Cesar Gutierrez
En el 2024 no se daría la recuperación económica
Buenos deseos del premier encontrarán serias dificultades políticas
El premier Alberto Otárola recientemente lanzó una frase sentenciosa: “El 2024 será el año de la recuperación económica”. Habiendo transcurrido tan solo una quincena de enero, el ofrecimiento ha empezado a palidecer. Hay un trajín intenso en la Plaza Mayor, de consultas para relevos ministeriales que podrían alcanzar hasta al propio presidente del Consejo de Ministros, dadas las pugnas de cuotas de poder al interior del Ejecutivo.
De darse un cambio en el premierato, el potencial sucesor es el actual titular del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, Julio Demartini, una de las personas de mucha confianza de la mandataria, luego de haber sido su viceministro en esa cartera. La interrogante es si podrá liderar el gabinete, generar confianza en el empresariado y a la vez hacer correlación con las fuerzas políticas del Congreso. Hay dudas razonables
También genera gran inquietud saber quién se hará cargo del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que tendrá desde el primer día la presión presidencial por el salvataje de US$ 2,550 millones a favor de Petroperú, porque hasta donde se sabe el actual ministro Alex Contreras está en contra de ese apoyo, luego de sus dudas hamletianas.
Sería un pésimo inicio para un nuevo titular del MEF asumir la responsabilidad de hacer el desembolso inexplicable que se impulsa desde Palacio de Gobierno. Tiene en contra al Consejo Fiscal y a los gremios empresariales; sería una ratificación de la desconfianza que genera hoy el gobierno a los agentes económicos.
Una prueba de valor para el Ejecutivo en las designaciones ministeriales es el relevo del Ministro de Energía y Minas, Oscar Vera. Es la cuota del “cerronismo” que cuando aglutina votos en el Legislativo puede llegar hasta 44 adhesiones.
Es el ministro Vera el que pone el sesgo estatista en el gobierno, el que apoya a ultranza sin racionalidad económica alguna a Petroperú y que ha convertido a Perupetro en una oficina dependiente de su cartera, reduciendo a cero su credibilidad como agencia promotora de la exploración y explotación de hidrocarburos.
Otro rumor convertido en secreto a voces es el cambio del canciller, Javier Gonzáles Olaechea, que con su postura liberal no gusta no solo a la presidenta, sino que ya ha tenido enfrentamientos en los consejos de ministros semanales con varios miembros del gabinete. El guiño gubernamental a la derecha se hacía a través de este titular de cartera, el que se perdería salvo un cambio por alguien de la misma línea de pensamiento.
De otro lado, también se menciona que la confianza se le retiraría al Ministro del Interior, Víctor Torres, que no tiene ni dos meses en el cargo. Esta dependencia es vital en la generación de confianza, el nivel de inseguridad es mayúsculo y los problemas que afrontamos son mayores a los de Ecuador, tenemos grupos de crimen organizado de distintos países: Venezuela, Albania, Brasil, Colombia y México. Aquí se necesita un equipo de profesionales, con conocimientos, experiencia y que tenga un diagnóstico integral del problema.
Para una situación como la descrita, que presenta una visión parcial sectorial, se necesita profesionales altamente calificados, a lo que la presidenta no es muy proclive a designar, sus preferencias van por las medianías, con las que se siente a gusto y con la confianza de darles instrucciones a ser acatadas sin dudas ni murmuraciones.
En estas circunstancias, con un manejo político de baja calidad no se puede esperar buenos resultados económicos, pues hace tiempo las famosas cuerdas separadas de economía y política perdieron vigencia. Preveo un 2024 muy similar al 2023, necesitamos crecimientos al menos por encima de la inflación para no incrementar la pobreza, sin embargo los pronósticos no nos garantizan ni eso.
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