Hugo Otero

La campaña contra el Apra

La campaña contra el Apra
Hugo Otero
24 de abril del 2015

El caso Oropeza y el interés evidente en vincular al aprismo con el narcotráfico.   

El caso de Gerald Oropeza, que representa una alerta roja en la penetración del narcotráfico y la corrupción en la sociedad peruana, pretende ser convertido en un puñal para liquidar al Apra o sacarlo de la próxima carrera electoral de la manera más baja.

Oropeza, hijo de los sectores populares, escogió el atajo del delito y se comprometió con narcos y delincuentes para ir en busca del éxito económico y del ascenso social rápido y fácil. Por los hechos que lo incriminan, merece una severa condena judicial y el más rotundo rechazo de la sociedad.

Su caso viene siendo aprovechado por precipitados propagandistas de la confrontación, como "una bomba al interior del Apra".  A las claras se ve que su difusión y escándalo forma parte del espectáculo montado por la campaña masiva contra el ex presidente Alan García, que se viene desarrollando paralelamente en varios frentes, incluyendo al Congreso de la República.

Este caso, que es el ejemplo dramático de un muchacho que cayó atrapado en las inmundas redes delictivas, se ha convertido en el principal “tema político” de cierta prensa y de los políticos criollos.

Casos como el de Oropeza son cada vez más frecuentes en las instituciones y familias del país. Se podría citar muchos si se tiene en cuenta que la producción de cocaína supera al parecer las 500 toneladas anuales. Pero, debido a sus lazos familiares, se le viene aprovechando para manipular y construir una imagen negativa del Apra.

El partido es consciente de su responsabilidad en este asunto, a pesar que desconocía las andanzas delictivas del sujeto, uno más entre 380 mil que se apuntan en las filas apristas. De inmediato, Oropeza ha sido expulsado del Apra, así como todos los que resulten implicados en sus fechorías. Y para dar una demostración de transparencia y limpieza, se ha dispuesto una amplia consulta con dirigentes y militantes para depurar las listas de inscritos.

Quienes lanzan acusaciones odiosas y se aprovechan de Oropeza para culpar al Apra por las acciones de este sujeto, exigen a los dirigentes apristas que se flagelen saliendo a pedir disculpas. Utilizan una noticia muy atractiva por sus ribetes de dinero, drogas, autos y mujeres, como punta de lanza para endilgar calificativos insultantes. Y se proclaman  campeones de la moralidad y la decencia, con derecho a imponer o recomendar sanciones a la organización, según sus propios criterios y conveniencias.

Hasta se atreven a dar consejos arrogantes desde artículos y editoriales infames en los que destilan su odio contenido. Intentan con sus diatribas etiquetar a los apristas como narcotraficantes para apartarlos de la preferencia de las grandes masas populares y medias.

No aprenden, pese a la historia, que el antiaprismo de nada sirve a la política, tan necesitada de destacar valores y actos que ayuden a los padres a alejar a sus hijos del fácil y peligroso narcotráfico.

Puede que la campaña perversa para instalar en la mente del pueblo que "el Apra es narco" logre convencer más a los ya convencidos, pero no logrará incorporar a los jóvenes ni a la gran mayoría en esa sucia estrategia para empañar la imagen de uno de los principales candidatos a las próximas elecciones generales.

Pero esto no es nuevo. Ya hubo hace años otras campañas que pretendieron manchar al partido relacionándolo con el narcotráfico. La más infame fue la que acusó a Víctor Raúl Haya de la Torre de narco, con noticias impresas a toda página y que tuvieron el apoyo del embajador peruano en los Estados Unidos de aquella época.

Que se sepa, hasta este momento, jamás aquel ilustre peruano recibió siquiera una disculpa, ni tampoco su partido. No obstante, el Apra ha seguido su camino y ha logrado instalarse en el corazón de la gente, para siempre.

 

Por Hugo Otero
24 - Abr - 2015  

Hugo Otero
24 de abril del 2015

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