Jorge Morelli

Los dos tabúes

Los dos tabúes
Jorge Morelli
23 de agosto del 2017

Éxodo de alumnos y discriminación magisterial

Este podría ser un punto de inflexión para el Perú. La huelga de dos meses de los maestros de la educación pública peruana está señalando el camino, con todas sus crudas limitaciones. No iremos a ninguna parte sin una reforma en serio de la educación pública.

Los alumnos deben ser el primer objeto de atención del sistema educativo. Luego de pasar un año en la Comisión de Educación del Congreso, sin embargo, puedo decir que tristemente ellos no son el objeto de la preocupación de nadie. Ni de los dirigentes de los maestros, obsesionados con sus agudas dificultades económicas, ni de los parlamentarios, ocupados en adularlos y jamás disgustarlos para no perder su voto.

Nadie repara entonces en el éxodo masivo —no hay otra palabra— de los alumnos de la educación pública peruana a la privada en los últimos años. Nadie nota que esta migración no se debe, como se cree, a que la educación privada sea de mejor calidad, sino a la clamorosa necesidad de los padres de que sus hijos reciban alguna forma, aunque sea rudimentaria, de tutoría que haga un seguimiento cotidiano de su asistencia y su progreso en el aprendizaje. Este es un problema aún no bien comprendido ni siquiera por el Ministerio.

Mal diagnosticado y peor remediado, el tema es un fracaso del que no se habla, que el Ministerio se resiste a dar a conocer y debatir públicamente. Sus mejores esfuerzos al respecto se limitan hasta el momento a un nuevo currículo respecto del cual el país ha debatido por meses solo el tema de la llamada ideología de género; sin dedicar un minuto a considerar si, por ejemplo, las ocho horas semanales dedicadas a ciencia y matemáticas en el último grado de primaria tienen el peso adecuado frente a las quince dedicadas a humanidades o las ocho restantes dedicadas a otras actividades. Esto no le interesa a nadie

El debate público de la educación se centra exclusivamente en las necesidades de los maestros, no en las de los alumnos. Y este universo paralelo se halla igualmente dominado por un segundo tabú. El debate es aquí en torno a cuánto deben ganar los maestros nombrados en cada una de las ocho escalas de la carrera magisterial (que son seis en realidad, porque las dos últimas están vacías). El debate es totalmente ciego a la realidad de la escandalosa exclusión de los maestros contratados, a los que no se permite ingresar a la carrera magisterial aun si tienen título profesional en cualquier disciplina, porque el acceso está limitado exclusivamente a los que tienen título profesional de Pedagogía.

Este es un caso escandaloso de discriminación, a ojos vista y delante de las narices de todo un país sistemáticamente llevado a creer falsamente que el problema de la educación es apenas de escasez de recursos. Los recursos son limitados, en efecto, pero más limitado aún es el nivel de la conciencia ciudadana, la alienación brutal que domina el universo de la educación pública en el Perú.

Nuestro sistema educativo es digno del siglo XIX. Al llevarlo al siglo XXI no se ve cómo puede eludirse el shock de una toma de conciencia profunda, que sea el punto de partida de la reforma, un remezón que la sacuda hasta sus raíces. Si al menos para sacar esa lección sirviera esta huelga que lleva ya dos meses, podría decirse que sacamos algo en limpio. Pero ni una sola vez, ni por asomo en estas semanas, se ha mencionado en voz alta este tema, ni en los ríos de tinta vertidos se ha escrito nada acerca de estos dos tabúes que nos mantienen encadenados al pasado. La inconsciencia de la propia realidad es la peor verguenza.

Pero todavía estamos a tiempo. Este aún puede ser el punto de inflexión para el Perú. Hoy es hora de abrir la puerta de la carrera magisterial a los que tienen título profesional distinto al de Pedagogía. Es la única manera en que la oferta de enseñanza de calidad podrá responder a la demanda del mercado y mejorar la calidad de la enseñanza en el más breve plazo.

Y entonces se detendrá el éxodo de los alumnos de la educación pública.

Jorge Morelli

 
Jorge Morelli
23 de agosto del 2017

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