Heriberto Bustos
Elecciones 2026: entre la democracia y la inestabilidad
Un panorama electoral de exceso y dispersión

Las elecciones generales para el cambio de gobierno en el año 2026 se realizarán el domingo 12 de abril. En esa fecha, los peruanos elegiremos al presidente, vicepresidentes y congresistas: 70 senadores y 120 diputados.
Aunque las expectativas son crecientes, el clima de inestabilidad actual —marcado por la participación de 43 partidos o agrupaciones políticas, los desaciertos de los tres poderes del Estado y el aumento de la delincuencia y el sicariato— genera un entorno de inseguridad que empaña tanto la campaña electoral como el acto mismo de votación.
Este proceso cívico, para desarrollarse con tranquilidad, requiere condiciones esenciales: partidos sólidos en ideas y programas, organismos electorales serios, responsables e imparciales, y estabilidad gubernamental. Sin embargo, estas condiciones hoy son poco favorables. Observemos la situación:
La exagerada cantidad de partidos participantes complica que el electorado pueda identificar propuestas serias orientadas al futuro del país. Como ejercicio político —aunque impreciso por la fragilidad de las “fronteras ideológicas”— podemos intentar agruparlos según opciones políticas conocidas por la ciudadanía:
- Extrema derecha: Conservadora y nacionalista, crítica de la izquierda y el socialismo, prioriza la seguridad, el orden y la economía de mercado liberal. Aquí se ubican: Renovación Popular (RP), Fuerza Popular (FP), Frente Popular Agrícola FIA del Perú (FREPAP) y Podemos Perú (PP).
- Derecha: Incluye desde la derecha clásica hasta el centro-derecha. Defiende el orden social, jerarquías, la tradición y la economía de mercado. Estarían: Alianza para el Progreso (APP), Avanza País (AvP), Partido Popular Cristiano (PPC), Fe en el Perú (Fe), Fuerza Moderna (FM), Perú Primero (P1), Perú Acción (PA), Partido Patriótico del Perú (PPP), Ciudadanos por el Perú (CPP), Libertad Popular (LP), Partido Cívico Obras y el Partido Regionalista de Integración Nacional (PRIN).
- Centro: Desde el centro-derecha al centro-izquierda. Defienden la economía de mercado, la propiedad privada, la igualdad ante la ley y la democracia representativa. Aquí figuran: Partido Morado (PM), Acción Popular (AP), Somos Perú, Ahora Nación (AN), Partido del Buen Gobierno (PBG), Partido SíCreo, Frente de la Esperanza (FE), Progresemos, Demócrata Verde (DV), Perú Moderno (PMo), Cooperación Popular (COOP), Partido Democrático Federal (PDF), Batalla Perú (BP), Un Camino Diferente (UCD), Integridad Democrática (ID), País para Todos, Peruanos Unidos: ¡¡Somos Libres!!, Primero la Gente, Salvemos al Perú y Partido Demócrata Unido.
- Izquierda: Anticapitalistas, defensores del socialismo democrático, de los derechos humanos, económicos, culturales y ambientales. Integran este bloque: Juntos por el Perú (JP), Nuevo Perú por el Buen Vivir (NP), Partido de los Trabajadores y Emprendedores (PTE), Unidad y Paz (U) y el Partido Aprista Peruano (APRA).
- Extrema izquierda: Identificados con posturas radicales y a veces violentistas, seguidores dogmáticos del marxismo-leninismo, promueven soluciones militaristas y propuestas populistas extremas. Aquí se ubican: Perú Libre (PL) y Voces del Pueblo (VP).
En este contexto, las alianzas que se oficializarán próximamente deberían responder a afinidades ideológicas y propuestas programáticas. Sin embargo, dada la falta de claridad política y compromiso democrático, junto con una convivencia prolongada con la corrupción, es probable que se formen coaliciones sin coherencia ideológica, reflejando oportunismo político, fragilidad doctrinaria y escasa responsabilidad ciudadana.
Al Jurado Nacional de Elecciones le corresponde garantizar el respeto a la voluntad ciudadana, consolidar el sistema de partidos y fortalecer la institucionalidad democrática. Sin embargo, se ha permitido la inscripción de organizaciones con firmas falsas, sin aplicar filtros adecuados, lo que explica la abrumadora cantidad de participantes y sus consecuencias.
La práctica diaria del gobierno actual es evidencia suficiente para evaluar el grado de estabilidad política que tenemos. No hace falta teorizar: los hechos hablan.
A estas alturas, la pelota está en la cancha de los electores. Lo que ocurra el 12 de abril será responsabilidad nuestra. Como dijo John Lewis: “El voto es preciado. Es la herramienta sin violencia más poderosa que tenemos en una sociedad democrática y debemos usarla”.
Para no ser sorprendidos, debemos informarnos antes de votar: conocer las propuestas, evaluar el compromiso ético y analizar la verdadera relación de los partidos con el país. No olvidemos lo que afirmaba George Orwell: “Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores, no es víctima, es cómplice”.
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