Pedro Olaechea

La caspiroleta de la lucha de clases

¿Quiénes generan realmente el presupuesto de la República?

La caspiroleta de la lucha de clases
Pedro Olaechea
24 de julio del 2018

 

Es interesante la columna que me dedicó el profesor Víctor Vich en su calidad de príncipe filósofo, teniendo en cuenta que soy un simple ciudadano de esta polis. Según el crítico literario, los empresarios —fui parte de este sector por muchos años— creemos que somos los productores de la riqueza nacional e “invisibilizamos” al resto de trabajadores, quienes solo tienen sus manos y su voz para trabajar.

Suena muy familiar, ¿no? Vich está planteando —no sutilmente— una división entre los “dueños” de los medios de producción y el proletariado, justamente la división de clase planteada por Marx. Así, aplica su profunda sabiduría y proyecta su “superstición” (porque el marxismo literalmente es una creencia que no tiene fundamento racional) para revelar, al más puro estilo del barbiche, un análisis como manda el materialismo histórico.

Su crítica me recuerda una situación análoga que se daba cuando las señoras se reunían a tomar el té en el siglo pasado. Cuando se conversaba sobre la indisposición de algún conocido, sin mayor análisis ni reflexión, de inmediato se recomendaba una caspiroleta, un remedio milagroso para cualquier enfermedad. Eso es lo que ha pasado en esta oportunidad, se ha recetado una caspiroleta ideológica, una respuesta que Vich busca aplicar a todo: la lucha de clases.


 

Al decir que una gran parte del presupuesto de la República es generado por los empresarios, me refiero a un hecho concreto. Ofrecer más detalles, en ese contexto, me fue imposible por el tiempo en la TV. Tal vez en un café en Barranco hubiésemos podido dilatar la charla hasta avanzadas horas de la madrugada. Tal vez incluso crear un taller para seguir en el mismo tema.

Abordemos un poco más sus dudas. En 1990, cuando finalmente implosiona el Perú, somos alejados de la comunidad internacional por no poder cumplir los compromisos adquiridos. Vivíamos la inflación en carne propia, en el más puro entorno de lo que hoy llaman “socialismo del siglo XXI”. El 70% de la actividad económica del país era manejada por el Estado. Debíamos US$ 30,000 millones, con una economía que a duras penas exportaba US$ 5,000 millones. Fue una crisis heredada de la Constitución del 1979.

¿Por qué cito estos breves y olvidados datos? Porque actualmente han variado las proporciones entre la actividad pública y la privada. El Perú tiene hoy muchas más posibilidades para generar empleos de calidad que en el pasado, con los derechos y beneficios establecidos por ley. Y esto es gracias al cambio que se ha dado en la política económica.

Veo que Vich también intenta atacarme revisando mi declaración de intereses. Bueno, le contaré algunas más sobre mí, además de mi casa de playa, solo para que se entretenga. He sido parte de los que idearon y ejecutaron las Plataformas Itinerantes de Acción Social (PIAS), junto a la Marina de Guerra del Perú. El proyecto pronto habrá atendido a más de 400,000 peruanos, de los más abandonados en nuestra Amazonía. Googlee desde su burbuja, a lo mejor le gusta lo que encuentra.

Fui presidente del Centro de Innovación Tecnológico de la Vid (CITEVID), un cargo ad honorem. Y junto con mis colaboradores, logramos recuperar el pisco. En resumen, cuando dejé el CITE para dedicarme a la política, el proyecto le costaba al Estado S/ 800,000 y generaba S/ 40 millones de ingresos para el fisco. Como parte del proceso, se formalizó a pequeños agricultores desde Tacna a Lima, que se estiman en 10,000 personas (numerosas familias con ansias de desarrollo). De 0.50 centavos por kilo de uva, pasamos a S/ 1.70 el kilo, en 10,000 hectáreas.

Como presidente de la Sociedad Nacional de Industrias pude conseguir financiamiento para la construcción y lanzamiento del SENATI Huancavelica. Ya han pasado por sus aulas más de 6,000 jóvenes, precisamente en la región con más problemas de desarrollo de nuestra patria. Y dentro de las cifras que maneja la institución, el 96.4% de sus graduados hoy trabajan.

Como puede ver, no es cierto —como planteaba su adorado barbitas— que las personas al reconocerse como parte de una clase comiencen a actuar en función de los intereses de grupo al que pertenecen. Los individuos son capaces de tomar sus propias decisiones y de hacerlo en función de un bien mayor. Aquí un ejemplo:

Me encantaría poder hablar más sobre este tema en la cafetería de Artes de la PUCP. Perdonará que carezca de más tiempo. Eso sí, le dejo unas preguntas para que reflexione. Pregúntese si S/ 50,000 millones como gastos de inversión para el Perú es poco o mucho. Y si le parece poco, piense que son S/ 100,000 millones lo que cuesta administrarlos. Y a pesar de ello, la capacidad de ejecución no ha pasado de 85% en los últimos cuatro años. Sé que son vulgares cifras o números. Discúlpeme, su excelencia.

A lo mejor, lo que necesita no es recetar caspiroletas dialécticas, ni dar consejos o críticas como doña Remedios, sino dejar su burbujita. Contrate un pagaré, hipoteque su casa, pague una planilla y salga a satisfacer una necesidad de la sociedad que usted haya identificado. Sea el mejor, el más eficiente, el más innovador y creativo. Si lo hace habrá cumplido con satisfacer a sus clientes, denominados de otra manera como “el mercado”. Piense que un empresario o emprendedor es cada persona que tiene una idea que resolverá necesidades y problemas, y que se atreve a invertir en ella. No necesariamente son los malos de la historia.

PS. En cuanto al plástico, relájese, que ya tenemos un consenso. Esperamos que se reinicie la legislatura para que sea presentado al resto de la comisión. Mi posible error, y el de otros miembros, residía principalmente en no reconocer que el proyecto trabajado por algunos congresistas venía en calidad de bula; es decir, perfecto e infalible. Sin embargo, estará de acuerdo en que siempre hay espacio para mejoras, especialmente cuando son en consenso.

 

Pedro Olaechea
24 de julio del 2018

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