Haciéndole el juego a la corrupción

Sobre la actuación de la procuradora adjunta anticorrupción Yeni Vilcapoma            

La abogada Yeni Vilcapoma, procuradora adjunta anticorrupción del Ministerio de Justicia, ha dicho ayer que le parece impertinente la presencia del asesor presidencial Eduardo Roy Gates, porque en el caso está implicado Martin Belaunde Lossio, personaje muy cercano al presidente Ollanta Humala. Con lo que establece que dentro de su evaluación no escapa que probablemente el Presidente esté involucrado en este caso. Dado que la reunión entre el ministro, el asesor y la procuradora adjunta se produjo en mayo, le ha costado siete meses tomar nota de ese riesgo.

Puede que tenga razón, pero queda claro también de la entrevista de ayer, que la abogada Vilcapoma tiene un problema al creer que ella sigue actuando como fiscal. También por el hecho que haya sido amenazada y que ello le ha costado el alejamiento de su familia, no tiene la ponderación necesaria para evaluar este proceso. Habiendo sido la fiscal que en algún momento evaluó el caso, no debe actuar como abogada del Ministerio de Justicia. En la entrevista que dio ayer, acusó al Presidente, a su asesor Roy Gates, al ministro de Justicia, a los fiscales encargados, al ex fiscal de la nación Peláez Bardales y al actual Fiscal de la Nación, Ramos Heredia. Es decir solo ella y el ex procurador Salas tienen la suficiente calidad profesional y solvencia moral para enfrentar a la mafia enquistada en Ancash.

Sin embargo, no hay duda que las declaraciones de la procuradora Vilcapoma ponen en jaque al gobierno. Si bien el ministro Figallo no cruza la línea de lo indebido en el diálogo que Vilcapoma grabó y que luego ha difundido, muestra un especial interés por el caso de Belaunde Lossio, lo que ya se hace sospechoso, conociendo las relaciones de Belaunde Lossio con los inquilinos de Palacio.

En el fondo, solo cabe preguntarse nuevamente ¿por qué el Presidente actuó de manera tan comprensiva con Belaunde Lossio? Primero pidió que se le tratara de manera prudente y luego se sorprendió que se organizara una comisión investigadora en el Congreso pues –según él- no existían hechos que lo sustentaran. Han pasado semanas desde que se publicaron los recientes correos electrónicos, para que el presidente y su esposa se pronuncien tomando distancia y cuestionando a Belaunde Lossio.

Paralelamente nos vamos enterando de las reuniones del Ministro de Justicia, que en la versión más amable, eran para enterarse –como responsable político del sector- de cómo iban las cosas. En ese sentido recibe la visita de los fiscales, que le piden una cita para cuestionar el accionar del procurador Salas. Información que hace cinco meses le fue comunicada a la misma abogada Vilcapoma por el Fiscal Huamán. En diciembre, la abogada Vilcapoma recién se da cuenta de las implicancias de las reuniones producidas en mayo y julio. Algo lenta para reflexionar.

Solo a las mafias que han estado operando en el estado les favorece este escándalo en que se ve envuelto el sistema anticorrupción. Con procuradores con ansias de figuración, fiscales de una lentitud sospechosa, y un Ejecutivo de actitudes por lo menos inciertas. Por eso, luego de la entrevista de la abogada Vilcapoma, los asesores de los mineros ilegales pedían la vacancia presidencial, mientras algunos fujimoristas aplaudían a la procuradora.

No podemos permitir que tan alegremente se ponga en cuestión el sistema democrático. Desde un inicio de este gobierno, hemos llamado la atención sobre la falta de liderazgo del Presidente Humala, quien ha permitido este manoseo. Es momento de reaccionar antes que sea demasiado tarde. Hay que poner firmeza y mano dura. Lamentablemente, la acción de la abogada Vilcapoma pone en una situación límite al actual equipo de procuradores anticorrupción. Ha pretendido hacer un jaque al gobierno, sin tener en cuenta que podía poner fuera de juego a los actuales procuradores y con ello detener lo avanzado. Solo le ha hecho el juego a la corrupción.

Por Juan Carlos Valdivia

08 - dic - 2014