario, más allá de los abucheos y pifias; la falta de visión de los votantes libertarios hicieron que se rechazara tanto a Trump como al independiente Kennedy y se terminó eligiendo al nefasto Chase Oliver. Paradójicamente Trump ha sacado más votos que cualquier otro candidato republicano en la historia e incluso el propio Robert Kennedy tuvo 50 mil votos más que los libertarios.
Por lo tanto, esta es la disyuntiva del partido libertario estadounidense. Primero, sus políticas férreas en contra del estado de bienestar y la búsqueda constante de eliminar cualquier plan social que provea el gobierno federal desalienta a los votantes demócratas de cambiarse a libertarios. Por otra parte, la falta de nacionalismo y compromiso con los valores tradicionales, la familia, el matrimonio, la religión y la tradición desalientan a los votantes republicanos de unirse a las filas libertarias. Pero esto no siempre fue así, como mencioné anteriormente, la llamada vieja derecha era un conjunto de pensadores, intelectuales y políticos fuertemente anti estatistas y a la vez con férreas convicciones tradicionalistas.
Aquí tenemos a figuras como Albert Jay Nock, Frank Chodorov, Rose Wilder Lane, Frank Meyer e incluso el periodista y divulgador económico Henry Hazlitt. Incluso pensadores no directamente asociados a la Old-right como la objetivista Ayn Rand criticaba duramente al partido libertario que se formó a posterior, porque habían olvidado muchas de las premisas del movimiento libertario primigenio. Posteriormente a la vieja derecha (que se gestó en los años 20 y 30), apareció en los 90 el movimiento paleolibertario, estrategia política que unió a paleo conservadores del partido republicano junto con libertarios seguidores de Murray Rothbard. Incluso en el año 2012, en las primarias republicanas tuvieron mucha simpatía hacia un candidato libertario como Ron Paul.
Quizás la estrategia política vaya por este lado. Un partido libertario que demuestre compromiso con los valores tradicionales y los principios éticos y morales formadores de la nación americana, junto con políticas de libre mercado Laissez-faire y una reducción drástica del estado federal (al estilo motosierra de Milei) podría ser la clave para crear un partido libertario estadounidense que sea tercera fuerza política de verdad. Hasta ahora muchos escándalos y controversias han rodeado el partido libertario, esto hace que muchos académicos, intelectuales, estudiantes y ciudadanos comunes de convicciones libertarias terminen votando por los republicanos.
Incluso aquí en Latinoamérica muchos libertarios seguidores del presidente argentino Milei han demostrado públicamente su apoyo a Donald Trump, el cual querámoslo o no, sigue siendo un claro ejemplo de outsider político que no proviene del establishment republicano. Quizá incluso lo más inteligente para los libertarios debió haber sido entrar en coalición con los republicanos y así poder obtener presencia en la nueva administración que por ahora gobernará con mayoría absoluta en las 2 cámaras legislativas por el periodo de 2 años.
Las propuestas quedan sobre la mesa ya que depende de los propios libertarios estadounidenses elegir sus políticas a futuro. A día de hoy el partido republicano se consolida como la fuerza en la que liberales, conservadores y patriotas depositan sus esperanzas para combatir al izquierdismo que ahora impera en el partido demócrata. Esperemos que la victoria de Donald Trump permita a Estados Unidos recuperarse de la debacle económica y cultural de los últimos años y que junto a gobiernos como los de Javier Milei puedan realizar un cambio de paradigma en la política en las próximas décadas.
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