Jorge Morelli
El Perú da el ejemplo
Se está forjando una nueva conciencia política
Vamos, es hora de avanzar. La primera presidente del Perú ha dado el paso con un pronunciamiento no solo conciliatorio sino también sincero. Aun sin las pruebas necesarias, elijo creerlo. Lo hago porque al elegir el lado de la paz ha erradicado por fin de su discurso de izquierda todo resto de un lenguaje de la confrontación.
Hoy es necesario devolver la tranquilidad a las familias peruanas luego de 18 meses de incertidumbre que han paralizado la inversión y en los que solo la poderosa inercia del crecimiento informal ha permitido a los peruanos sobrevivir. Pese a la violencia digitada, en estos días no ha habido alzas ni desabastecimientos que no hayamos podido domar a tiempo. Tampoco ha habido temor en la bolsa de valores. No hemos tenido miedo.
Hemos perdido vidas e infraestructura pública y privada, como pasó en Chile. Eso no se mide en la misma escala. Hubo bloqueos inhumanos de parte de quienes obedecen consignas por las que algunos aún esperan cobrar, en los que no hubo compasión ni por los niños enfermos de gravedad.
La del Perú es una victoria silenciosa, un ejemplo de tolerancia más allá de los límites del deber; un ejemplo que recuerda otras victorias del Perú basadas en la paciencia y la firmeza. Estamos a solo un paso de doblegar el levantamiento que ha hecho perder vidas humanas; pero no ha significado aún ganar la paz. El Perú ha avanzado en días lo que no había logrado en meses y años.
El enemigo es el Eje La Habana-Caracas-La Paz. No tiene un ejército, solo mercenarios a quienes apelan al discurso del odio como una herramienta de dominación mental para ser usado como un arma contra el Perú. La narraiva de la leyenda negra colonial ha sido empleada para dividir a los peruanos. Pero el hecho es que esa narrativa tóxica no ha prevalecido en el Perú, a diferencia de otros pueblos hermanos de Sudamérica.
Aun hay peligro, no obstante. Todavía las calles y las minas repiten el eco de una falsa narrativa muerta. Pero no se ha incendiado aquí la pradera, en la cuna de la civilización más antigua de esta parte del mundo. El odio nacido de la Conquista quedó atrás hace siglos. Estas últimas décadas, y en particular este último año y medio, han puesto ante todos la evidencia. Ha sido posible forjar en el Perú una nueva conciencia política.
A veces, décadas de historia pueden tomar solo unos pocos días. Ese es el crisol en que una nueva igualdad de oportunidades puede prevalecer sobre la discriminación, la gobernabilidad democrática sobre el conflicto de poderes y la libertad económica sobre el mercantilismo proteccionista. Ese es el ejemplo silencioso de las páginas que el Perú escribe estos días, sin demasiado ruido de palabras. Es su carta a los pueblos hermanos de Sudamérica.
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