Cecilia Bákula
El sentido de los feriados cívicos en nuestro calendario
El Perú sufre de una severa anomia y falta de memoria histórica
No puedo negar el deseo que tenemos muchos de que, en el calendario anual, aparezcan algunos días de descanso, que mal llamamos feriados. Esa palabra se asocia a una fiesta, celebración o día de feria y, tal como veo que sucede, me pregunto si se utilizan tan solo para proporcionar un justo descanso y ocio -con el sobre costo de pago de jornales que pudiera generarse- o si se aprovechan para incrementar el conocimiento de los hechos que supuestamente se recuerda.
Lo digo porque el 9 de diciembre estuve circunstancialmente en Pueblo Libre y me sorprendió el silencio de ese distrito. Debemos entender que se ha recordado ayer la gesta victoriosa de la batalla de Ayacucho y los hechos consecuentes de ese enfrentamiento entre el ejército patriota y el del virrey.
La plaza que está rodeada por la municipalidad del distrito y el Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia estaba vacía, sin siquiera haberse izado la bandera. Allí se ubica una imponente escultura de la cabeza del Libertador Simón Bolívar, y a una cuadra uno se encuentra con la avenida Sucre, denominada así en honor a Antonio José de Sucre, quien lideró al ejército vencedor. Recordemos que lo que ahora es la sección Historia de ese Museo Nacional se denomina también la “Quinta de los Libertadores”, en donde tuvieron lugar hechos sustantivos y, entre otros, el que allí recibiera Bolívar la noticia del triunfo logrado en Ayacucho, incluyendo una copia de la Capitulación que se firmó en el mismo campo de batalla, el 9 de diciembre de 1824.
Entonces, si a mi parecer hay silencio y desatención al recuerdo de los hechos que se pretende festejar, qué razón hay para tener feriados que, más allá de un posible día de descanso, no contribuyen, porque no se aprovechan, a difundir, incrementar y propiciar el conocimiento de nuestra historia y de aquellos hechos de los que nos sentimos orgullosos o que se estima que deben ser festejados. ¿Festejados en el anonimato oficial, sin la participación ciudadana? Pensaba que quizá se trate de una efeméride en la que, en Ayacucho mismo, en la Pampa de la Quinua, a los pies del cerro Condorcunca se siente el vibrar de los hechos del pasado y, podría ser, entonces, una celebración regional, lamentablemente, no se usan esas fechas ni las efemérides que supuestamente justifican el feriado, para inculcar y fomentar idea y sentimiento de Nación y Patria.
Lo mismo sucede con fechas como las asociadas a la Batalla de Junín o a la inmolación de José Abelardo Quiñones. Creo que, con excepción del 8 de octubre, el Perú sufre de una severa anomia, falta de memoria y desinterés y ante ello, las autoridades correspondientes, no pueden hacer de oídos sordos y parecer ciegos pues tienen en sus manos fechas importantes que bien podrían ser utilizadas, no solo para el descanso, sino para afianzar valores fundamentales.
















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