Alejandro Arestegui
La nefasta ley de agentes extranjeros
Una ley al mejor estilo chavista y que amenaza la libertad de los georgianos
Después de varias semanas de disputas legislativas el pasado 14 de mayo el parlamento de la nación de Georgia aprobó la controversial “ley de agentes extranjeros”, al mejor estilo de países como Venezuela o Nicaragua, esta norma pretende ser una especie de ley mordaza contra la oposición. Todo esto orquestado a través de grupos e intereses abiertamente favorables a Rusia, justamente en una región donde el Kremlin está perdiendo poder. El Cáucaso está dejando de ser una región bajo la órbita rusa y eso preocupa mucho a Vladimir Putin. Por lo que hay que mencionar algunos nombres de la política georgiana los cuales están involucrados tras este proyecto de ley completamente liberticida y arbitrario.
Desde la Independencia georgiana de la Unión Soviética en 1991, su estado sucesor, es decir Rusia, ha querido inmiscuirse en la política georgiana constantemente. Estas intromisiones servirían para tener a los países del Cáucaso como estados títeres al servicio de Moscú y así evitar la influencia de Estados Unidos y de Europa en la región. Ya en el año 2003 el gobierno títere prorruso fue derrocado popularmente mediante la llamada “Revolución de las Rosas” donde tuvo preponderancia el activo papel político de Míjeil Saakashvili, que a la postre sería presidente del país.
Rusia no se quedaría con los brazos cruzados y cinco años después incentivó a los movimientos separatistas de las pequeñas regiones de Abjasia y Osetia del Sur, que al ser reprimidas por el ejército georgiano provocaron una intervención militar de Rusia. Georgia se salvó de ser destruida militarmente gracias a las jugadas diplomáticas del presidente Saakashvili, el cual consiguió el apoyo de muchos líderes europeos. Esto demostró que Rusia quería mantener sus tentáculos de influencia en el país y no iba a dejarlo democratizarse y occidentalizarse tan fácilmente.
En el año 2020 los prorrusos volvieron al poder, obteniendo cada mayoría en el parlamento, su sed de venganza se evidenció rápidamente. Tras regresar de Ucrania el expresidente Saakashvili fue detenido bajo supuestos escándalos de corrupción y fue rápidamente condenado y encarcelado. Durante esos años Rusia había visto preocupada como su influencia y poder en el Cáucaso se veía gravemente disminuido. Tras la guerra de Nagorno-Karabaj, Azerbaiyán ha dejado de colaborar militarmente con Rusia y se ha acercado definitivamente a su nación hermana de Turquía.
Por otra parte, los armenios, impotentes viendo cómo el Nagorno-Karabaj fue completamente capturado por Azerbaiyán luego de 30 años ha decidido dejar de confiar su seguridad en Rusia y se está acercando a occidente. Esto obviamente significa un duro golpe para Vladimir Putin, ya que lo que menos desea es abrir un nuevo frente en el Cáucaso teniendo como enemigos a Georgia y como naciones indiferentes y neutrales a Armenia y Azerbaiyán. Algo se tenía que hacer y el lobby de políticos georgianos al servicio del Kremlin actuó de una forma rápida y contundente. Ya un proyecto de ley fue presentado a mediados de 2023 pero fue rechazado abiertamente por amplios sectores. Sin embargo, no iban a quedar satisfechos y este año se volvió a presentar de forma relámpago esta controversial ley.
Durante varios días las calles de la capital georgiana de Tbilisi llevan abarrotadas y cotizadas debido a las constantes protestas en contra de esta controversial ley, pero veamos cuáles son los fundamentos y principales puntos nefastos de esta norma. La ley impondría a medios y organizaciones no gubernamentales que reciban al menos 20% de financiamiento extranjero a registrarse como agentes “dedicados a los intereses de potencias extranjeras”. Las organizaciones deberán entonces hacer frente a costosos requisitos de divulgación y a posibles multas en caso de infracciones, esto implicaría que organizaciones pacíficas incluyendo voluntariados, grupos artísticos o think-tanks académicos puedan ser acusados de conspiradores en contra del país.
Según investigación de Prensa Asociada (AP) el primer ministro Irakli Kobakhidze del partido Sueño Georgiano, considera que la ley es necesaria para promover la transparencia y preservar la soberanía nacional, previniendo, señala, esfuerzos extranjeros para desestabilizar el país. Por su parte, los opositores, entre los que se encuentra la presidente Salomé Zourabichvili (que es independiente), acusa el autoritarismo del proyecto de ley, que estaría inspirado en una ley rusa utilizada por el Kremlin para intimidar y desacreditar a los que critican al Gobierno prorruso. Dicha ley se extiende también a censura algunos medios de prensa que están criticando el proyecto y a los políticos afines al Kremlin, por lo que este proyecto no solamente ataca a las organizaciones, sino también a la prensa.
La ley fue promulgada tras una tercera lectura por 83 votos contra 30, ya que el gobernante Partido prorruso “Sueño Georgiano” tiene mayoría en la legislatura del país caucásico. En vista de la votación sobre la denominada "Ley de Rusia", también conocida como "Ley estilo Pro-Kremlin", miles de personas se reunieron frente al parlamento, y la discusión no evitó disputas violentas entre representantes oficiales y diputados de la oposición, quienes mostraron sus demandas de que el proyecto de ley debería ser retirado. Tras varias semanas de protestas, miles de ciudadanos en las calles y decenas de detenidos, nada parece detener este proyecto arbitrario.
Sin embargo, hay que estar alertas sobre cómo suceden los acontecimientos y ver qué lecciones podemos aprender para nuestro país. Si bien es cierto Perú lleva muchos años de crisis política e institucional el tema de la libertad de prensa sigue funcionando y siendo efectiva. El día que se comience a censurar los medios pueden ocurrir atropellos contra nuestras libertades. Recordemos que fue la prensa la que poco a poco fue descubriendo la trama de corrupción y la organización criminal de palacio de gobierno que encabezaba Pedro Castillo.
Es también la prensa la que ha descubierto los malos manejos y misteriosos lujos del actual presidente Dina Boluarte y es una parte de la prensa la que ha descubierto la inoperancia del equipo especial del Ministerio Público y el contubernio que estos tienen con ciertos personajes controversiales como Gustavo Gorriti. Cualquier ley que trate de censurar la prensa y acose a cualquier grupo tachándolo de “agente de influencia extranjera” es el inicio de un régimen tiránico tal como lo han mostrado los gobiernos chavistas en nuestro continente.
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