Nicolas Nadramia
Los 60 años de Panamericana Televisión
Fábrica de los más grandes éxitos de la televisión peruana
“Una pausa y no regreso” fueron las últimas palabras de Augusto Ferrando en la emisión de su último programa Trampolín a la Fama, el cual llegó a estar en el aire por treinta años consecutivos. En su escritorio, imitando políticos, Guillermo Rossini comenta lo que es el billete de cien millones de Intis, en donde aparecía Tupac Amaru “lloroso, con las lágrimas que se le caen y el sombrero en la mano, y a la vuelta la llama pidiendo socorro, realmente es el shockcorro” y el clásico cántico de los niños y pre adolescentes con “sube a mi nube… Nubeluz”. Las tres escenas las vimos en Panamericana Televisión, emisora nacional que hoy cumple 60 años en el aire y que es parte importante de la historia de las telecomunicaciones, el entretenimiento y el periodismo de nuestro país.
No fue el primer canal de televisión en nuestro país, pero sí el primero en lanzar un noticiero matutino, que empezaba a las seis de la mañana y que continúa emitiéndose hasta hoy. El canal fue una idea de Genaro Delgado Parker y sus hermanos, quienes ya trabajaban en las telecomunicaciones en el país, a través de programas de radio. En sus inicios Delgado Parker ha comentado que no tenía muchos medios para hacer realidad esa iniciativa, pero bastaba con las ideas y trasladar los contenidos radiales a la TV. Así, inició sus viajes a Holanda para conseguir equipos de la fábrica Phillips con tal de tener los mejores equipos para la producción de los programas. La televisión era un mercado consolidándose en Estados Unidos y Europa, y en Latinoamérica empezaba a tomar forma: de existir alrededor de 100 televisores en el país en la década de los 50’s, se pasó a tener hasta 200,000 en total a nivel nacional cinco años después.
Su época de oro se dio con las telenovelas en la década de los sesenta y setenta del siglo pasado, las cuales eran producidas en el canal y eran exportadas a casi toda Latinoamérica. Un hito importante en este aspecto fue Hermanos Coraje (1972), ambicioso proyecto peruano mexicano, que tuvo entre sus protagonistas a Fernando Larrañaga, quien terminó mudándose a México para continuar allá su carrera actoral. Algo similar ocurrió con Ricardo Blume, actor que protagonizó Simplemente María (1969-1972), quien continuó en el país azteca actuando, y que siempre reconoció que todo lo que logró profesionalmente fue gracias a Panamericana Televisión. Y claro está, si hablamos de telenovelas producidas en la mejor ventana no podemos olvidar a la popular Natacha (1970), protagonizado por la peruana Ofelia Lazo y el mexicano Gustavo Rojo. Casi todas estas telenovelas mostraban la relación amorosa entre un hombre adinerado y una mujer humilde (algo que entonces era considerado casi un “amor prohibido”), y su éxito reflejaba las grandes las diferencias entre estratos sociales imperantes en nuestro continente.
Todo cambió a causa del golpe militar de Juan Velasco Alvarado, que adjudicó el 51% de las acciones de los medios de comunicación al gobierno, para promocionar una buena imagen de la dictadura. Esto obligó a Delgado Parker a renunciar, y el canal comenzó a hundirse, convirtiendo su programación en mera propaganda del régimen. No obstante, hubo unos pocos programas cuya transmisión no se detuvo. Es el caso del ya mencionado Trampolín a la fama, conducido por Augusto Ferrando de manera ininterrumpida por treinta años, hasta 1996. Logró un récord Guinness y se convirtió en la principal puerta hacia el éxito para muchos cantantes y comediantes: Melcochita, Fernando Armas y casi todo el elenco de Risas y salsa.
A la vuelta de la democracia, el presidente Fernando Belaunde devolvió los medios a sus principales dueños. Pero fue recién en 1990, diez años después de la devolución, que Panamericana pudo nuevamente exportar contenidos propios: Nubeluz, bajo la conducción de Mónica Santa María y Almendra Gomelsky, puso al canal –y la televisión peruana– en los ojos de la región por última vez, gracias a su temática infantil y sus cuatro horas de duración, en las que se combinaban juegos, bailes, canciones y dibujos animados.
Sin embargo, sabemos que en toda empresa o corporación grande no solo hay éxitos. El canal, luego de la salida de Augusto Ferrando y la cancelación de Nubeluz –que ya estaba en picada a causa del suicidio de Mónica Santa María– empezó a decaer nuevamente en la calidad de su contenido.
A inicios del siglo XXI, a causa de las malas gestiones administrativas, que conllevaron a un juicio con la Sunat, desde el 2009 hasta el 2014. Finalmente el Tribunal Constitucional exoneró a Pantel (la empresa encargada del mercadeo y comercialización de los programas emitidos en Panamericana), tal como señala Fabio Changanaqui en su tesis de pregrado, de la deuda tributaria con la Sunat. Una resolución que fue criticada por el doctor René Velásquez en la revista Gaceta constitucional y Procesal Constitucional en el mes de agosto del 2016, afirmando que Pantel es una empresa que tiene su propia personería jurídica y que independientemente de quienes hayan sido o sean accionistas, esta empresa tiene sus derechos y obligaciones por propia cuenta.
A pesar de esos problemas, Buenos días, Perú, el primer noticiero mañanero de la televisión peruana, sigue saliendo al aire en Panamericana Televisión junto con Panorama, considerado también el primer noticiero político dominical. Los programas que fueron producidos por PROPAM (la empresa encargada de la producción de programas en Panamericana TV) han sido de mucha influencia, de una u otra manera, para la realización de algunos de los más importantes de la televisión peruana. Panamericana es un hito en la historia de los medios de comunicación en el Perú, y esperamos que pronto pueda volver a tener el protagonismo que tuvo en décadas pasadas, tanto en los contenidos que ofrece como en los índices de sintonía.
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