Ética en política

Hay momentos cruciales en la historia de los partidos políticos, en los que se necesita hablar en voz alta de la ética política. Existen diversas apreciaciones sobre este punto, pero partamos de la definición más simple, la de la Real Academia de la Lengua Española (RAE). ¿Qué dice en una de sus acepciones? Sostiene la RAE como un “conjunto de normas que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida”.

Subrayemos las palabras conjunto de normas. Eso quiere decir que existen principios fundamentales de la sociedad, en su conjunto, que pueden generar un comportamiento cotidiano de las personas. Una de ellas es el compromiso político.

¿Qué se puede decir del compromiso político en tiempos de piratas de la política? Que no es un valor importante, dado múltiples factores de la crisis por la que atraviesan —en estos momentos— los partidos políticos. Es cierto, hoy por hoy, militar en un partido político es como tratar de estudiar astronomía en un país del tercer mundo. Es una rareza entre mucho pragmatismo, juventud sensualizada, identidades múltiples, entre otros temas que aquejan la tradicional forma de entender la vida partidaria.

¿Entonces qué hacer? Pienso en voz alta, como académico que estudia y enseña la materia de partidos políticos, pero también lo analizo como militante de una organización antigua como el Apra. No es nada fácil.

Creo que en estos tiempos hay valores democráticos que quienes militan en organizaciones políticas no están transmitiendo adecuadamente. Los contenidos de los principios que mueven a los partidos políticos (¡claro, los que son!) son muy pesados para un país y —por extensión— un mundo cada vez más despartidirizado. Pero insistir en el compromiso político es importante.

Insistir, teniendo en cuenta las formas en las que se dice el mensaje. La gente masivamente ya no está en los partidos políticos, sino en los medios. Desde ese espacio se puede transmitir el mensaje fresco sobre el compromiso político. Sartori sostuvo que los medios sustituyeron a los partidos. Ya vimos en España que eso no es cierto. Se complementan. Pensemos en esa estrategia.