Frank Krklec Torres

El terrorismo es una amenaza para Perú

El terrorismo es una amenaza para Perú
Frank Krklec Torres
19 de abril del 2016

¿Cuántos peruanos más deben ser asesinados para que se considere en su verdadera dimensión al terrorismo?

La Secretaría de Defensa y Seguridad Nacional identificó, en el 2015, al “Accionar de organizaciones terroristas y sus organismos de fachada en el país y en el extranjero” como una amenaza a la Seguridad Nacional. Por ello es sorprendente que hace pocos días el presidente Humala haya declarado que “El terrorismo hoy no es una amenaza para el Estado” en lo que parece un desesperado intento por minimizar la emboscada terrorista del 9 de abril en el VRAEM, en la que murieron dos civiles y nueve militares.

Parece que es una costumbre entre nuestros políticos menospreciar los problemas hasta que estos explotan en sus caras. Recordemos al segundo gobierno de Belaunde Terry, cuando identificó en 1980 como simples “abigeos” (ladrones de ganado) a los terroristas de Sendero Luminoso. Tres años después los “abigeos” prácticamente expulsaron a la Policía de Ayacucho; tuvieron que ingresar las Fuerzas Armadas a recuperar el principio de autoridad en esas zonas.

Pasó del 2000 al 2006 cuando los ex presidentes Paniagua y Toledo redujeron radicalmente el presupuesto del sector Defensa: en diciembre del 2000 se desactivaron todas las bases contrasubversivas y se suspendieron las acciones contra el terrorismo en el VRAEM, porque se consideraba que el “terrorismo ya estaba controlado”. Incluso se dieron el lujo de flexibilizar la exitosa legislación antiterrorista de los noventas y crearon una Comisión de la Verdad y Reconciliación para que investigue la violencia política en el país entre 1980 y 2000, como si ese tema ya fuera historia.

El terrorismo, supuestamente “controlado” e “histórico”, en marzo del 2002 detonó un cochebomba en el Centro Comercial El Polo, frente a la Embajada de Estados Unidos, que dejó diez muertos y treinta heridos; en junio del 2003 secuestró a 71 trabajadores de la empresa Techint, quienes estaban construyendo un tramo del gasoducto de Camisea en Ayacucho; y en el 2005 asesinó a 17 policías.

Recién en junio del 2006 el gobierno retomó la decisión política de combatir al terrorismo con el Plan VRAE, y el 16 de diciembre de 2006 se creó el Comando Especial del VRAE. Lamentablemente, esto ocurrió luego de seis años en los que se permitió a Sendero Luminoso crecer, recuperar su capacidad ofensiva, aliarse con el narcotráfico y establecerse bien en el terreno. Las Fuerzas Armadas y Policía Nacional tuvieron que pagar con sangre la miopía e ineptitud de los políticos. De acuerdo a IDL Reporteros e información del diario El Comercio, entre diciembre de 2005 y abril de 2016 han muerto 151 efectivos policiales o militares, y 251 fueron heridos.

¿Cuántos soldados y policías más tienen que ser asesinados para que se considere en su real dimensión al terrorismo? Causa indignación y vergüenza que un ex oficial del Ejército Peruano como el presidente Humala no lidere de manera efectiva la lucha contra Sendero Luminoso y que, al contrario, lo minimice y justifique con las excusas más absurdas. Esperemos que el próximo gobierno sea más frontal en su lucha contra el terror.

 

Frank Krklec Torres

 
Frank Krklec Torres
19 de abril del 2016

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