Cesar Gutierrez
Laxitud de los representantes de las acciones estatales
El supuesto rol vigilante del Ministerio de Economía y Finanzas
A raíz de la crisis de Petroperú (PP), los amigos de la generalidad y del fraseo conciliador que no colisiona con el poder político han estado prolíficos en destacar un supuesto rol de vigilante severo de los conductores del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), a la vez que citaban, como panacea, las prácticas del buen gobierno corporativo. Música celestial para el gobierno.
En la otra orilla, en la que me incluyo, están los escépticos, confrontacionales a sabiendas de que serán blanco de críticas de sectores estatistas, entre los que hay militantes que trabajan en la administración pública, exfuncionarios estatales que transitaron silentes en la época que se hacía apología de las empresas privadas, congresistas, ministros de Estado y la propia mandataria Dina Boluarte. Lo mínimo que se ha exigido desde este frente es el retorno de la petrolera estatal al holding estatal Fonafe (Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado).
Los conceptos a discutir: MEF vigilante, buen gobierno corporativo y Fonafe, son de aplicación a todo el ámbito de las empresas de propiedad estatal, no solo al caso de PP.
El rol del MEF como garante del buen uso de los recursos del Estado, perdió vigencia por lo menos desde el 2022, préstamos y aumentos de capital a PP sin tener siquiera idea de una visión de la gestión económica y financiera en el mediano plazo, irresponsabilidad suprema. Queda claro que los titulares de turno de la cartera han estado pensando en satisfacer al Ejecutivo y partidarios de la misma causa en el Congreso. Aquí incluyo al ministro Alex Contreras, que dubitativo ha tenido idas, venidas, y discursos para cada ocasión y auditorio, la preservación del cargo es su divisa.
Lo que ocurra a futuro con un posible nuevo ministro en el MEF, dependerá del grado de independencia que muestre, a sabiendas que la mandataria gusta de las empresas estatales a cualquier costo, y que tiene aliados en el Legislativo en la misma línea, de los que no quiere ni puede desprenderse.
Respecto al discurso del buen gobierno corporativo, que suena bonito, aunque no se profundiza, parecen olvidarse sus panegiristas que, en la definición, la OCDE menciona el derecho de los accionistas, en este caso el Estado, que representa administrativamente a todos los peruanos. Los representantes de las acciones del Estado que la ejercen ministros, se olvidan que en el interés de los accionistas está la priorización de necesidades como destinar recursos a salud, educación y seguridad, entre otros y no en dilapidarlos en supuestos réditos futuros
Finalmente, sobre el Fonafe, durante sus casi 25 años de operación, desde las 34 empresas y EsSalud a su cargo, se le ha visto desde siempre como una traba a los proyectos de inversión, inclusive en aquellos que tienen racionalidad económica y social. Personalmente suscribo esta posición y fui en el 2002 como presidente de EsSalud un promotor de su salida de allí. Resultó un acierto, porque entre el 2003 y el 2010 las administraciones de turno pudieron actualizar su equipamiento y construir infraestructura.
En el 2006, cuando se promulgó la Ley de Fortalecimiento y Modernización de PP (ley 28840), expresé públicamente mi conformidad del retiro del Fonafe, y si ahora soy de los que promueven su retorno, es porque el manejo económico y financiero se salió de control, y si hay una herramienta que ponga límites es pasar por la holding estatal, donde hay dos niveles de filtros: el equipo técnico de la dirección ejecutiva y el directorio, en el que participan 5 ministros de Estado, incluido el Premier. Lo considero un mal necesario.
De las dificultades pueden emerger ideas innovadoras, del gobierno no espero nada, ojalá de la oposición parlamentaria y extraparlamentario surjan propuestas positivas.
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