Cesar Gutierrez
Encontremos a los culpables del derrame en Ventanilla
Una labor para las autoridades y medios de comunicación
El terrible derrame de petróleo crudo producido el pasado día 15 de los corrientes en el mar de Ventanilla, como no podía ser de otra manera, ha generado un amplio despliegue mediático. Abundan declaraciones de autoridades anunciando sanciones, de políticos que fustigan, y de opinadores y periodistas con las más severas críticas. Mientras que otras personas de los mismos gremios buscan minimizar el hecho, en defensa velada de la empresa.
Por el lado de la Refinería La Pampilla SA (Relapasa), de propiedad de la española Repsol SA, para quienes se estaba descargando el crudo, llamó la atención la afirmación de su representante de que “no se consideran responsables del hecho”. Es claro que están desarrollando una estrategia para que el impacto económico y reputacional de la empresa sea el menor posible. Es inevitable que se produzca una reacción adversa hacia ellos; sin embargo, aquí hay que ser muy prolijos en los detalles. El desenlace final tomará su tiempo, el suficiente para que las pasiones y el interés desaparezcan.
Hasta el momento, lo publicado no nos da luces para tener opinión objetiva. Hay que empezar esclareciendo el origen. Existe una primera interrogante: ¿hubo desconexión de la manguera de descarga del barco con el terminal o rotura de mangueras? Una desconexión es un incidente de menos severidad que una rotura, desde el primer momento en Relapasa han sabido la razón del problema, y sostienen que no tenían idea del volumen derramado. Pero eso es falaz. Corresponde a Osinergmin confirmar el origen y hacerlo de conocimiento público.
La causa del derrame va a ser otro tema discutible. Desde Relapasa se ha atribuido al comportamiento del mar debido al fenómeno del volcán submarino en Tonga. Ellos afirman haber preguntado a la Dirección de la Capitanía del Puerto del Callao, y que no fueron advertidos de anomalías, por lo que continuaron con la descarga. Es un tema de larga discusión en el ámbito administrativo y judicial.
La segunda interrogante es ¿a quién se atribuye la responsabilidad? Es práctica del comercio en hidrocarburos establecer donde termina la responsabilidad del proveedor y donde empieza la del comprador. Lo usual es que este último sea el encargado de la descarga, para lo que no hay más que pedirle a Relapasa el contrato con la empresa proveedora; una tarea para Osinergmin, a cargo del tema de seguridad de operación. De confirmarse que se han seguido las prácticas consuetudinarias, los funcionarios de la refinadora española estarían mintiendo para blindar a su empleador.
La determinación del volumen derramado tiene relación directa con el origen, como ya se ha mencionado, y los especialistas de Osinergmin podrían hacer una cuantificación. De aquí en adelante el supervisor medioambiental. la OEFA, tiene la tarea de determinar los alcances geográficos del derrame y el daño ocasionado para imponer sanción, que será materia de debate, teniendo como herramienta la definición de la causa y el origen.
En simultáneo a todo lo mencionado, la Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales debe participar en todas las diligencias para determinar posibles responsabilidades penales, que deberán merituarse en el juzgado correspondiente. Si no hay rigurosidad técnica, el proceso judicial puede abortar en exoneración de culpables, si los hubiese.
Los periodistas y los medios de comunicación que informarán sobre el tema tendrán que comportarse a la altura de las circunstancias. No necesitamos activista de la iracundia, ni defensores bajo salario o por avisaje. La objetividad tiene que primar. El hecho es grave y corresponde hacerse respetar como nación y Estado. A los indignados por los hechos en Petroperú espero verlos con la misma actitud esta oportunidad.
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