Miguel Ibarra
¿La segunda vuelta es un golpe contra la democracia?
Una serie de errores que no parece producto de la casualidad
¿Cómo es que llegamos a tener un parlamento tan fraccionado, con representantes cuya exigua votación solo demuestra su frágil representatividad? ¿Por qué candidatos presidenciales como Rafael López Aliaga, Hernando de Soto y Yonhy Lescano obtuvieron una votación tan diezmada en la primera vuelta, cuando su tendencia era al alza? ¿Es Pedro Castillo el outsider de la izquierda? ¿Existirá acaso un concierto de voluntades ideológico y político para generar este caos?
La falla del sistema electoral es por omisión (el Reniec no realizó un peritaje a las firmas falsas), por negligencia (contabilizar actas con datos adulterados sin prevenir errores o distorsiones estadísticas), por formalismo (no permitir presentar en fecha cierta, y dentro de las 24 horas, recursos de nulidad contra actas por vía electrónica en tiempo de virtualidad) y falta de actualización (un padrón electoral con votantes difuntos). Son errores y decisiones del Reniec, la ONPE y el JNE que empañan el proceso electoral.
Pero este escenario no parece producto de la casualidad, sino más bien de una estrategia política planificada y organizada, con el voluntarioso apoyo del expresidente Vizcarra. ¿Fueron acaso caviares e izquierdistas como Sagasti, Salas y Cerron, parte de este complot para manipular la voluntad popular en las ánforas? Como diría Roosevelt, en política no hay casualidad. Los caviares y sus aliados se prepararon con tiempo para organizar y legitimar esta estrategia, reduciendo la población votante para generar ventaja estratégica, y fragmentando y polarizando el antivoto.
¿Es acaso casualidad que la candidata a segunda vicepresidencia Dina Boluarte sea jefa del Reniec (entidad que elabora el padrón electoral) y hermana de Rene Boluarte asesora de la Junta Nacional de Justicia? La elección de los miembros del JNE podría haber tenido un sesgo político premeditado, vinculado al gobierno de Martin Vizcarra. Recordemos que Vizcarra se mantuvo en carrera con los votos de tres magistrados del Poder Judicial: Jorge Salas (presidente del JNE), Jovián Sanjinez y Jorge Rodríguez. Salas le debía además a Vizcarra el favor de haber declarado prescrita una acción administrativa en contra de su hermano, Héctor Salas Arenas.
El gobierno de Francisco Sagasti, cuyo partido ha sido defensor y aliado de Martín Vizcarra, ha generado un lento y conveniente proceso de vacunación con una alta tasa de contagio y de mortalidad por el Covid-19. Esto ha generado ausentismo en el proceso electoral, tanto de electores como de miembros de mesa. Según reportes de la ONPE, el ausentismo en segunda vuelta fue de 25.42%.
La fragmentación del parlamento parece estar diseñada para promover una crisis futura y entregarle a Castillo el uso democrático de la disolución del Congreso y la convocatoria a una Constituyente. Se polarizó la votación sobre la base del antivoto, para legitimar, dividir y fraccionar. A eso se sumó una estrategia de manipulación de mesas de sufragio, actas y votos. ¿Es entonces casualidad tener un parlamento sin mayorías y que el partido con mayor antivoto, Fuerza Popular y su candidata Keiko Fujimori, pasara a segunda vuelta?
Nos enfrentamos a un escenario sacado de un libro de terror, y que revive, punto por punto, los episodios vividos por Venezuela, Bolivia, Argentina y Chile. Todos ellos con desastrosos resultados para esos países.
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