Jorge Morelli
Los camaradas necesitan dejar atrás el fanatismo
Están en el Gobierno pero no tienen el poder

No está claro que realmente necesitara los votos, pero con el objeto de evitar la vacancia de la Presidencia, Pedro Castillo llegó a un trato con Vladimir Cerrón.
El acuerdo fue que antes del 31 de diciembre del año pasado, o a más tardar en la primera quincena de enero, Castillo cambiaría al gabinete y pondría a los camaradas de Cerrón en el premierato y un número de ministerios, incluso en la cartera de Economía y Finanzas. Los camaradas se apresuraron a celebrar por adelantado el acontecimiento de manera pública.
No obstante, hoy –casi al final de enero– el famoso giro no ha ocurrido. Por el contrario, la premier y el ministro de Economía siguen en sus puestos, e incluso el premierato hace declaraciones en el sentido de que el voceado recambio ministerial no ocurrirá. Al menos, no en algún momento próximo.
Despechados, impacientes por devolver el agravio ante la sospecha insoportable de que han sido burlados, los camaradas han vuelto al ataque con su demanda fundamentalista de la primera hora: la constituyente.
El reclamo de la disolución del Congreso ya no sirve, no hay votos. Es evidente que el pueblo peruano no quiere más disoluciones del Congreso ni vacancias de la Presidencia. Tampoco le hace falta ninguna constituyente. De hecho, está harto, y con razón de los vendedores de cebo de culebra que ofrecen hacer tabla rasa de todo para comenzar de nuevo, como si la historia hubiese comenzado con su aparición.
Los camaradas están descubriendo, pues, por primera vez la verdad atroz: que se puede estar en el Gobierno y no tener el poder. Peor aun, sospechan ya que tampoco lo alcanzarán. Es una ofensa para ellos escuchar que deben esperar porque este no es el momento oportuno para el programa radical del que se autoconvencieron. Y se lanzan ahora desesperadamente a la carga para tratar de imponer por la fuerza lo que queda de su plan máximo: la constituyente. Comunistas demandando ante un tribunal que declare inconstitucional la ley por la que todo referéndum debe pasar por el Congreso primero. Los camaradas parecen una orquesta de señoritas. No deja de tener su humor negro.
Pero el Tribunal Constitucional no parece tener ni la voluntad ni los votos para enmendarle la plana al Congreso. No habrá, pues, al parecer, ni disolución del Congreso, ni vacancia de la Presidencia, ni asamblea constituyente.
Asi deberían entenderlo los camaradas y madurar. Vladimir Cerrón tiene la formación política y el liderazgo necesarios para conducirlos hacia una refundación no del Perú, sino de la izquierda: tirar los manuales y poner por delante ahora mismo las necesidades del pueblo peruano. Pero tendrá trabajo por delante, porque es difícil lidiar con el fanatismo. Fánatico, decía Churchill, es el que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema.
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