Dardo López-Dolz

Las elecciones municipales y regionales

Se abren espacios para nuevas figuras en la política nacional

Las elecciones municipales y regionales
Dardo López-Dolz
09 de octubre del 2018

 

La lejanía creciente y sostenida entre la población y las fuerzas políticas que controlan los dos poderes del Estado cuya composición emana del voto popular, se hace evidente en el resultado de las elecciones de ayer. Fuerza Popular, pese a mantener una importante primera mayoría en el Congreso, no ha alcanzado ninguna alcaldía ni presidencia regional. Y el partido de Gobierno, Peruanos Por el Kambio, menos del medio por ciento de las plazas.

El resultado descrito debiera llevar a ambas fuerzas y al Partido Aprista Peruano (el otro gran perdedor de estos comicios) a evaluar las consecuencias de buscar resultados distintos insistiendo en el uso de los mismos cristales que les vienen generando una óptica incompleta, cuando no errada, del sentir nacional.

Los dos partidos marxistas con presencia en el Congreso no han conseguido una posición relevante en Lima ni en el resto del país. Mientras que en Puno el aliado de Evo Morales se ha hecho de más de la mitad de los votos; pero en Cusco, plaza tradicional de la izquierda electoral, ganó Acción Popular.

Carentes de analistas desapasionados y operadores políticos experimentados, las distintas tiendas han priorizado el pleito en corto, más preocupados en vencer en cada escaramuza o batalla, pero sin prestar atención al objetivo último. Esto, ademas de ser una débil habilidad política para sintonizar de modo sólido con el electorado peruano contemporáneo, ha generado un cambio inusual en las correlaciones de fuerzas políticas.

Acción Popular ha triunfado en Lima y se ha hecho fuerte en varias provincias apelando a su estrategia primigenia de personalidades atractivas y conciliadoras. antes que el detalle en los planteamientos e ideas que la mayoría de electores no alcanza a conocer.

En provincias APP ha ganado terreno, pero menos que el que esperaba. Son las alianzas regionales las que nuevamente ganan preponderancia, en detrimento de los partidos nacionales, que parecen una vez más no encontrar el camino de adaptación coyuntural sin perdida de horizonte. Eso no le hace bien a la democracia, que requiere de estrategias nacionales antes que intereses regionales, a menudo contrapuestos entre sí.

El resultado descrito abre espacios racionalmente posibles para nuevas figuras en la política nacional de cara al 2021. Los partidos políticos nacionales con mayor relevancia numérica parlamentaria y el partido de Gobierno deberán avocarse a un rápido control de daños, aplicando un análisis crudo de los elementos detrás de la debacle. Tras ello, requerirán vigorosos golpes de timón y probables relevos en la composición del liderazgo estratégico.

Por último, es importante es recalcar que —en consonancia con lo sucedido en las elecciones presidenciales en Colombia, Chile y Brasil, y lo que podría ocurrir en Bolivia tras la derrota de Evo en La Haya— el electorado, pese a la enorme presión mediática coordinada, no da signos de giro hacia el radicalismo de izquierda, ni siquiera hacia la izquierda moderada. Se ha movido más bien hacia una centro derecha moderada, respetuosa del modelo económico que nos sacó de la crisis en que nos sumió el estatismo velasquista y los temorosos dos primeros gobiernos tras la dictadura militar.

 

Dardo López-Dolz
09 de octubre del 2018

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