Tino Santander
La juventud limeña
Reflexiones útiles sobre la juventud para formular políticas públicas y privadas
En el Perú, las culturas juveniles (formas de pensar, sentir y actuar) no las podemos entender solo con la mirada antropológica, sin comprender las estructuras económicas, los nuevos hábitos de consumo, el acceso a las tecnologías de información, la interacción en las redes sociales, la integración al mercado laboral, el emprendimiento juvenil, los “ninis” (jóvenes de 14 a 30 años que ni estudian, ni trabajan -son el 19% de la población juvenil peruana-, es decir, millón y medio de al margen del sistema; 20% en el área urbana y 14% en el campo); son tarea de una investigación interdisciplinaria. Mi trabajo de campo en centros comerciales, eventos deportivos, discotecas, clubes provinciales, universidades –públicas y privadas-, colegios, iglesias, comisarías, hospitales, clínicas, combis, mercados, organizaciones sociales, etc., evidencian grandes diferencias económicas y sociales, sin embargo, similares actitudes frente a la política, a las formas de organizarse y divertirse.
La educación establece una primera distancia estructural, mientras algunos tienen post grado en universidades norteamericanas y europeas, otros son estafados por universidades que ofrecen una “nueva raza de hombres”. Sin embargo, a pesar de deplorables colegios públicos y privados, surgen alternativas educativas que fomentan la ciencia y tecnología, la obligatoriedad del inglés, como los “INNOVA SCHOOL” del grupo Interbank, o los colegios de “Fe y Alegría” , entre otros, que hacen inmensos esfuerzos por mejorar la educación. La segunda gran diferencia entre los jóvenes limeños es el acceso al agua y al desagüe (aproximadamente un millón de limeños no tienen agua y desagüe). El tercer contraste es el acceso al mercado laboral entre una minoría formal y los desempleados que crean su propio trabajo y surgen como informales. La cuarta diferencia es el acceso a la salud: una minoría tiene seguro privado mientras la gran mayoría sufre la burocracia del Seguro Social, del Ministerio de Salud (los hospitales de “La Solidaridad” alivian el déficit de salud en la capital). Una quinta divergencia es el lugar de procedencia te define como limeño: el cholo emergente de los conos (Comas, Carabayllo, los Olivos, San Martin, San Juan de Lurigancho, Villa El Salvador; Villa María del Triunfo, San Juan de Miraflores); el más o menos cholo o medio pelo (lenguaje de jóvenes) de Breña, Jesús María, Lince, Cercado, Pueblo Libre, San Miguel; los achorados o lúmpenes (La Victoria, el Agustino, y la mayoría de distritos del Callao, donde los “ninis” son mayoría); los “normales” (clase media y media alta) de algunos sectores de Miraflores, San Isidro, algunos zonas de Surco, la Molina, Monterrico. Los “pitucos” o “Charlies” que hablan en inglés. La juventud limeña es heredera del síndrome colonial de la excomunión (cholos, medio pelo, achorados, emergentes, pitucos, etc.). La democracia es entendida como el acto de elegir gobernantes, y siempre elegir “mal”, no es un sistema de valores, no lo es respecto a la diferencia.
Veamos algunas similitudes: los jóvenes se organizan en colectivos políticos universitarios, ya no militan en las organizaciones estudiantiles partidarias, son militantes de causas principistas (por ejemplo contra la repartija congresal, la reelección conyugal, etc.), muy pocos tienen compromisos ideológicos, se organizan en las redes sociales (facebook, twitter) y crean grupos de intereses comunes, participan en comunidades religiosas (conservadoras y liberales), son militantes de barras bravas, se organizan en pandillas en toda la ciudad, son rockeros, algunos punks, y emos, acuden a discotecas a bailar (la música y la gastronomía son factores de cohesión), son aspirantes a empresarios (desde el humilde vendedor de golosinas hasta el innovador tecnológico), el consumo de alcohol y drogas atraviesa todos los sectores juveniles como una epidemia que crece en forma alarmante (“no es lo que consumen, sino como beben”), tienen ansiedad por el status (“quieren tener” antes “que ser”). Son indiferentes a la política, viven como espectadores y la ignoran hasta el día de las elecciones, desprecian a los políticos (la fragmentación política contribuye al descrédito de la política: hay 18 partidos políticos nacionales y aproximadamente 450 movimientos regionales, es decir, 15 movimientos regionales en cada una de las 25 regiones del país), aspiran a la modernidad (aunque tienen diversas formas de definirla), saben que pertenecen al siglo de la revolución científica y tecnológica, son individualistas, pragmáticos, y creen que la educación es medio de ascenso social. La mayoría consume televisión y programas basura (mencionan “combate”, “esto es guerra”, etc.).
El INEI afirma que Lima, tiene en sus 43 distritos 8 millones 693 mil 387 habitantes, es decir el 28.4 % de la población peruana; los jóvenes de Lima (15 a 29 años) son 2 millones 383,300 habitantes, es decir el 27%. Estas son algunas ideas y datos sobre la juventud limeña que nos pueden ayudar a formular políticas públicas y privadas que permiten crear riqueza para evitar un salto al vacío por inacción.
Por Tino Santander
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