Jorge Morelli

La ruta y el muro

La ruta y el muro
Jorge Morelli
23 de noviembre del 2016

Dura más la ruta más larga que el muro más alto

La muralla de más de 7,000 kilómetros que China construyó hace más de 2,000 años tenía como finalidad mantener fuera a los bárbaros mongoles. Para cuando Marco Polo llegó a China —1,500 años más tarde— atravesando los Himalayas y el desierto de Karakorum, gobernaba China el gran emperador mongol Kublai Khan. La muralla sirvió a su propósito por mucho tiempo, pero no impidió lo que la perseverancia y el arte de la caballería de guerra mongol impondrían tarde o temprano: la conquista de China, el imperio más grande que ha existido jamás.  

El muro de nuestra era fue el de Berlín. Irónicamente, fue construido por los propios bárbaros para impedirle a su pueblo escapar a los mercados. Una vez caído este muro, sin embargo, la Unión Europea eligió incorporar a su seno cada vez más países de Europa del Este. Las empresas occidentales se instalaron en esos países para producir con menores costos. Pero el esquema no sirvió para frenar la migración a las ciudades de Europa occidental desde Europa del Este y más allá de las fronteras de Unión Europea. Lo mismo sucede con la migración mexicana a EE.UU. El tratado de libre comercio de Norteamérica (NAFTA) durante años sirvió para reducir los costos de producción de las empresas americanas que migraron a México. Ciertamente no detuvo, en cambio, la migración de los mexicanos a EE.UU. Tampoco el muro de Trump servirá para detenerla.

Si usted no quiere el libre comercio y no permite comprar a regiones más pobres lo que ellas producen, y prefiere subsidiar a sus propios productores —como ha hecho EE.UU. con el trigo y Europa con la leche, y como hará ahora el presidente Trump con la industria—, los habitantes de esas regiones se mudarán a vivir a su país y a su ciudad. A la inversa, dice la lógica, si usted quiere reducir las migraciones a su país, compre lo que esas regiones pobres producen. Por eso dice Ricardo Lago, en una reciente entrevista, que “más comercio quiere decir menos inmigrantes”. Y que, por lo tanto, “si Trump quiere aplicar una política migratoria más estricta, no tendrá más remedio que mantener NAFTA”. Uno u otro. Eso es lo que la razón indica.

En la práctica, sin embargo, la experiencia señala que las empresas de las economías desarrolladas migraron hacia donde se encontraban los trabajadores baratos, y los trabajadores baratos se mudaron igual a los mercados de consumo. La migración es una ola incontenible.

A China, al otro lado del Pacífico, detrás de los Himalayas y los desiertos de Asia Central, no la amenaza ninguna ola migratoria desde Occidente. No necesita murallas. El presidente chino, Xi Jinping, recoge hoy, sin perder un minuto, la bandera del libre comercio que EE.UU. y la Unión Europea dejan caer. China da hoy, además, en el clavo político correcto: su presidente aseguró, en su mensaje desde Lima a toda Sudamérica, que independientemente de las vicisitudes internacionales “China nunca practicará la hegemonía ni la expansión”.

El designio chino no es construir muros, sino el cinturón material de la “ruta de la seda” alrededor del globo para ser la gran potencia global del siglo XXI. El propio Xi aludió a la ruta de la seda global en su discurso. Y hace algún tiempo China propuso a Brasil y al Perú construir el tren que atraviesa Sudamérica del Pacífico al Atlántico. Esto para enviar a China no solo minerales, como ahora, sino también soya del Brasil y, de regreso al Brasil, fosfatos de Bayóvar para la agricultura de la soya. Y enviar por el Amazonas, al mismo tiempo, tecnología china ensamblada en Manaos, con destino a Europa y por el Atlántico. Para regresar luego desde los puertos del norte de Europa, pasando por Moscú, de vuelta a China. Es la nueva ruta de la seda que China construye paciente e incesantemente y que, a escala global y setecientos años después, es el mismo empeño del veneciano Marco Polo.

Más dura en el tiempo la ruta más larga que el muro más alto. Esa es la lección de la historia.

 

Jorge Morelli

@jorgemorelli1

jorgemorelli.blogspot.com

 
Jorge Morelli
23 de noviembre del 2016

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