Guillermo Vidalón

Legitimidad del uso de recursos naturales

No constituyen un fin en sí mismos

Legitimidad del uso de recursos naturales
Guillermo Vidalón
13 de octubre del 2020


El empleo de los recursos naturales ha sido puesto en cuestión con el argumento del impacto ambiental. Pero, ¿acaso no resulta obvio que la impronta humana genera en sí misma una transformación del escenario natural?

El paso del nomadismo al sedentarismo se debió a que las personas tomaron conocimiento del ciclo natural que permitía que una semilla se convierta en una planta y luego ofrezca un fruto. Asimismo, se percataron de que dicha planta requiere agua en la justa medida para permitir su crecimiento y satisfacer la expectativa de los primeros consumidores. Reconocer que era necesario derivar aguas de una fuente originaria para conducirlas a un terreno hasta entonces eriazo, hizo que la actividad minera esté también presente en este proceso. ¿Acaso no hemos visto los canales de conducción hechos en piedra por nuestros antepasados, los aliviadores del caudal de las aguas y los desarenadores, etc.?

Brindar calidad de vida a un número creciente de compatriotas y residentes en el territorio implica necesariamente hacer uso de los recursos con que cuenta el país. Lo contrario es optar por dejar en condiciones de indefensión a nuestra sociedad. En concordancia, los mensajes de exclusión de actividades económicas legítimas no tienen cabida si se trata de elaborar un programa de desarrollo para el Perú de los próximos cinco años.

¿Cuáles deberían ser las líneas del debate político electoral? Cómo proporcionar agua de calidad al interior de todas las viviendas, cómo reducir la pobreza mediante la generación de empleo productivo, cómo mejorar la calidad de la educación para que nuestra población tenga una mejor formación y competencias que redunden en una mejor remuneración en función a sus niveles de productividad, cómo hacer un gobierno digital (que abarque también al Poder Judicial), cómo combatir la inseguridad ciudadana y el crimen organizado (tala de árboles y minería ilegal, y, el narcotráfico), cómo brindar servicios de salud de calidad al alcance de toda la población, cómo atraer inversiones para generar ahorros y más sinergias, cómo promover inversiones en activos ambientales, cómo mejorar nuestra infraestructura hídrica para fortalecer la producción agrícola y retomar el boom de la gastronomía (cuyo crecimiento va de la mano con el aumento de la producción agropecuaria), cómo reducir los impactos que no se consideran positivos.

Segundo punto de debate, es ¿cómo vamos a financiar todo lo mencionado previamente? Si los principales productos de exportación con que cuenta el país son las materias primas y, de manera creciente, las agroexportaciones, lo que debemos hacer es fomentar su crecimiento y consolidación, porque ambos sectores proporcionarán los recursos que la sociedad peruana necesita para cerrar las brechas sociales e incluir efectivamente y no sólo de manera discursiva. 

En consecuencia, resulta ético y legítimo el empleo de los recursos naturales porque no constituyen en un fin en sí mismos, sino en un medio para cumplir con el precepto de la Carta Magna: “la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”.

Guillermo Vidalón
13 de octubre del 2020

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