Iván Arenas
De la minería ilegal al “compromiso histórico”
Debemos evitar que los mineros ilegales tengan intervención directa en la política nacional

Estamos en Italia, en 1976, el llamado “Compromiso Histórico” se pone en ejecución luego de idas y venidas. El PCI, la DC y los socialistas, los partidos con mayor representación política, colaboran entre ellos para evitar el desgobierno y el autoritarismo. Berlinguer, el autor del eurocomunismo (junto a Santiago Carrillo, que al final devino en el alejamiento de los comunistas de la esfera soviética) ha construido el Compromiso Histórico junto a Giulio Andriotti de la democracia cristiana. A modo de pacto o acuerdo, el Compromiso Histórico, que sólo dura tres años y algo más, es uno de los pocos capítulos en los que la alta política permitió la convivencia antes que la destrucción.
Convivencia. Esa es la palabra de estos días de política de facciones. Mientras ello sucede, hay un vacío de poder a lo largo y ancho del país, A veces, solo a veces, el Congreso puede llenar ese vacío, pero luego se resiente rápidamente. Nadie quiere asumir el poder total. Hay un vacío de poder; por tanto, un vacío de autoridad.
“Cuando desaparece el Estado aparece la tribu”, habría escrito Azaña. Por tanto en el Perú han aparecido tribus, tribus que tienen como característica el capitalismo más primitivo. Hay tribus mineras aparecidas gracias también a los altos precios del oro y del cobre. Entonces, también en nombre de la convivencia, hace falta un pacto político para que las tribus pasen a la polis o en todo caso reducirlas a la mínima expresión. Porque corremos el riesgo de que en el Congreso del 2026 las tribus estén representadas por tributarios o por sus representantes directos.
Hoy hay congresistas que protegen y defienden los intereses informales, entre ellos los mineros. Este pacto político, aunque suene vacía la propuesta, debe definir las líneas rojas impasables y evitar a toda costa que los mineros ilegales tengan intervención directa en la política nacional. De hecho, hoy lo tienen.
Pero este también es un pacto político. Un pacto que permita la convivencia porque en todo caso se pone en riesgo la propia existencia de la República. Porque hasta cierto punto es tolerable el minero que quiere formalizarse; y está bien darle espacios y tiempos si es que así lo quiere. Pero lo intolerable es aceptar la minería ilegal que todo lo corroe.
En Medillin sucedió con la coca y el narco. Pero si bien el oro no es cocaína, el mineral ilegal si resulta intolerable. Necesitamos entonces un gran pacto contra la minería ilegal. Y debe ser ahora, porque mañana será muy tarde.
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